Madre coraje y sus hijos: los estragos de la guerra

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

La guerra deja sin hogar a los más pobres y a los ricos aún más ricos. Lo importante en este arte no es el pueblo ni la soberanía de éste sino el poder de quien gane, así es como se crean las grandes naciones. Madre Coraje representa a ese personaje que queda en medio del terreno de guerra y quien hace de la guerra un negocio que le permite vivir de manera miserable. También es una de las obras más representativas del dramaturgo Bertol Brecht.

Esta obra mantiene su vigencia ya que la guerra parece no tener fin. El propósito de Madre Coraje es demostrar al mundo los estragos de la guerra en el mundo de los marginados, de esos que quedan varados en medio de las trincheras y deben sobrevivir del comercio o lo que se pueda.

El elenco conformado por la compañía Telón de Arena nos recuerda la intensidad de la actuación tan necesaria, nos abstrae de la realidad y nos lleva a ese mundo que el autor quiso recrear ya sea por venganza de haber sido exhiliado de su país natal (Alemania) o como crítica a las guerras en donde los daneses mataron a católicos.

La dirección de Luis de Tavira se une con la escenografía de Jesús Hernández. Sin embargo, estos grandes monstruos que acostumbran dejarnos perplejos, esta vez parece que en ocasiones descuidan la creación de los cuadros escénicos que suelen acompañar la dirección del maestro. Hay algo en la voz de los actores y la dirección que aún no termina de generar un discurso unificado, quizá ese sea el propósito.

Madre Coraje y sus hijos no busca la catarsis del espectador ya que desde su concepción no fue hecha para eso, pero sí para demostrar los estragos de la guerra en los más pobres. Un clásico que no se debe perder por su estructura dramática, por su dirección y porque los montajes del maestro Tavira son siempre la base del teatro mexicano.