OLIVIA ORTIZ DE PINEDO: APOSTAR POR LO QUE ENTRETIENE

Platicamos con la productora Olivia Ortiz de Pinedo quien apuesta por lo que le gusta y para producirlo no se mete en tanto lío.

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Oli es de las que va a ver obras y cuando le encantan lo twittea. Le importa que le dejen tema de conversación y no le aburran. Nos recomienda “Urinetown. El musical de Broadway” que va a estar en el Teatro Milán hasta el 5 de abril, los jueves a las 8:45pm. “Es un musical de lujo. Es una compañía queretana. La traducción está bien hecha, los arreglos…”, me dice.

Es mala para lidiar con el estrés.

—Me he vuelto muy solitaria, me gusta estar sola en mi casa, leer, no hablar con nadie. Me aíslo, llega el sábado y me olvido del trabajo. Eso me ayuda. No me gusta desquitarme con la gente.

Le ayuda recordar lo que aprendió cuando empezó a leer Kabbalah: “Si no está saliendo como yo quiero es que tiene que haber otro camino. Y yo no lo estoy viendo.” “En lugar de desesperar, relájate y busca un mejor modo”, se dice a sí misma.

Lleva desde 2009 haciendo producción teatral después de ser “diez años godín en las áreas de marketing, relaciones públicas, patrocinios, publicidad, promociones, todo eso. Trabajé en corporativos, agencias y cuando estaba estudiando mi maestría en mercadotecnia en 2006-2007, mi proyecto final era hacer una asesoría a una empresa. Yo quería hacerla a la empresa de mi papá y mi tío que llevaban veinte años con la empresa y nadie había escucha de Espectáculos Espejo. Hice un estudio que se los presenté y les dije “tienen que cambiar el nombre a Ortiz de Pinedo Producciones”, finalmente lo que conocen es el apellido. De donde nos viene el legado es del apellido, es del abuelo y es de toda la familia: mi bisabuelo, mi bisabuela, mi abuelo, mi tía, mi tío, mi papá, mis primos… todos. Es de familia.”, recuerda.

Cuando les presenta el proyecto su respuesta fue: “¿no quieres venir a trabajar con nosotros?”

—Acababa de tener a mi bebé, había renunciado a mi trabajo de godín. La idea, muy en el fondo, era que me invitaran a trabajar. Y lo logré. Yo siempre había querido trabajar en teatro, quería ser actriz. Hice teatro en el Tec de Monterrey, pero nunca fui de pedirle un favor a mi tío. Nunca me sentí la gran artista por más que yo quería ser actriz.

La primer obra que estaban por presentar era “Doce hombres en pugna”. La película era una de sus favoritas cuando niña.

—Cuando mi tío dice que la va a traer…yo de “jala cables”, de lo que quieras, pero quiero estar. Participé como pude porque el proyecto me llamaba mucho la atención. A mi me gusta mucho aprender, nunca entré con actitud de “yo lo sé todo”, en absoluto. Yo entré como “quiero aprender de qué se trata esto porque no conozco”. Tuve la oportunidad de participar en producciones bien padres. Después de “Doce hombres en pugna”, siguió “Doce mujeres en pugna” que prácticamente fue mi primera producción porque mi tío nos dejó a mi primo Pedro y a mi a cargo. Después de haber tenido que lidiar con doce mujeres, una alternante, directora y dos asistentes de dirección… Eran 17 mujeres, mi primo y yo. Mi primo me aventó al ruedo: “ve tú, yo ni siquiera puedo entrar a camerinos”. Fue una producción muy complicada por trabajar con puras mujeres, un elenco muy grande y luego de ese nivel… fue impactante. Cuando terminó la temporada varios me dijeron “Oli, ya te graduaste, lo que te venga después va a ser papita porque lo que viviste ahí no cualquiera. No cualquiera logra sacar una producción de ese tamaño”. Para mí fue como mi graduación. Un curso intensivo.

Produjeron “Todos eran mis hijos”, “Rain Man”, “La güera Rodríguez”, “El Coleccionista”, entre otras.

—Fueron producciones muy grandes con elencos fuerte y buenos textos. Cuando dejé de trabajar con ellos, una amiga y yo pusimos un negocio de otra cosa, pero yo quería regresar al teatro sólo que tenía mucho miedo a tomar el liderazgo. Tanto hice caso a quien me dijo “tu tienes que producir, sí puedes” que me aventé con “Amoratados” que fue mi primera producción con London Producciones y que duró un año. Tuve que aprender a llevar las riendas de un proyecto. Lo agradezco mucho porque me posicionó, la gente me conoció por eso. Me aventé mi maestría en producción de teatro porque fue darme cuenta lo que era producir. Cuando estaba con mi tío había muchas cosas que yo no hacía y que ni me enteraba.

***

Olivia cree que para acercar a la gente al teatro lo que hay que aprender es a elegir buenos textos, hacer un montaje “digno con calidad, no tiene que ser la mega producción.”

—El teatro que me gusta hacer no me meto en tanto lío. Me gusta el teatro más sencillo, incluso de pocos actores pero me interesa que los textos sean buenos. Y sobretodo, lo más importante es que entretengan a la gente. Que la gente mantenga el interés en lo que está viendo en el escenario, para mí eso es esencial. Y con lo que yo he hecho es lo que yo he intentado que suceda. También que esté bien ejecutado, porque hay buenos textos pero te estas jeteando, están mal dirigidos, están mal actuados…

Extraña mucho “el proceso completo de elegir el texto, elegir el elenco, trabajar con el directo, trabajar con el escenógrafo. Solamente lo hice dos veces, con “Amoratados” y con “De Príncipes, princesas y otros bichos” que ya estaba [producida] pero hubo un trabajo de vestuario, escenografía, cambió la música. Después de “De Príncipes…” tuve la oportunidad de tomar el Teatro NH. Yo quería seguir dedicándome a producir, ya tenía un teatro, pero no es tan fácil. Me ha costado mucho administrarlo, aprender a dirigirlo y he tenido que abocarme ahorita a esa parte. Lo que ha sucedido es que producciones que vienen armadas o medio armadas me piden apoyo. Me sumo como co-productora con un nivel menor de intervención. Ya extraño y ya quiero tener mi propio proyecto. Estoy en búsqueda de textos para que uno que me enamore lo quiera hacer.

¿Cómo le hace para saber si las producciones por las que apuesta son o serán triunfadoras?

— Honestamente, lo me gusta a mí. No sé si está bien o mal, pero me guío por eso. Si a mi me entretiene, me parece relevante, busco apoyarlo. Por ejemplo, ahora con el Ciclo de Mujeres Poderosas ¿por qué están ahí? Porque yo los vi, porque me gustaron. El de “La Verdura Carnívora” me fascinó. Abril Mayett me había insistido que fuera a ver ciertas obras que ella estaba dirigiendo. Me había dicho que fuera a ver “La Verdura Carnívora”. Me avisó que iba a tener una reposición en el Teatro Coyoacán. El teatro es muy bonito pero el estacionamiento es pequeño, esta muy oscura la zona, es conflictiva. Era una noche de lluvia, el estacionamiento ya estaba lleno. “Voy a dar la vuelta, si encuentro lugar me quedo, si no es señal de que no, no me voy a quedar aquí a perder mi tiempo”. Qué talento, riéndome todo el tiempo.

Mientras le entretenga apuesta por ello, se guía por su sentido común. “Confío en los criterios de personas que sé que saben mucho más que yo de teatro, que son artistas pero que tienen un criterio que yo comparto. Si coincidimos en algo que nos gusta es que no estoy tan mal, no tengo que ser artista para darme cuenta de que este producto es sumamente valioso”, concluye.