MI PAPÁ NO ES SANTO NI ENMASCARADO DE PLATA

“Lo popular no conoce el deseo, sólo placeres.” Roland Barthes.
Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

mipapahelenico

El Foro la Gruta se encuentra ubicado en una de las colonias más caras del Distrito Federal. La Guadalupe Inn, está cerca del centro de San Ángel, la Parroquia de San Sebastián Chimalistac, entre otros. Si uno conoce bien la zona, sabe que estos barrios no son populares y sí muy exclusivos. Así que la idea de esta producción sobre generar un “teatro de barrio para el barrio” es poco congruente. Tal vez el eslogan más correcto sería: “hacer teatro en los barrios en búsqueda de institucionalizarse”.

En teoría la obra trata de Axel y David, dos jóvenes quienes se preparan para ser boxeadores. El padre de Axel ve reflejado en su hijo su pasado y sus miedos. David, un joven graffitero quien quiere conocer quién es su padre, es entrenado por su madre quien le esconde la identidad de su padre. La realidad es que vemos a un padre agresivo, melodramático, que lastima a su hijo Axel para que gane, cosa que nunca sucede. Me pregunto, ¿cómo un boxeador que siempre pierde puede llegar a las finales? También, en medio de la nada se nos es revelado la historia de amor entre los padres de estos dos muchachos, así como un secreto que jamás fue esperado por el espectador.

Si bien es cierto que “Mi papá no es santo ni enmascarado de plata” se creó en los talleres que se imparten en Carretera 45, ubicado en la Obrera, esta obra no pretende realmente un encuentro con los jóvenes del barrio. De ser así, su reestreno hubiese sido en una zona marginada y con precios más accesibles. Esto es sólo para señalar la falta de congruencia por parte de sus creadores.

Por otro lado, se nos vende una obra donde la liberación del yugo paterno y materno es el centro de la trama. Por lo que estos dos jóvenes deben de luchar en contra de todas las normas sociales establecidas para lograr su propia identidad, superando así la pobreza y los ideales que sus padres tienen respecto de ellos. Por ello el ring, el box, para mostrar la lucha entre dos cuerpos en igualdad de circunstancias y liberarse de toda atadura.

Sin embargo, esto jamás sucede en escena ni en la dramaturgia. El texto de Antonio Zuñiga es endeble, puede ser golpeado por todos lados, y no podrá sostener una estructura ya que no rompe con ningún paradigma. En la realidad, lo que nosotros vemos en escena son a dos jóvenes poco relacionados con el box y el graffitti; una historia de amor entre una mujer y un hombre que jamás se nos anuncia a los espectadores, cuerpos flojos que no tienen idea del combate escénico. Todo, absolutamente todo, aparece, se conflictúa y resuelve de manera fortuita. No existen personajes humanos enfrentándose a su humanidad ni a todas estas dudas que conlleva el dejar el barrio, oponerse a sus padres y ser uno mismo.

La puesta en escena es poco arriesgada, y eso se muestra en su escenografía que expone un gimnasio de box típico con graffitis de película gringa. Hubiese sido necesario que el grupo de creativos en esta obra hiciera un estudio de lo que es en realidad el mundo del boxeo, el graffiti, la existencia humana y el barrio. No por hacer teatro o impartir un taller en el barrio te hace conocedor del barrio.

Mi papá no es santo ni enmascarado de plata
Dirección: Sixto Castro Santillán.
Dramaturgia: Antonio Zuñiga.
Elenco: Erandeni Durán, Christian Cortés, Julian Estreada, Dravid Bravo o Alexis Briseño.
Diseño de escenografía e iluminación: Natalia Sedano.
Sábados y domingos 13:00 hrs
Hasta el 28 de febrero
Foro Carretera 45 Teatro
Juan Lucas de Lassaga No. 122. Col. Obrera.