Oliva Olivo. Adicta a los patanes

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Tenía ya siete meses de no ver una obra de teatro en vivo. Si bien sabía del circuito de obras que estaba recibiendo Patio Petul, no había podido coincidir mi tiempo libre con alguna de ellas. Esta vez pude ir a ver “Oliva Olivo. Adicta a los patanes” no sólo por eso, si no porque quería conocer lo que el Centro Cultural Helénico estaba trayendo a la ciudad en la que elegí vivir desde 2017.

Oliva es una mujer que tras fallidas relaciones amorosas acepta que tiene un “problemita”: es adicta a los patanes. Convencida de que ha superado a Popeye, debuta como coach y líder espiritual. Por eso, somos parte del grupo de personas adictas a relaciones tóxicas para recibir su tratamiento de sanación emocional. Su lema: “Sé honesto, habla de ti”. ¿Por qué nos atraen esas personas que se envían mensajes con otras cuando están con una? ¿Qué nos lleva a creer que esa relación “puede ser mi última oportunidad”?

La obra dirigida por Andrea Maliachi es interpretada por Paulina Guisa, y al frente del teclado está Christian Navarro como Teclas. Este espectáculo retoma al personaje de tiras cómicas y cortometrajes de dibujos animados creado por Elzie Crisler Segar en 1919 para Thimble Theatre. Usa el humor para criticar las relaciones codependientes y las distintas maneras en que se intenta superar a un patán… hasta recibir una llamada del susodicho.

Paulina Guisa aparece vestida con la característica blusa roja del personaje animado con la diferencia de que su falda negra tiene una abertura lateral que deja al descubierto un poco más que sólo la pantorilla. Por otro lado, Christian Navarro porta un traje de marinero. Nos hacen sentir parte de su tripulación. La puesta en escena libera carcajadas de quienes asisten e incluso requiere de su participación, como en el ritual de vudú para causar algún mal al susodicho (de Oliva).

¿Qué alimenta el deseo de venganza y de hacer daño a quien causó dolor? El personaje de Oliva Olivo nos embarca en su método, en los recuerdos de amores tóxicos a la vez que nos muestra que al ser humano no le importa hacer el ridículo con tal de sentir que es alguien, que no estar solo en este mundo.

El espectáculo de Regordet Cabaret se presentó en Patio Petul, en San Cristóbal de las Casas, gracias al Circuito Nacional de Artes Escénicas Chapultepec: Teatro y Espacios Independientes, a través de la Secretaría de Cultura y el Centro Cultural Helénico.

¡Violencia!, el ideal de amar

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Me pregunto qué es lo que nos lleva al teatro y nos emociona. ¿Su manera superficial de mostrar la vida o por su profundidad? Durante algún tiempo he sido espectadora sin encontrar mucha emoción. Pienso que el teatro, como toda arte, nos regresa a la vida. En esta ocasión fui a ver “¡Violencia!” una obra que narra la historia de una joven que ha encontrado el desamor y se ha entregado a la depresión.

Al inicio de esta obra un breve prólogo nos indica que está dedicada a la madre quien cree que su hija fallaría. El amor alberga en nosotros los más profundos ideales, nos eleva como dioses y al desaparecer nos regresa a nuestra ordinaria humanidad. La ruptura con el otro simboliza nuestra propia muerte. La eclosión de lo que jamás volveremos a ser.

La obra dirigida por Diana Sedano apuesta por una estética que trae a la Compañía Nacional de Teatro ese toque fresco que acerca a jóvenes audiencias. La dramaturgia de Valeria Loera está animada por una comedia que simula un humor negro el cual nunca logra atravesar.

Los conflictos que se exponen son dos: la ruptura con la expareja y la madre siempre protagonista y joven. “¡Violencia!” no encarna el papel de una mujer fuerte actual, suplica por la compañía de un hombre que atienda sus fantasías más elevadas acerca del amor, pero no sabe mirar al otro. Quizá por ello el ideal de amar a un ser goma es más placentero que aprender amar al otro con virtudes y desaciertos.

Amar es un arte que nos refleja, ilumina, revela y eleva para hacernos caer es los más oscuros círculos de nuestro propio infierno, sin embargo, Violencia pareciera que nunca supo ver más allá de sí misma. Por ello, el “amor” por un muñeco inflable se vuelve avasallante, porque él no reflejará de ella mas que el ideal que tiene ella de sí misma y es ahí donde lo que se enuncia como amor no es más que un ejercicio del ego.

“¡Violencia!” se mantiene en la superficie del absurdo, del humor negro, del amor, de los demonios y la lujuria, quizá en ello radique su éxito, porque por el momento sea necesario mantenernos en la superficie y no arrastrarnos a la caverna más profunda.

La coproducción entre el Centro Cultural Helénico y la Compañía Nacional de Teatro se presenta en el Foro La Gruta, los martes a las 20:00 hrs, hasta el 13 de diciembre.

Pancho Woyzeck: una obra incómoda

Por Viridiana Nárud

Luis Ernesto Verdín se caracteriza por ser un actor que dimensiona el espacio escénico desde distintas perspectivas, siempre acotándose a él. En esta ocasión el actor habita el hecho escénico desde dos distintas perspectivas: como dramaturgo y director y es por ello que encontramos en esta obra Pancho Woyzeck el semillero de lo que será su nueva faceta.

Analicemos la dramaturgia en primer orden para conocer los aciertos y desaciertos que comete el creativo. Pancho Woyzeck está inspirada del dramaturgo Georg Büchner titulada Woyzeck, en la obra original del alemán, se trata de hacer denuncia a un sistema capitalista oprimente y que quita toda dignidad al que se encuentra en la clase más baja. Siguiendo esta lógica, el personaje creado por Luis Ernesto sigue la decadencia y falta de dignidad por parte de un superior.

Pancho Woyzeck es un hombre miserable que vive en la miseria, con una mujer que ha perdido la razón desde la enfermedad de su hijo; su jefe, un líder religioso que se presenta cada semana en un programa de televisión le invita a formar parte de él para exhibir al mundo la decadencia en la que vive. Este Woyzeck muestra la lucha desencarnada en la actualidad por quince minutos de fama y cómo algunas personas se encuentran dispuestas a lucrar con el dolor y mísera del otro sin importar que representen una institución religiosa.

El encadenamiento de las escenas y su estructura nos sumerge a una atmósfera cada vez más siniestra en donde el humor negro es protagonista y se encuentra muy bien armado, sólo que se pierde por dar prioridad al drama de los personajes, yo le diría al dramaturgo que cediera paso a la comedia sórdida que le es natural. Creo que es uno de los mayores aciertos en la trama y sería muy grato para el espectador que a partir de la risa que libera también sea juez y parte para él.

Respecto al uso del espacio escénico: utilizar la antesala previa al foro y la parte superior al foro para video proyecciones, me parece arriesgado y no por ello desafortunado, sin embargo, en qué enriquece a la trama este juego. ¿No sería mejor ver las video proyecciones en el mismo nivel que sucede la escena en lugar de un fondo verde?

Respecto a las actuaciones: Existe comprensión por parte del elenco respecto al tono del texto y es por ello que el humor negro que en él se genera queda muy bien marcado y las risas del público responden a los estímulos generados por los actores.

En general la obra Pancho Woyzeck mantiene la denuncia, la perversión del opresor y el placer que éste siente al pisotear la dignidad humana. Al espectador, lo pone en un lugar incómodo al volverlo vivo y partícipe de la obra. Por momentos nos sumerge a esa realidad de los programas en donde el público es testigo de las vejaciones por parte de los conductores en contra de los invitados, un ejemplo de ello es la “Señorita Laura”, que somete a su público a ser testigo de la humillación pública de un ser humano y nadie dice nada.

¿Hasta dónde se puede llegar por un like, por rating, por fama? Hoy, en la era de la telecomunicación, en donde tenemos múltiples plataformas de exhibición de nuestra propia vida que alimenta el morbo ajeno, Pancho Woyzcek, podría ser uno de nosotros, en donde el hostigador es también uno mismo con tal de recibir un like o nuestros quince minutos de fama. Pancho Woyzeck es una obra incómoda por los temas que aborda y porque en la actualidad se da prioridad a lo “correcto” sin entender muy a bien lo que esto signifique. Esta obra te hará reír y sentir incómodo por esa misma risa.

¡Dolores! Un espectáculo total

Por Viridiana Nárud

Dolores es un espectáculo que forma parte del Festival Al Alma, desde Francia, el cual tiene como propósito la itinerancia y dar a conocer obras de Francia a México. En el caso de ¡Dolores! Un espectáculo total, podríamos pensar que el lenguaje es una manera de unirnos en la comunión del arte y que al no conocer del todo un idioma nos podemos perder un poco en la interpretación. Sin embargo, ¿qué es lo más importante: lo que se dice o lo que se siente?

Dolores es una mujer interpretada por Jean Christophe Coutaud, la cual a través de una conferencia habla y piensa acerca del flamenco, de su dolor y lo que significa este arte. A través de viajes a distintos países dentro de la imaginación de la personaja, podemos conocer los amores de Dolores y cómo se ha entregado a ellos sin dudar jamás en la fuerza del amor.

¡Dolores! Un espectáculo total nos hace reír en el absurdo, nos hace pensar en cómo los actores viajan de un continente a otro y nos muestran su cultura, su manera de hacer teatro, cómo visualizan a otras culturas y cómo a través de la risa nos liberan de nuestros agobiantes días. Sin duda, esta obra muestra un poco de la cultura y teatro de este país invitado. Nos permite valorar la itinerancia dentro del teatro, el valor de viajar ligero para hacer teatro.

Al final del espectáculo, Jean Christophe Coutaud quiso terminar su obra con un acto político: recordando que es nuestro deber hablar con nuestros políticos y comunidades acerca del cambio climático que nos asecha. Un aplauso al esfuerzo de Alain Ramírez Méndez en la gestión y al equipo del Teatro La Capilla que abren sus puertas para acercar al público de este recinto no sólo obras sino culturas diferentes y divergentes.

Tebas land: la realidad y la ficción parecen confundirse

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Durante algunos días he dudado en publicar o no una crítica acerca de esta obra. ¿Qué tan objetiva puedo ser cuando una comienza a admirar el trabajo de un artista en escena? ¿Qué tan objetiva puedo una mantenerse? Sin embargo, para aliviar estas dudas me he dicho que no existe mayor objetividad que la subjetividad del sujeto que observa. Además, lo importante en el hecho teatral no es lo real, sino la verosimilitud.

Al término de esta obra mi acompañante me dijo: “Esto no puede ser posible, las reglas del teatro penitenciario sí permiten esto y aquello”. Entonces, la pregunta que surgió fue: ¿Es importante que se enuncie bajo juramento de decir sólo lo real y sólo lo real en el teatro, o es más importante que la ficción cree sus propias reglas y haga verosímil su propia ficción? En realidad, no tendría que pensarlo mucho, Aristóteles nos da la respuesta.

Aclarado este punto comencé a analizar la dramaturgia y su dirección. La dirección de Mauricio Lozano se ciñe mucho a lo marcado por el dramaturgo y nos recuerda que a veces lo más sencillo es lo mejor. Esto no quiere decir que al encontrarnos con una jaula que contiene una cancha de basquetbol y encierra a un hombre dentro del foro no cause sorpresa y claustrofobia.

La dramaturgia de Sergio Blanco nos recuerda un poco a Pirandello: las problemáticas de la interpretación y la vida del personaje en busca de una voz, también es la idea de la multiplicación de ese “Yo” que renace ante cada puesta en escena. Tebas Land es una obra dividida en actos en donde los personajes se desdibujan a través de una trama en donde la realidad y la ficción parecen confundirse, sin embargo, la única que en realidad existe es la segunda. La idea del parricidio, un crimen que altera todo orden cósmico y designio de los dioses, se presenta cómo una duda que nos hace cuestionar si el culpable no es sólo una víctima de la circunstancia y de decisiones que lo condenaron a su destino trágico.

La obra no sólo tiene una temática fuerte, también cuenta la historia de los menos desfavorecidos, como los condenados sociales que pagan crímenes en la cárcel. Empero, existe algo que interrumpe la progresión dramática: cuando el autor corta las escenas para recordarnos que es él quien ha creado la historia. Tebas Land es genera un dilema en donde la ficción y acción dramática es interrumpida por la idea. ¿Qué es más emocionante?: ¿La creación de una ficción ininterrumpida que nos lleve a un clímax y redención en el teatro o la idea que nos lleva siempre al humor y la ironía?

La persona deprimida: contar una buena historia

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Cuando leí el título “La persona deprimida” en lugar de sentir atracción por verla, creí que sería un dramón que me haría llorar toda la obra. Fue una sorpresa cuando de pronto en el escenario veo a una mujer (Carolina Politi) presentándose de manera ordinaria, con una sonrisa que apenas se esboza en su rostro. La luz cenita sobre ella y una silla es todo lo que necesita para contar una buena historia.

La persona deprimida es un monólogo que habla de manera disociada del sujeto que vive la depresión. Narra cómo el divorcio de los padres marcó su infancia, la estúpida batalla legal entre ellos que deja a su hijo como intermediario de los dimes y diretes entre estos dos adultos. La culpa de la existencia crea raíces en la psique del personaje y después de años de terapia comienza a cuestionarse quién podría haber sido si no tuviera miedo que el afecto por las otras personas pueda lastimarla o abandonarla. El miedo de sentir, de mostrarse tal y cómo es la aísla en la soledad dejando a su psiquiatra como único amigo y guía.

En la actualidad el psicólogo o psiquiatra ha tomado ese papel que en la antigüedad pertenecía a los sacerdotes, son guía espirituales que nos abren el mundo de una verdad oculta que se repite en nuestras vidas y que nombramos complejos. Esta relación ha generado que dentro de las narrativas el psicólogo tome también un papel fundamental en el desarrollo del personaje.

La actuación de Carolina Politi es contenida, no interpreta a un personaje a punto de un colapso nervioso que se sostiene endeblemente dentro de su psique, cualquier cosa podría derrumbarlo y terminar en una escena suicida, sin embargo, se sostiene en pie, tratando de sobrevivir a los aspavientos de la vida.

El autor, David Foster, quien murió de ahorcamiento, podría hacer un guiño a lo que fue su vida y esto dimensionar la obra a un nivel más profundo. El director Daniel Veronose nos recuerda que en un monólogo, para contar una buena historia, es imprescindible un buen texto y una excelente actriz que entienda el poder de lo que enuncia en escena. Menos es más y lo hace con maestría.

La persona deprimida es una obra que cuestiona esta enfermedad, que no sólo señala sino invita al espectador a ver dentro de sí mismo, lo que siempre es peligroso. “El análisis no es para todos” diría mi doctor.

Al salir de la obra me detuve a escuchar los comentarios de las personas. Dentro del público había personas que asistieron a ver el monólogo por dos ocasiones. Una de ellas decía: Ahora lo interpretó diferente, hizo algo distinto. A lo que su compañera respondió: No, nada ha cambiado, sólo tú.

Madre coraje y sus hijos: los estragos de la guerra

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

La guerra deja sin hogar a los más pobres y a los ricos aún más ricos. Lo importante en este arte no es el pueblo ni la soberanía de éste sino el poder de quien gane, así es como se crean las grandes naciones. Madre Coraje representa a ese personaje que queda en medio del terreno de guerra y quien hace de la guerra un negocio que le permite vivir de manera miserable. También es una de las obras más representativas del dramaturgo Bertol Brecht.

Esta obra mantiene su vigencia ya que la guerra parece no tener fin. El propósito de Madre Coraje es demostrar al mundo los estragos de la guerra en el mundo de los marginados, de esos que quedan varados en medio de las trincheras y deben sobrevivir del comercio o lo que se pueda.

El elenco conformado por la compañía Telón de Arena nos recuerda la intensidad de la actuación tan necesaria, nos abstrae de la realidad y nos lleva a ese mundo que el autor quiso recrear ya sea por venganza de haber sido exhiliado de su país natal (Alemania) o como crítica a las guerras en donde los daneses mataron a católicos.

La dirección de Luis de Tavira se une con la escenografía de Jesús Hernández. Sin embargo, estos grandes monstruos que acostumbran dejarnos perplejos, esta vez parece que en ocasiones descuidan la creación de los cuadros escénicos que suelen acompañar la dirección del maestro. Hay algo en la voz de los actores y la dirección que aún no termina de generar un discurso unificado, quizá ese sea el propósito.

Madre Coraje y sus hijos no busca la catarsis del espectador ya que desde su concepción no fue hecha para eso, pero sí para demostrar los estragos de la guerra en los más pobres. Un clásico que no se debe perder por su estructura dramática, por su dirección y porque los montajes del maestro Tavira son siempre la base del teatro mexicano.

La exequia de doña Pompa: traer a los muertos a la vida

Por Viridiana Nárud

 

Traer a los muertos a la vida, hablar con ellos y solucionar los problemas es un deseo que a muchos mueve. Este es el deseo de Doña Pompa, traer a su difunto esposo para hablar con él a través de una exequia (ceremonia fúnebre). La dirección de Isael Almanza nos muestra un triller con tintes de humor. La música que pone al inicio nos recuerda a la utilizada en la película del Bebé de Rosemary, un acierto para la creación de la atmósfera.

La actuación de Erandeni Durango se muestra exagerada y el llanto forzado si sumamos a esto que el inicio de la obra es un tanto explicativo y uno puede llegar a perderse. Empero, la cosa da un giro bastante interesante al aparecer en escena el actor Miguel Narro, quien no sólo comprende el texto sino también lo habita, llevando de la mano a su compañera a un lugar en donde la ficción logra un acto de veracidad.

La dramaturgia de Alan Escalona es interesante, genera momentos de reflexión que apuntan a una poética que no logra del todo salir, sin embargo, hay atisbos de lo que su voz puede ser en un futuro. La obra mantiene al público atento a pesar del calor de la sala; las risas y el asombro caen en el momento que deben caer.

La exequia de doña Pompa es una obra que divierte e intriga. Muchos, en el transcurso de nuestra vida, hemos querido hablar con nuestros “difuntos” exes para rendir cuentas y entender el vacío que nos han dejado. Los viejos amores toman formas de fantasmas y Doña Pompa nos libera de esa angustia de no haber dicho lo que se tenía que decir. Si quieres ir al teatro y no arrepentirte, esta obra es una gran opción.

Que arda Tebas: Criticar el sistema dentro del sistema

Por Viridiana Nàrud

Criticar el sistema dentro del sistema puede ser un acto de rebelión. La crítica exige no sólo un acto de reflexión que mire al otro, sino también un mirar hacia adentro, es decir, es necesario, por no decir vital, que sea autocrítica, de lo contrario podría estarse cayendo en un acto de omisión.

¡Qué arda Tebas! habla de un joven director que pretende criticar al sistema dentro del sistema, esperan a un alto funcionario del gobierno para demostrar su punto de vista político. Conforme la obra se desarrolla, el director y joven promesa, demuestra su estupidez y cómo su falso talento es vendido y aplaudido por funcionarios. Si bien es cierto que la dramaturgia de Américo del Río tiene momentos de reflexión interesantes que ponen el dedo en la llaga dentro del sistema del teatro mexicano y cómo favorece a sus predilectos, se aleja del punto para hablar de todo y nada.

Dentro de la estructura dramática del texto las grandes cosas pasan fuera del escenario, como el monólogo de Edipo Rey, como las ráfagas de fuego dentro del escenario, el absurdo de todo lo que sucede y cómo enarderse al público. Sin embargo, la controversia es sólo narrada jamás vista ni sentida dentro de la obra que se nos presenta. La dirección de Juan José Tagle recrea a la perfección ese mundo criticado cayendo en aquello que critica.

¡Qué arda Tebas! es una obra cuya dramaturgia y dirección necesita ver más allá de lo local, necesita dejar de ver lo particular. Los actores ponen el alma en el escenario, ellos son el motor de la historia y quienes permitan que mantenga cierto sentido. Teatro del absurdo no es un teatro irracional e incoherente, por lo contrario, tiene bases profundas en el pensamiento crítico y razonable, abre las entrañas de la realidad por medio de una falsa apariencia ya que la verdad no puede ser desnuda de manera obvia, se necesita desarrollar el oficio de escritor y observador del mundo para mostrarlo con simpatía.

 

Foto: Centro Cultural Helénico

¿Por qué no tengo cama?

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Muy a menudo, cuando nos encontramos con las mitologías y cosmogonías del mundo, el asombro que nos causan provoca querer exponer a todos nuestro hallazgo, esto es lo que Gaston Bachellard nombra complejo de cultura. Así que, cuando este exceso de cultura invade a una obra, vemos que el contacto con lo profundo y sincero se deshace y sólo se enuncian los nombres de los grandes mitos.

En ¿Por qué no tengo cama? nos enfrentamos a un exceso de enunciación y evocación de mitos, horóscopos y numerología por parte de la directora y dramaturga Karen Alicia. Es cierto que en la actualidad se ha puesto de moda describir a las personas a través de sus horóscopos dejando de ver en el otro a una persona, y viendo a un elemento o símbolo que muchas veces no termina de coincidir con la realidad. En esta dramaturgia, la autora mediante su personaje cuestiona por qué la necesidad de conceptualizar el amor y no sólo sentir.

La conceptualización del amor, de los objetos, de un tema en específico permite cuestionar, problematizar y dar profundidad aquello que se encuentra en la superficie y sobre todo nos permite pensar. Bien se podría especular que en la actualidad existe un exceso de raciocinio y que es necesario volver a lo más elemental, sentir sin cuestionarnos las grandes preguntas. Sin embargo, esta obra cuestiona las grandes cosas y sus planteamientos y resoluciones, aunque se queden en la superficie. Conceptualizar a un nivel intelectual permitiría a la escritora parecer menos ingenua.

El amor es una tema que ha tomado años de estudios en la vida de la humanidad. Ortega y Gasset dice que es un invento literario que nada tiene de natural. Aún así, nuestra forma de amar determina y marca el ritmo de una era. ¿Por qué no tengo cama? evoca, pero no construye. Decir Neptuno no es poesía, no es la evocación y materialización del Dios por medio de la palabra y tampoco es el constructo de un concepto por sí sólo. La dirección pierde fuerza en su teatralidad y no nos permite escuchar del todo lo que el personaje siente. Como dijo Mies Van der Rohe: menos, es más.

¿Por qué no tengo cama? es una obra para audiencias jóvenes que se enfrentan a la primera ruptura amorosa y su dolor. Toca temas que hoy a muchos inquietan como la numerología, el feminismo y los horóscopos. El aire y el fuego se atraen, esto es cierto a un nivel del elemento, pero no del ser humano. Lo importante de la pregunta “¿quién soy?” no es la respuesta, es el Ser.


La obra se presenta los martes a las 20:00 hrs en el Teatro La Capilla hasta el 29 de marzo.