El autor

Por Viridiana Nárud

Tim Crouch es un dramaturgo inglés que apuesta su obra en el proceso de la audiencia más que en el proceso actoral. Al hacer esta reflexión (proceso distinto a la refacción) la atención y estructura dramática no se basa en el arco dramático de los personajes sino en el arco de transformación de la audiencia. En esta obra dirigida por Benjamin Cann también se anuncia la ausencia de escenografía y de iluminación, sin embargo, esta premisa no parece ser cumplida ya que existe una escenificación de la escena a través de sillas y una iluminación general que a veces nos distrae y nos hace preguntarnos qué significado puede tener el objeto. Al final, es natural para el espectador tratar de descifrar todo aquello que se le da en la escena para descifrar el final de la obra.

Se dice que ante la negación de algo existe una afirmación, al negar la teatralidad existe también una convención que no se aleja de un objetivo impuesto ya sea por el autor, el director o los actores que desean llegar al final de la escena para que el espectador viva aquello que se promete y plantea. Cuando Miguel Santa Rita irrumpe en el acto lo hace desde una teatralidad y afirmación de lo maravilloso que es el teatro, en la convención de como si fuera un espectador, sin embargo, cuando cuestiona al espectador lo hace desde la actoralidad, la brevedad y sin poner en riesgo su premisa. ¿Cuándo es en realidad partícipe el espectador? ¿Es tomado el espectador como un objeto para cumplir un fin dramático por parte del autor?

La obra dramática parte desde una serie de afirmaciones que clasifican las ideas y en donde no hay duda de aquello que se enuncia. ¿A caso no es más fácil asumir una verdad que cuestionarla? Mis interrogantes serían: ¿Por qué sólo tratar de poner en juego a la audiencia? ¿Por qué no también lo escrito, lo dirigido y actuado? ¿Cuándo hay realidad o ponerse en riesgo, más allá del control que nos permite la escenificación y el objetivo último de la obra: llegar al final?

El Autor es una obra perturbadora que tiene como objetivo que el espectador viva una transformación dramática, es un ente vivo dentro de la escena y por eso la secuencia lógica de la creación de los personaje no es tan relevante como aquello que vive la audiencia. Esta obra cumple en poner en el centro a la audiencia, aunque en los cuestionamientos que plantea como: “¿No te encanta esto? ¿No es hermoso?”, refiriéndose a lo que uno ve en escena. Sin embargo, ¿por qué no esperar la respuesta diciente? Habemos muchos que no creemos que el acto teatral sea hermoso y tampoco nos encanta, mas ¿por qué asistir a él si no encontramos la belleza? ¿Por qué no esperar la respuesta orgánica del espectador? ¿Por qué sólo seguir las líneas y objetivo?


Se presenta en el Foro Shakespeare hasta el 30 de enero. Viernes 8:00 pm, sábado 6:00 pm y 8:00 pm, domingo 6:00 pm.