Jacinto y Nicolasa ¿Para quién es la justicia?
Por Artemisa Tellez (@artemisatellez)*
Dos personas que no se conocen. Dos caminos que nunca se tocan. Una sola identidad. Un mismo destino. Jacinto cometió un crimen. Su comunidad le exige ponerse en manos de las autoridades. Nicolasa perdió a su hijo a manos de un grupo armado, no sabe siquiera dónde buscarlo. No se tienen siquiera el uno al otro. Tienen cientos de testigos, no tienen por interlocutor a nadie, no hay una sola persona que se ocupe de lo que les pasa a los pobres, de lo que les pasa a los indios. Dos diálogos de sordos, la repetición absurda de la tragedia cotidiana, el sufrimiento estóico de quienes se han acostumbrado a no contar para nadie. Vértigo.
Jacinto y Nicolasa es una tragedia a la mexicana llena de belleza y maravilla, de realismo mágico, de certezas perdidas; es un drama que se teje entre los huecos y los vericuetos de nuestro sistema de justicia que aborda con inteligencia y sencillez el tema -aunque vigente, sistemáticamente invisibilizado- del indigenismo en México.
Original de Camila Villegas y dirigida con gran sensibilidad por Alberto Lominitz, Jacinto y Nicolasa más que una puesta es una propuesta escénica que nos obliga a mirar con ojos nuevos conflictos con los que vivimos todos los días.
Una obra entrañable que vale la pena conocer, recomendar y ver más de una vez.
*Escribidora, tallerista y teatrohólica
(Reseña escrita en su temporada en mayo 2015 en el Círculo Teatral)