EL AÑO DE RICARDO

HUMOR NEGRO PARA NUESTRA REALIDAD

Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no olviden fácilmente.
Mercedes Sosa.
Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

añoRicardo

El teatro es un acto poético y por lo tanto fugaz, así que lo único que puede dejar en el espectador es la memoria de lo efímero. Esto permite crear un reflejo parcial de un universo objetivo, el cual quedará grabado en la mente del espectador como un recuerdo de las imágenes y las palabras; que permiten modificaciones al olvido, pero no un olvido total.

Igualmente, el hecho teatral enmarca en una esfera la existencia del hombre, donde el signo teatral es un referente de la realidad y no de la teatralidad. Por ello, “El año de Ricardo” de Angélica Lidell es tan actual y representativo de nuestra sociedad. Retrata la corrupción de un gobernante y cómo manipula las ideologías de los ciudadanos para ganar sus votos. Es una ironía que se presente en un mes de elecciones en nuestro país, ya que al igual que Ricardo, nuestros gobernantes no apuestan por las ideas de un partido sino por el poder.

El montaje de Alonso Barrera, se muestra pulcro y con elementos muy sencillos que significan a la obra. El mayor símbolo es el propio Ricardo, interpretado por María Aura –continúo preguntándome el por qué una mujer representa este personaje– sin embargo, tenemos frente a nosotros un hombre deforme, con apariencia débil y voz aguda. Lo cual puede llegar a significar el absurdo del poder y sus gobernantes. También se encuentra Catesby, un mudo que sólo es testigo de cómo su amo se va trastornando cada día más por el poder.

Este personaje puede representar tanto al pueblo que se mantiene abacio ante la impotencia de no saber qué hacer ante un mal gobierno; del mismo modo, puede ser el compinche, el secretario, el amigo del gobernante que ejecuta las órdenes. Cabe mencionar que la actuación de Juan Velázquez, es exquisita. A pesar de mantener silencio durante toda la obra, los momentos donde se le sede la atención son de gran fuerza escénica. Existen otros elementos como la multimedia donde se muestran imágenes de Ricardo con jefes de estado y líderes religiosos con una gran sonrisa. Un hecho cínico después de crear guerras donde los muertos no tienen voz y los funcionarios abrazan a su asesino. Hechos que vemos día a día.

Existen dos elementos que hacen caer el ritmo de la obra. Uno de ellos es la aparición de Ricardo con una niña extrajera, la cual es representada por una muñeca de trapo, y que ha sido violada múltiples veces por él. La razón por la que cae esta escena es porque el objeto utilizado se encuentra inanimado, es decir, falto de vida. La segunda, son los efectos sonoros que en ocasiones distraen al espectador y no reafirman una emoción.

Sin embargo, ‘El año de Ricardo’, es una obra inteligente llena de humor negro, que permite ver de una manera divertida nuestra realidad. Ricardo pregunta ¿cuánto tiempo se necesita para olvidar? A esta respuesta, y con las elecciones recién pasadas, al parecer, sólo se necesitan días para que un pueblo olvide a sus muertos y la corrupción de sus gobernantes. Barrera dice que esta obra es necesaria para los tiempos de hartazgo. Por eso es importante ver la dramaturgia de Lidell en escena, para traer a la memoria el olvido de nuestros malos gobiernos.

EL AÑO DE RICARDO
Dirección: Alonso Barrera
Actuaciones: María Aura y Juan Velázquez.
Foro Shakespeare.
Zamora 7, Cuauhtémoc. Condesa.
Jueves 20:30 hasta el 25 de junio.
$200 general

*Escritora por necesidad, teatrera por convicción. Ha trabajado como directora, dramaturga y productora teatral, ha presentado obras en foros alternativos como: El Trolebús Escénico, Foro Shakespeare, Pandeo, Lucerna… Muchas veces se ha preguntado el por qué habría de escribir. Llegó a una conclusión: la realidad no le es suficiente. Cree que el mundo exterior tiene que ser revelado a través de esclarecimiento de las ideas y por ello el ejercicio de la crítica es fundamental. Egresada de la Escuela de Escritores SOGEM.