Reseña: ASATIA

O LA AUSENCIA DE UNO MISMO EN SU PROPIO SUEÑO

Soltar todo y largarse. Qué fascinante
volver al santo oficio de la veleta,
desnudando la vida como un bergante
y soñando que un día serás poeta.
Silvio Rodríguez

reseña-asatia

Fredo Godínez (@AlfiePingtajo)*

I

Una joven mujer con un estuche de chelo y ropa casual, un hombre en pijama con bata y bajo el brazo una laptop, un sillón, una alfombra y un par de sillas son los elementos que se vislumbran en el escenario y que me reciben al ocupar mi banca en el teatro.

Acto seguido, presenció -a lo largo de sesenta minutos- una historia que por sencilla sé que fue compleja en su gestación.

La obra cuenta la historia de Paula, una joven estudiante de música que se especializó en el chelo. Y cuyo sueño, siempre ha sido tocar algún día para la Filarmónica de Berlín. Toda su energía y vida ha sido invertida para conseguir ese sueño. En el camino ha sacrificado familia, amigos, vida social y amorosa; pues nada es más importante que lograr ser una chelista en tan prestigiada Filarmónica. Empero, la vida, dios, el diablo o sepa qué o quién chingados, le tienen destinada a Paula una vuelta de tuerca que la obligará a escoger entre seguir sacrificándose en pos de su sueño de toda la vida o aceptar el exquisito regalo que le han puesto en bandeja de oro.

II

Conforme avanza la obra no sólo me va atrapando por las estupendas y redondas actuaciones de Verónica Bravo y Eduardo Orozco, sino que también me voy sintiendo identificado con la travesía interna y externa que está teniendo la protagonista de la historia. De pronto, en lugar de que Paula esté hablando y actuando, siento que soy yo quien está en el escenario ofreciendo mi historia a unos cuantos desconocidos.

Son casi tres años los que tengo viviendo un sueño: habitar en la Ciudad de México y formar parte de la Secretaría de Cultura. Una vez que mi primer sueño de jugar con el equipo de mis amores y frustraciones: el Puebla de la franja se desbarató; nació otro: convertirme en escritor y en un destacado miembro de la cultura poblana y mexicana. “Asatia” de pronto es el espejo en el que no me atrevo a mirarme y preguntarme: ¿en qué lugar estoy parado? ¿Cómo llegué a ese lugar? ¿Ha valido la pena todo lo sacrificado en afán del sueño que estoy viviendo? ¿Si esto es lo que siempre busqué, por qué siento –siempre- que no basta con lo alcanzado hasta ahora? ¿Por qué no soy del todo feliz? ¿Soy yo el que sigue viviendo el sueño que tanto quise o acaso son mis ruinas las que lo habitan?

III

Durante los casi tres años que llevo viviendo en la Ciudad de México, he visto todo tipo de Teatro; la cartelera teatral de esta ciudad es rica en estilos, estéticas, géneros e historias. Empero, pocas son las obras que contienen entraña y que buscan reflejar la condición humana y, sobre todo, que le cuenten al espectador historias cercanas a su día a día.

“Asatia” lo logra y con profunda redondez.
“Asatia”, de una manera sencilla, nos ofrece una ficción que contiene todo: amor, esperanza, miedo, sensación de vacío y abandono, desolación.
“Asatia” nos recuerda que vida sólo hay una y habría que vivirla de la mejor forma que nos plazca como individuos y sin importarnos el qué dirán.
“Asatia” es el lugar en el que todos hemos habitado y pocos hemos logrado salir.
“Asatia” es un viaje interno.
“Asatia” es el lugar donde existe un héroe, un villano y una princesa a quien rescatar: uno mismo.

IV

Muchos dramaturgos, directores y actores se han preguntado por qué hay demasiadas butacas vacías en los foros en los que presentan sus obras. Factores hay muchos, desde una pésima labor de difusión, hasta unos costos lejanos a la realidad del bolsillo promedio del mexicano, pasando por un pésimo desconocimiento del target que su obra tiene. Empero, el más importante tiene que ver con el contenido. Como espectador disfruto de obras que me cuentan una historia palpable, tangible. Historias lejanas de toda pretensión y que me permitan conocer los más agudos miedos del dramaturgo y sus más oscuras pasiones; obras que le permitan a los actores ser “otros” sin dejar de ser “ellos”; obras cuyas historias puedan pasar en Londres, pero sentir que pasan a la vuelta de mi casa o mi propio cuarto.
Quizá, a muchos dramaturgos les hace falta leer un libro de Italo Calvino: Seis propuestas para el próximo milenio.

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Ahora está en temporada hasta el 23 de febrero aquí

 

*Gestor cultural y poeta en sus ratos libres.

**El texto publicado es responsabilidad de su autor.
DISTRITO TEATRAL es el amigo que te recomienda qué ir a ver de la cartelera teatral no comercial en la Ciudad de México. Creemos en el poder de la cultura para transformarnos al dar sentido a lo que vemos. #Amamoslacultura y #vamosalteatro a descubrir qué vale la pena ir a ver, compartir, recomendar y conversar de ello. También entrevistamos a figuras clave de la escena en la Ciudad de México.

 

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