Por Diego Espitia / Foto: Fabián Bezun
La apuesta es arriesgada, y en ello estriba su valor y su interés. En 2023 difícilmente haría eco para los niños pequeños una fábula sobre una niña que, al hacer poco caso de las instrucciones, es cazada por un lobo, que la engaña simulando ser su abuela. Ya no hay ningún bosque, ningún lobo, ninguna abuelita ni ningún cazador que salvará al final la historia. La realidad es profundamente distinta para una buena parte de los niños que hoy tienen 3 o más años (el público sugerido) en nuestra gran y compleja capital. Así pues, “Un par” es un juego teatral novedoso, una propuesta que abandona casi totalmente el diálogo, la moraleja directa, incluso los clásicos estímulos visuales y auditivos que uno esperaría en una obra infantil.
Y sin embargo hay más de lo que a primera vista se observa. La interacción de dos personas, que parten de la imitación (casi visten igual) a la emancipación de la individualidad en cada uno. Empiezan como un par indistinto, pasan por un par distanciado y casi enfrentado, hasta entender que el respeto, la generosidad, la empatía, y por qué no, el afecto, son las mejores herramientas que tenemos para vivir en armonía en un mundo que nos ofrece una estrecha casa, y pocos y valiosos objetos para compartir.
Al final es un juego teatral, es el tono que logran. Una apuesta por la intuición de los niños, que podrán saber prescindir del diálogo y dar un salto imaginativo a través del elaborado trabajo escénico, hibrido por momentos entre la danza y la mímica, de Adrián Hernández y José Agüero (también responsables de la dramaturgia y la dirección), fundadores de la compañía “Teatro al vacío”, que nos presentan así “Un par”, en el teatro Xavier Villaurrutia, en el Centro Cultural del Bosque, hasta el 20 de agosto, sábados y domingos a las 13:00 horas. Sin duda una experiencia interesante para niños y adultos.