BÁRBARA PERRÍN: ESCRIBE MEJOR DE LO QUE ACTÚA

Peligrosamente distraída, esta dramaturga tijuanense nos comparte sobre su vida entre la dramaturgia y la creación de marcas, y cómo fue el proceso para escribir “Todos los peces sobre la tierra”

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Barbara_Perrin_Rivermar

Bárbara Perrín encuentra en lo que le rodea detonadores de inspiración. Puede ser cualquier cosa: “una caricatura, alguien con quien platiqué en la mañana, de todos lados”, me responde ante la pregunta incómoda de los referentes. Una pregunta que le quiso hacer Fernanda del Monte cuando se la pedí.

Aunque no va al teatro “tanto como debería”, le importa que le mueva el corazón, “si me incomoda está chido. Cuando sales del teatro, y ves al otro [tu acompañante] y no sabes qué decirle. Y tienes que procesar para decir algo tan simple como «estuvo chida ¿no?» Ese momento de desconcierto, de que una obra te mueva el tapete es muy importante. A mi me gusta más la producción por el tema de la publicidad. Me gusta lo vistoso, me gusta que haya luces, escenografía, escándalo. Pero ese ya es mi gusto personal. Si llegan a escarbar en tu corazoncito y nada más lo hicieron con una silla… ah, se súper agradece. Pero lo que no puedo perdonar jamás es que nada más usas una silla y ni siquiera te mueven algo. Es como «por favor amigo, dame algo»”, aclara.

 

Escribir teatro y hacer publicidad

Intenta no actuar porque escribe mejor de lo que actúa. “A la hora de escribir y generar marcas he encontrado muchas cosas en común. Me dicen «¿Cómo que haces teatro y haces publicidad? ¿Qué tienen que ver el teatro y la publicidad?» Hasta la palabra lo dice, el maldito público, todos trabajamos con público. Trabajamos con llegar a las emociones y a lo más profundo del cerebro de otro. En publicidad, normalmente, mi objetivo va a ser que me compres producto o servicio, y en el teatro va a depender a qué partes del cerebro del público quieres meterte. Se llega de maneras muy similares: creando personajes.”

Para ella, crear una marca es crear un personaje. “Un personaje y una marca tienen que estar desarrollados con mucha congruencia. No puedes cambiarles las voces. No puede actuar de una manera y luego de otra, a menos que la naturaleza de este personaje o marca sea versátil. Tienen que mantener estas características para que uno, me la creas; y dos, me lo compres. Este es un proceso que me emociona mucho: construir marcas-personajes. Así le digo yo cada vez que se lo vendo a alguien. Y mis procesos para construir tanto uno como otro suelen ser similares…”

Lo que le entusiasma de todo el proceso de escribir es construir los universos. Y guarda en su carpeta “esto no es literatura”, cosas que le gustaron sólo a ella. “Es un juego donde yo puedo hacer un universo del tamaño, forma o color que yo quiera; ponerme mis propias reglas, cacharme cuando las estoy rompiendo.” La obra que considera que mejor le ha quedado, y que es su favorita, es una de vaqueros. Le encantan los Westerns, le encanta Clint Eastwood. “Medio escribo, puedo defenderme haciendo un universo de vaqueros. Voy a divertirme. Generé, después de mucha investigación que también es muy padre, este universo vaquero donde hay mineros, balazos, caballos. Es maravillo verlo edificarse tanto en el papel como cuando ya lo ves en escena y dices: «el universo funciona. Aquí está sucediendo la magia.» Cuando te compraron la convención ya estás del otro lado.”, comenta.

 

Trabajar con Gina Marti y Alejandro Ricaño

La conocí por el texto “Todos los peces sobre la tierra” que se estrenó en el Teatro La Capilla en 2016. La actriz Gina Martí le solicitó este texto. “Le eché muchísimo de mi cuchara a pesar de que era la historia de Gina”, recuerda.

“Gina me busca y me dice: “Oye, pues te tengo una historia, y me gusta cómo escribes. Me gusta que le pones un poco de humor a todo.” Es cierto, trato de hacerlo. Y entonces me cuenta la historia más triste que he escuchado en mi vida. Pensé “¿qué te pasa? ¿Cómo le voy a meter humor a esto?” Estaba al borde del llanto. Pero caí en la cuenta de que la única manera de hacerlo un poco más ligero era alejándolo del mundo real porque si lo bajaba iba a ser demasiado devastador y azotado. Y a mi me choca lo azotado. Decidí usar elementos de un mundo fantástico, y este tipo de ambigüedades como que el papá es un “viejo lobo de mar”. Una expresión de un hombre con experiencia pero qué tal si sí es un viejo lobo de mar. De ahí pa´l real fue mucho intercambio y retroalimentación.”

“Todos los peces sobre la tierra” les permitió hacer una exploración sobre el duelo. Antes de pasar al proceso de dirección, Barbará recibió notas de Alejandro Ricaño. “Me hizo recortarle mil y un cosas, y tenía toda la razón. Era una de estas cosas que guardé en mi carpetita “esto no es literatura”. Y quedó así el texto. En el camino Gina y yo nos hicimos muy amigas.”

 

¿Cómo es una vida bella?

Escribe con cierto impulso. No quiere cambiar al mundo, “al menos no de la forma tradicional”, quiere generar un placer al espectador o al lector, aportar la belleza, el disfrute. “Ver un espectáculo a partir de un texto mío y que lo disfrute.” Bárbara tiene convicción en la belleza. Incluso recuerda la frase de la decoradora de interiores Elsie De Wolfe «voy a ser bello todo lo que me rodea». “Esa linda frase funciona a todos los niveles. Quiero que lo que me rodee y genere sea bello, no sólo a nivel profesional. Siempre es un objetivo utópico. La belleza en el espacio que me rodea, y tratar que esta aura de belleza llegue tan lejos como se pueda. Que mis estén bien escritos, sean montables, que digas «qué belleza, esto es un poema». Tratar de forma bella a las personas: promover un buen servicio al cliente donde sea una experiencia agradable, hasta ser gente decente con tu familia y las personas más lejanas. Es mucha atención a los detalles.”