¿Cómo fue que perdí el hábito de ir a ver teatro?

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

 

“Ya casi no tenemos cortesías, escríbenos pronto para entrar sin costo”, me llevó a pensar en los hábitos del teatro: ir al teatro, pedir cortesías, ofrecer cortesías, pagar entradas al teatro, conversar después del teatro e incluso reseñar obras de teatro. Todos son hábitos que pueden cambiar con el tiempo.

 

Últimamente me he estado preguntado cómo fue que mis idas al teatro fueron disminuyendo poco a poco. Me pregunto también si perdí el hábito de ir a ver teatro o ha sido sólo por mero desconocimiento de la comunidad teatral local.

 

Ofrecer una cortesía o no ofrecerla; decidir ir al teatro un día o no, parece insignificante; pero en cuestión de hábitos se acumula con el tiempo y se hace más evidente: personas esperando tener cortesías para ver teatro o, como yo, dejando de ir al teatro frecuentemente para pasar a ser del grupo que va una o dos veces al año.

 

Si los efectos de nuestros hábitos se multiplican cada día que los repetimos, entonces, ¿qué queremos ser? Si se quiere vivir del teatro, entonces ¿cómo ayuda a esa meta el ofrecer cortesías?

 

Si se quiere tener tiempos libres reflexivos y abrir conversaciones significativas ¿cómo las opciones en cartelera me ayudan en eso? ¿Qué busco al ir al teatro, leer un libro o ver una película?

 

Cambiar las dinámicas que no aportan a lo que anhela el gremio teatral o tener más presente al teatro y la cultura en nuestras vidas depende tal vez de nuestras pequeñas acciones diarias: ofrecer una cortesías o no, consultar la cartelera o no.