CHARLOTTE Y LA LÍNEA DEL TIEMPO

PARA SEGUIR HAY QUE OLVIDAR

Por Mireya Flores Marín* (@MireyaFloresM)

CHARLOTTE

Ante el olvido el recuerdo. Puesto que toda amnesia guarda en sí la huella de esa ausencia en la memoria, “Charlotte y la línea del tiempo” narra, construye y deconstruye la vida de Charlotte a partir de un suceso: se ha olvidado del décimo aniversario de la muerte de su padre, y su novio Alberto le propone hacer una línea del tiempo para encontrar la causa de ese olvido.

Con la intención de su dramaturgo y director, Jonathan Huesca, de permitirnos conocer quiénes son los personajes, como quien teje una red, los acontecimientos más escuetos y a la vez esenciales en la vida de Charlotte, se van uniendo punto por punto. Se trata de una obra simple en su estructura que explora conceptos tan complejos como el tiempo, la memoria y el desapego. Aunque busca asombrar con una perfecta reconstrucción de los hechos, el truco cae en la inverosimilitud cuando casi de forma estratégica los recuerdos de Charlotte coinciden con momentos claves del acontecer social, como la muerte de Kurt Cobain.

La dirección consigue llevarnos por esa delgada línea en el tiempo, en ese mirar hacía atrás que nos llena tanto de nostalgia como de alegría, con un ritmo a veces efusivo y otras pausado, según la emoción del recuerdo; sin embargo, todo esto sucede desde la superficie ya que la dirección y la actuación descuidan el mundo interior de los personajes, quienes exploran los sentimientos de forma externa y no se permiten caer en el fondo de estos.

Víctor Galván como Alberto, se muestra más preocupado por colocar el estambre, pegar notas, apuntar datos y demás tareas escénicas que por interiorizar lo que Charlotte le está narrando; su actitud nerviosa es siempre la misma, no se percibe una búsqueda de las posibilidades y matices de quien siente ansiedad o angustia. Si bien, la actuación de Monserrat Simó permite sostener y dar mayor dinamismo a la obra, existe cierta resistencia por rastrear más allá de lo evidente.

La puesta en escena, además de presentar la sala del departamento de Charlotte y Alberto, se enriquece con elementos escenográficos que dotan de encanto simbólico el espacio: un reloj de pared pone al tiempo como eje de la trama; pequeñas hojas de papel autoadhesivas colocadas por doquier subrayan el deseo de no olvidar; estambre rojo que más que representar la línea del tiempo de Charlotte, nos remite al entretejido de causas y efectos que dan significado a su vida, un tejido que incluso a manera de telaraña termina por atraparla, tal y como sus recuerdos, y que poco a poco conseguirá desmarañar. Asimismo, una caja resguarda objetos, tal como nuestra mente y nuestro corazón conservan los recuerdos, las alegrías y los dolores que llevamos con nosotros.

Con todos estos elementos “Charlotte y la línea del tiempo” busca decirnos que la vida debe seguir, y para eso es necesario olvidar.

 

Charlotte y la línea del tiempo
Dramaturgia y dirección: Jonathan Huesca
Con: Monserrat Simó y Victor Galván
Jueves 8:00 pm
Del 8 de enero al 5 de marzo
Foro Shakespeare, Espacio Urgente 2.
Zamora 7, Col. Condesa.

 

*Mireya Flores es Máster en Artes Escénicas por la Universidad de Vigo, España; tiene un posgrado en Políticas y Gestión Cultural con la especialidad en Producción y Difusión de Espectáculos Escénicos por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM); es Licenciada en Ciencias de la Cultura por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Además, tiene formación en danza y en teatro.

 

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