Huérfanos, una decisión que lo cambio todo

Por Johana Trujillo A

El viernes pasado, el Foro Shakespeare nos invitó a reflexionar hasta dónde llegaríamos por las personas que amamos con un intenso thriller que explora los límites de la moral, la lealtad familiar y el peso de las acciones: Huérfanos de Dennis Kelly, traducido por Roberto Cavazos y dirigido por Angélica Rogel.

Un departamento con cocina abierta y una mesa con 4 sillas nos recibe en el escenario. Dany (Antonio Vega), limpia la mesa y prepara la cena para dos personas. Recibe a Hanna (Itari Marta) con una cena sorpresa pues van a celebrar la noticia de su embarazo. Sería mejor que fuera niña para que el pequeño Fede (Antúa Trejo) de seis años tenga una hermanita.

Mientras se abrazan son interrumpidos por Leo (Roberto Cavazos), el hermano de Hanna, que entra con la playera ensangrentada diciendo que es de “un tipo” apuñalado en la calle al cual abrazó. Su felicidad se verá abruptamente interrumpida. La tensión entre ellos aumentará para que cada uno muestre su verdadera personalidad pues la historia del único pariente que le queda a Hanna, en el transcurso de la noche, tendrá un giro de tuerca complejo y aterrador.

Los hermanos huérfanos, en un mundo cuyas personas influyen para bien o para mal en otras; un mundo injusto para gente como Leo y donde Hanna solo quiere ayudar a su hermano la duda invade y la preguntas emergen: ¿nuestras vidas están funcionando bien?¿qué sucede cuando se oculta algo aterrador? ¿qué estamos dispuestos a hacer por las personas que amamos? ¿hasta dónde somos capaces de solaparlas? ¿qué debe suceder para elegir cortar esa relación por nuestro bien y de quienes nos rodean?

Racismo, xenofobia, desamparo, lealtad, amor filial y secretos es lo que aborda la historia que plantea Huérfanos y que desde hace 10 años Roberto Cavazos quería montarla, tras ver el original en Escocia en el Festival de Edimburgo. Con algunos toques de humor negro, nos lleva a pensar sobre los extremos a los que puede llevar el amor, cómo las decisiones éticas impactan a nivel personal y familiar e incluso evitar cometer ese error que puede cambiar nuestra vida.

Estará en temporada hasta el 29 de diciembre, con funciones los viernes a las 20:40 horas, sábados 19:00 horas y domingo 18:00 horas en el Foro Shakespeare (Zamora #7, Col. Condesa). Una obra para mayores de 15 años. Entrada general $450

 


JOHANA TRUJILLO. Espectadora del teatro cultural de CDMX desde 2007. Siempre gustosa de ir al encuentro con una obra de teatro y contar sobre ese encuentro. Fundadora y editora de Distrito Teatral desde 2012. Diseñadora gráfica que también diseña estrategias de comunicación y crea contenido para proyectos culturales y ambientales.

Mayo o una invitación a explorar temas y disciplinas artísticas

Por Guillermo Bejarano Becerril / Foto: Luis Quiróz

Un escenario que se sostiene por elementos visuales que aparentan ser la crujía de un barco, el sonido, la iluminación y la ambientación indican que se está en el mar, y dos elementos tan importantes como la imaginación y la contemplación de ver una vida, mejor dicho, varias vidas que se han ido de un lugar porque las circunstancias lo obligan, así recibe a uno la puesta teatral: Mayo.

Mayo cuenta la historia de una niña de siete años, que vive en 1917, pero una noche, sus padres le dicen: “Toma tus cosas, tenemos que irnos”. Con prisa, ella toma su muñeca favorita, un pequeño baúl con tres libros, una radio y aborda un barco. Con desconcierto, la niña aborda el navío sin saber qué es lo que le depara el futuro, si este viaje es de ida y de regreso o se convierte en un viaje de descubrimiento.

A través de sesenta minutos, Mayo, obra de Claudia Guerrero y Sandra Rosales y con la coreografía de Víctor Ruiz, no sólo narra el viaje-travesía de la protagonista Mayo —interpretada por Inés Buxadé— que viaja en un barco, sino también muestra cómo es que una persona de su edad comprende y entiende el mundo con las herramientas que tiene a la mano y poco a poco evoluciona y cambia. Por ejemplo, una radio que —con las participaciones de Irma Sánchez Gutiérrez y Edwin Calderón cantan, musicalizan y actúan en todo momento— se convierte en amigo, informante y escucha de la niña; con la personificación de sus sentires y pensares: Secretos —interpretado por Mauricio Rico— Memoria —interpretado por Mario Gómez Villareal—, Tiempo —interpretado por Jonathan Alavés— Sueños —interpretado por Patricia Marín Escutia— e Incertidumbre —interpretado por Ana Paula Ricalde—, se encargan de recordarle y ayudarle a Mayo quién es, de dónde viene y hacía dónde ella quiere ir porque, después de todo, esto no queda a la suerte o al azar, sino en ella misma. Es necesario también mencionar y recordar que, gracias a la iluminación —realizada por Félix Arroyo— y a la musicalización —realizada por Gilberto Pinzón—, la obra es dinámica y transporta al espectador a cada una de las escenas ejecutadas porque con la luz y la música se consiguen las transiciones de escena, de espacio, la incorporación de los bailarines y de nuevos personajes y, sobre todo, recordar que Mayo se encuentra en el mar, sueña o hace una introspección a su vida (identidad, memoria, pasado, futuro y más). En pocas palabras, gracias a la incorporación y la integración de cada elemento la obra no se detiene, continúa y conecta escena a escena, momento a momento, emoción con emoción.

Mayo se contextualiza en años cruciales como lo son 1917, 1923-1924 y 1933, donde, en cada uno inician o suceden hechos históricos, tales como son la Primera y Segunda Guerra Mundial, los Convenios de Ginebra y los actos de censura, por mencionar uno y que sucede en la obra, los efectuados por simpatizantes nazis: la quema de libros, con lo que se buscaba una purificación y la exclusión de los no simpatizantes del régimen. Asimismo, es necesario recordar que en pleno cuarto del siglo XXI, en Gaza, está ocurriendo un genocidio, donde adultos, jóvenes y niños padecen las consecuencias y estragos de un conflicto armado.

Mayo no es sólo una obra teatral que nos recuerda los estragos y consecuencias de la guerra, de la violencia, de la migración, de la (no) pertenencia o de la pérdida, sino también es un reencuentro con la esperanza, la visibilización y presencia de las infancias y juventudes en escenarios hostiles y cómo estas se ven afectadas. No obstante, ellas y ellos encuentran-crean refugios para comprenderse y escucharse así mismos. Sin olvidar que todas las artes están conectadas y conviven unas con otras.

Mayo se presentará, hasta el 15 de diciembre, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico. Ubicado en Avenida Revolución 1500, esquina con Manuel M. Ponce, Guadalupe Inn, Álvaro Obregón, 01020 Ciudad de México, CDMX. Funciones sábado y domingo a las 13:00 hrs.


GUILLERMO BEJARANO BECERRIL (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo, Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana y más.

Fuego en la voz

Por Johana Trujillo / Foto: Isael Almanza

Es un hecho que nuestras palabras construyen maneras de estar en el mundo por eso, las historias dominantes convienen a quienes tienen el poder de narrar la historia oficial. La vida de Maymara cambió cuando su vaca se perdió, y como muchas otras mujeres de su comunidad, va a necesitar elegir la historia que quiere contar ante la conveniencia de un sistema que solo responde con: “¿Cómo sabemos si su historia es cierto si no sabe leer?”. Fuego en la voz pone en el centro el poder de las historias que contamos.

A partir de un trabajo con las mujeres del penal de Santa Martha Acatitla en Ciudad de México, Camila Villegas escribe “Fuego en la voz” inspirada en el Caso Sepur Zarco y las mujeres de Achí (Guatemala), en el caso Manta y Vilca (Perú) y el caso San Salvador Atenco. En escena solo vemos un pedazo de campo y hoja seca que nos transporta a la comunidad de Maymara y su madre, en Perú.

Vamos conociendo su verdadera historia, esa que los militares que construyeron un destacamiento que obligaba a las mujeres a llevarles alimento cuentan de otra manera. “Tienes que salir a buscar tu historia. Cuando la bicuña es blanca hay que salir a hablar”, le dice la abuela a su nieta Luna.

Bajo la dirección de Isael Almanza, Fuego en la vozes un bello homenaje a todas las mujeres encerradas injustamente tras las rejas. Interpretado por Patricia Hernández, Ixchel Flores Machorro, Ishbel Bautista y Gabriela Montiel, darán sus últimas mañana domingo 17 de noviembre a las 6pm y el miércoles 20 de noviembre a las 8pm en El Centro Cultural El Hormiguero (Av. Gabriel Mancera 1539, Col. Del Valle). Compra los boletos en Boletopolis.com 


JOHANA TRUJILLO. Espectadora del teatro cultural de CDMX desde 2007. Siempre gustosa de ir al encuentro con una obra de teatro y contar sobre ese encuentro. Fundadora y editora de Distrito Teatral desde 2012. Diseñadora gráfica que también diseña estrategias de comunicación y crea contenido para proyectos culturales y ambientales.

Yo no soy Masina, hablemos del amor romántico

Por Johana Trujillo / Foto: Martín Gorostiola

Lo que antes era el patio de espera del Foro La Gruta hoy es el Foro Alternativo del Centro Cultural Helenico donde se presenta Yo no soy Masina. En el escenario vemos una mesa, una silla, una foto de la actriz italiana Giulietta Masina y una computadora.

Zuadd Atala nos ha convocado a la conferencia clownbaretera con una pisca de music hall: Yo no soy Masina bajo la dirección de su compañía larubia.co —nombre inspirado en dicha actriz italiana— un proyecto escénico que surge hace 10 años y cuyos espectáculos tienen prácticas corporales y coreográficas, y la dramaturgia parte de materiales de la realidad.

Cuando Zuadd estudiaba Artes Escénicas, su profesor de actuación le dijo que era muy parecida a Masinas. Si bien la consideraba una gran actriz, ella quería ser más que Gersomina, Cabiria o Giulietta, tres personajes icónicos que Masina (1921) interpretó en las películas La strada (1954), Las noches de Cabiria (1957) y Giulietta de los espíritus (1965), dirigidas por Federico Fellini y con quien mantuvo una larga y compleja relación amorosa, desde el 30 de octubre de 1943 hasta octubre de 1993 que el director falleció, justo medio siglo de matrimonio.

La anécdota del parecido con Giulietta es mero pretexto para hablar del amor romántico que representan esos tres personajes. Gersomina por ejemplo, fue vendida por su madre teniendo que estar con un hombre en contra de su voluntad; Cabiria era una prostituta que esperaba ser rescatada por un hombre para hacer la familia soñada, y Giuletta era una esposa adinerada que cerraba los ojos para no ver la infidelidad de su marido.

Para Atala, estos personajes evidencian los roles de aquella época con una idea convencional del amor aunque lo que vivan en realidad sea desamor. Se incomodan de los lugares pero no escapan de ellos. No rompen el molde. Ella investigó por años la vida personal de la actriz, miró sus películas de manera minuciosa. La comparó con muchas mujeres más concluyendo que no se parece en nada, que de ella se sabe en realidad muy poco y que si Fellini viviera “estaría en la hoguera de los acosadores”.

Además, explica que “Federico Fellini trabajaba mucho con la dualidad del augusto y el cara blanca, el amo y el esclavo, el fuerte y el débil”. Son roles que reflejan relaciones de poder que se ven en muchas de las historias de amor que consumimos por lo que Yo no soy Masina es una crítica al amor romántico.

La obra estará en temporada hasta el 15 de diciembre con funciones los sábados y domingos a las 20:00 h en el Foro Alternativo del Centro Cultural Helénico, ubicado en avenida Revolución 1500. El costo del boleto es de $238 y pueden adquirirse en las taquillas del Centro Cultural Helénico, o en la página: helenico.gob.mx.


JOHANA TRUJILLO. Espectadora del teatro cultural de CDMX desde 2007. Siempre gustosa de ir al encuentro con una obra de teatro y contar sobre ese encuentro. Fundadora y editora de Distrito Teatral desde 2012. Diseñadora gráfica que también diseña estrategias de comunicación y crea contenido para proyectos culturales y ambientales.

La desilusión de la ilusión o los magos toman el teatro

Por Guillermo Bejarano Becerril

Si ya Miguel de Cervantes y Don Quijote de la Mancha habían tomado “por sorpresa” a los Siglos de Oro, con esta obra Cervantes parodiaba y se burlaba de las novelas caballerescas, que en esos años imperaba; o que, tanto los diálogos entre Don Quijote y Sancho, rescatan y apelan  a un humor lingüístico, es decir, a la tradición popular, el habla y los contrastes entre las diferentes “clases sociales”. ¿Por qué será difícil aceptar textos, espectáculos o géneros que van en contra de lo establecido, que apelan a la pluralidad o que son etiquetados de rebeldes, transgresores y poco ortodoxos? Para ejemplificar lo anterior, me refiero a la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ), la ilustración, actos circenses o de payasos (clowns) o la magia.1 De nuevo, si una de las intenciones del libro de Cervantes era hacer reír a su público o si ya los clowns, tal como lo ha hecho la compañía teatral la Gran Pompa, han tomado el teatro o cada vez la LIJ, la ilustración toman más fuerza en las aulas, editoriales o estudios ¿Qué hay de la magia? ¿Qué hay de la ilusión? ¿Qué propuestas teatrales (no miméticas) hay hoy en día en escena?

Con humor y comentarios ingeniosos que provocan risas o sonrisas en los espectadores; con ilusiones, transiciones y cambios de luces —a cargo de Alfredo Márquez—, música en vivo —a cargo de Fores Basura, David Almaga, Carolina Ome Tochtli y Bryan Basuro, quienes alternan funciones y muestran su destreza y versatilidad para saltar de un instrumento a otro o para interactuar con el mago y el público—, la compañía teatral Teatro de la ilusión presentan la puesta en escena La desilusión de la ilusión —bajo la dirección, producción y más de Carlos Rentov y Javier Rendón Tovar—. Como espectador, en apariencia, uno pensaría que sólo vería trucos de magia; sin embargo, esto no es así del todo, pues el mago —interpretado por Javier Rendón Tovar (Mago Javy Poker)—, quién cuenta y narra pasajes de su vida y que a la vez los combina con magia, permite conocer la relación entre su padre y madre; momentos que marcaron su vida o la de otros miembros de la familia. El mago logra esto gracias a que interpreta a cada uno de sus seres queridos, por ejemplo, su madre, padre, abuela, abuelo y hermano.

Como toda historia de aprendizaje (de crecimiento) se cuenta con una trama de principio a fin, tal como lo es la vida misma: un subir y bajar. Gracias a esto podemos conocer la infancia del mago, sus amores y desamores o cómo un niño se interesa cada vez más por la magia para así regresar a un inicio que muestra… ¡Necesitan verla para conocerla!

Si bien la obra resulta ser cómica, también es crítica, pues denuncia y visibiliza los problemas del ayer como del hoy (ojalá no los de mañana), por ejemplo, la desigualdad, la violencia, la desaparición forzada o todas estas acciones en los diferentes contexto de violencia y malestar que existen en la sociedad mexicana. No obstante, como cualquier obra esperanzadora, no se queda ahí. Al contrario, se mantiene optimista y en busca de un cambio para todos y todas, es decir, como una obra que trascienda y visibilice los problemas, no de una manera gris o “adornada”, sino hablarlas y abordarlas como lo que son: realidad y circunstancias que no son ajenas a nadie.

Saber que aún existen personas valientes y que se arriesgan a proponer espectáculos poco tradicionales, tal como La desilusión de la ilusión, es un prueba clara de que cada vez aparece una apertura para todos y todas; que las personas “raras”, esas que desafían o innovan, son más y no están solas. Quizás llegará el día en que todas las ideas, propuestas sean bien recibidas y vistas y no se queden como sucesos aislados.

La desilusión de la ilusión se presentará hasta el 17 de diciembre en el Teatro Helénico, escenario principal del Centro Cultural Helénico, ubicado en Avenida Revolución 1500, esquina con Manuel M. Ponce, Guadalupe Inn, Álvaro Obregón, 01020 Ciudad de México, CDMX. Funciones lunes y martes a las 20:00 hrs. No obstante, suspenden el 18 y 19 de noviembre.


GUILLERMO BEJARANO BECERRIL (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo, Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana y más.

1 Investigaciones como las de Daniel Eisenberg, Alan S. Trueblood, Vanina Beviglia y otros más respaldan tal afirmación. No se debe de olvidar que, para los Siglos de Oro y aún en la actualidad, El Quijote revolucionó la literatura.

El día que María perdió la voz o el retorno de la musicalidad y la infancia en el teatro

Por Guillermo Bejarano Becerril

Hoy en día es incuestionable dudar que las infancias ocupan un lugar importante en el arte, tal como se manifiesta en la literatura, pues —como han mencionado muchos y muchas, pero sobre todo, Pedro C. Cerrillo— la LIJ ha cobijado a estos seres, en ocasiones, comprendidos o incomprendidos; separados o silenciados, es decir, la LIJ los escucha y los acompaña.1 Por si esto no fuera suficiente, actualmente, se organizan Coloquios o Congresos para discutir temas que permean en las infancias y juventudes, por ejemplo, la guerra, la violencia, la migración, la (no) pertenencia y más. Sin olvidar que, múltiples autores de LIJ —como M. B. Brozon o Adolfo Córdova—, conviven con su público. No sólo en firma o presentaciones de libros, los autores se acercan a los niños para crear nuevas historias o entender nuevas perspectivas de su día a día, entorno o conocer su voz e ideas como una minúscula muestra de otros tantos niños, niñas y jóvenes que aún no la hallan, pero se encuentran en su búsqueda. Sin embargo, ¿Qué hay del teatro? ¿Por qué es posible hablar del teatro para las infancias y las juventudes, pero no es tan común hablar sobre el teatro que integra a niños y jóvenes no como espectadores o escuchas, sino como integrantes o personajes de una puesta en escena?

Luego de seis años de su estreno, en una nueva localidad y miembros, la obra de teatro El día que María perdió la voz —basada en la obra de LIJ El día que María perdió la voz (2009) de Javier Peñalosa y bajo la dirección artística de Catalina Pereda—, cuenta la historia de María —interpretada por Catalina Pereda—, una niña a la que le gusta hablar de todo y con todos, pero que en ocasiones los demás se cansan de su palabrería. A Manuel —interpretado por Jesús Cortés—, su hermano, María no lo deja dormir, pues habla hasta en sueños o resulta imposible escuchar a Manuel porque María, con tanto hablar, no escucha la voz de Manuel, de su papá —interpretado por Aldo Estrada—, de su mamá —interpretada por Raúl Román—, o de otros tantos. No obstante, un día de compras, un suceso inesperado ocasiona que María pierda la voz, y así, junto con su familia, se embarquen en una singular aventura entre médicos, brujos y robots parlanchines, hasta encontrar su desaparecida voz.

A través de cincuenta minutos, de principio a fin, la compañía teatral Ópera Portátil y el Coro de niñas y niños de los Talleres de Corina se aventuran a representar la puesta en escena El día que María perdió la voz. Obra arriesgada, transgresora y renovadora para su disciplina, pues trabaja de la mano con niños y niñas; gran parte de los diálogos son versos, estrofas, cantos que riman siempre y se acompañan de la música de Marcela Rodríguez. Sin olvidar que las transiciones de una escena a otra y los cambios de escenografía están delimitadas por la iluminación de Braulio Amadís o de las intervenciones de Alejandro Márquez y Ana María Benítez. No obstante, un elemento a resaltar es el juego de sombras con el que inicia la obra, pues desde ahí y durante el transcurso, se le recuerda al espectador que la obra y sus protagonistas son niños y niñas.

El día que María perdió la voz es una obra de teatro que, le recuerda a propios y extraños, el arte no está peleado o se debe de separar de niños, niñas y jóvenes; que el teatro debe de recordar que la música, la rima y la tradición oral no está fuera o separada de él, al contrario, hoy en día espectáculos como los musicales o la ópera de cámara resultan ser caros; que la LIJ y el teatro han dado grandes avances en inclusión de públicos jóvenes. No obstante, aún existe una resistencia que olvida toda la historia de la cultura popular y su influencia en la cultura escrita; que ésta puesta en escena como muchas otras, no sólo comprueban la habilidad de cada uno de los involucrados, sino también su pasión y destreza para que los niños, niñas, jóvenes y adultos se unan para cantar y encontrar su voz. En pocas palabras, el mensaje de la obra textual se lleva a la oralidad para decir: … ¡Vayan a verla! ¡Vayan al teatro! ¡Vayan a la LIJ para conocer qué dice o cuál es la “moraleja”!

El día que María perdió la voz se presentará brevemente dos fines de semana,  del 19 al 27 de octubre, en el Teatro El Galeón, Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque (CCB), Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n. Funciones sábado y domingo a las 13:00 hrs. Precio del boleto $80.

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Guillermo Bejarano Becerril (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo, Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana, Revista Universitaria y más.

1 En libros como El lector literario (2016) o LIJ. Literatura mayor de edad (2013) por mencionar algunos, Pedro C. Cerrillo, uno de los principales investigadores y referentes en los estudios sobre la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ por sus siglas), resalta la importancia de la tradición oral y cómo ésta ayuda a las infancias a recordar cuentos, nanas, juegos o retahílas: las infancias conviven y reciben historias, tradiciones o enseñanzas por la palabra, más que por la escritura..

Avistamiento de Ballenas: ¿qué es el amor?

Por Johana Trujillo / Foto: Héctor Ortega

“¿Qué es el amor?” es la pregunta que un pequeño papel me pedía responder antes de entrar a ver Avistamiento de ballenas, escrita y dirigida por Angélica Rogel, en el Foro Antonio López Mancera del Centro Nacional de las Artes.

La batería toca a ritmo de jazz, mientras entramos e indica las llamadas. En el escenario hay tres bancos, una lámpara, un carrito rojo con ruedas y una tabla larga de madera para escalar.

Asistimos a un espectáculo abierto en el que una actriz y un actor, en compañía de un percusionista, crean un laboratorio escénico para investigar temas como el amor y las relaciones de pareja. Gabriela Guraieb y Raúl Villegas interpretan a Federico y Silvia quienes nos llevan por un viaje a la relación entre Fede y Nadia mostrando lo que determina nuestra relación con otros.

Para responder a la pregunta “¿El amor es una casualidad o una causalidad?” y otras ideas sobre el amor, crearon este experimento escénico del que toman ideas del público asistente para definir dónde se conocerán y contarnos los pasos para construir una historia de amor. Para ello definieron algunas reglas como indicar comentarios al margen, paréntesis, pausas, notas al pie… marcados por el percusionista Homero Torres.

Sin embargo, Avistamiento de ballenas es un encuentro con nuestras creencias sobre el amor pues las relaciones amorosas suelen confundirse con expectativas, olvidando que enamorarse toma cinco segundos gracias a la química en el cerebro pero que abre la puerta a empezar a compartir nuestras vidas con alguien más, pues el amor al final también es “cuidar al otro”.

Esta obra es el segundo proyecto de la compañía Repente Teatro, fundada en 2021 por Angélica Rogel, quien busca crear un lenguaje escénico que sea activado por la técnica “Impro”, para dar paso a un estado de creación presente y así fomentar el diálogo activo entre público, intérpretes y el espacio escénico.

Gabriela y Raúl demuestran sus habilidades para improvisar y realizar el trabajo físico que exige esta propuesta que nos recuerda que el trabajo escénico es un hecho vivo que no se compara con ningún medio digital ni red social, que la vida como el teatro no se puede controlar. Avistamiento de ballenas es juego escénico divertido y fresco que combina la improvisación con la ficción de un texto. Vayan a reírse un rato.

Estarán en temporada los jueves, viernes y sábado a las 7 pm y los domingos a las 6pm, hasta el 27 de octubre, en el Foro Antonio López Mancera (Av. Río Churubusco 79, Country Club Churubusco, Coyoacán). Los boletos tienen un costo de $150 pesos, con promoción “Jueves de 30” y 2×1 los miércoles comprando a través de la página cenart.comprarboletos.com


JOHANA TRUJILLO. Espectadora del teatro cultural de CDMX desde 2007. Siempre gustosa de ir al encuentro con una obra de teatro y contar sobre ese encuentro. Fundadora y editora de Distrito Teatral desde 2012. Diseñadora gráfica que también diseña estrategias de comunicación y crea contenido para proyectos culturales y ambientales.

Épica de la inmediatez o un retrato de la sociedad mexicana contemporánea

Por Guillermo Bejarano Becerril

Según diferentes estadísticas, portales y bases de datos, se promedia que, en México, diariamente desaparecen entre 14 y 32 personas para no volver a ser vistas; sin embargo, con la esperanza de que regresen a casa un día o hasta encontrarlos. No obstante, de acuerdo con la versión estadística del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), desde el 31 de diciembre de 1952 hasta el día en que se escribe este texto, se documenta que existen 115,766 personas desaparecidas y no localizadas en México. Por lo anterior, parece necesario preguntarse: ¿quién cuenta con las verdaderas cifras?, ¿Es necesario hablar de la desaparición? ¿Qué se ha hecho para visualizar este fenómeno? Si bien las cifras difieren, resulta incuestionable no preocuparse por estos datos, que promedian la desaparición forzada en México y la necesidad de abordarla y denunciarla desde cualquier trinchera, tal como lo ha hecho la literatura y el teatro contemporáneo.

Actualmente, títulos literarios como Severiana (2010), Formas de volver a casa (2011), Canción de protesta por lxs jóvenes detenidxs desaparecidxs (2023), y otros tantos libros u obras de teatro como Cosas pequeñas y extraordinarias o El día que las estrellas dejaron de brillar, por mencionar algunas, dan muestra de que la desaparición forzada no excluye a nadie, pues afecta a niños, niñas, jóvenes y adultos y una de las mejores maneras para hacerle frente es mostrar, evidenciar  y denunciar que pasa y sucede. No obstante, también se (re)suma la obra de teatro Épica de la inmediatez —del director y dramaturgo Hugo Wirth—.

Estrenada en 2017, pero ahora con una nueva producción, elenco y localidad, Épica de la inmediatez   explora el tema de la desaparición forzada, pero sin excluir también los inconvenientes que existen alrededor o “detrás” de ella, es decir, el entorpecimiento de las búsquedas, la poca cooperación de las personas, la tergiversación de la verdad, el abuso y aprovechamiento de otros sólo para su propio beneficio: vender la historia de “sus seres queridos”, como para hacer libros y películas, y enriquecerse por la tragedia de su desaparecido.

A través de 120 minutos, el colectivo teatral El manatí rosa y con las actuaciones de Estanislao Marín, Roxana Sánchez-Báez, Mena Chávez, Saura Zubiate y Eynar Villanueva presentan una obra ambiciosa, que no sólo apuesta por relatar la desaparición de Luisa —interpretada por Saura Zubiate—, sino también su relación y vínculo con otros personajes, por ejemplo, su hermana Nora —interpretada por Mena Chávez—, quien se comporta como una hermana distante, una hermana que desearía ser hija única, una hermana que se preocupa por su sobrino (hijo de Luisa) o se preocupa, en ocasiones, por la desaparición de su hermana, pero otras veces no; Jesús —interpretado por  Estanislao Marín— un acosador-violentador contradictorio, que a veces actúa como uno; en otras, evade y esquiva las opiniones para, finalmente, demostrar su naturaleza; un maestro de matemáticas —interpretado por Eynar Villanueva— que se concibe como irrelevante, pero teje mentiras para incorporarse a la vida de Luisa; Susana —interpretada por Roxana Sánchez-Báez—, una mujer que repite ciclos y parejas violetas; una mujer a la que, Jesús, Nora y otros, conciben como una mujer tonta e ingenua; sin embargo, se aprovecha del caso de Luisa; Carlos —interpretado nuevamente por Mena Chávez, quien encarna dos papeles y uno pensaría que son dos distintos por lo alejados que se encuentran uno de otro, aunque comparten un tema en común: la violencia—, quien, como Jesús, abusa de Susana. Por si esto no fuera suficiente, la pieza teatral integra en todo momento al espectador, pues lo hace partícipe de la historia, no sólo como un observador, ya que puede desplazarse con los actores, conocer otros espacios. Además de lo que observan —de manera virtual y con ayuda de sus teléfonos inteligentes—, los asistentes pueden recolectar otras pistas para así conocer más sobre Luisa, de otros personajes o de su relación entre ellos.

Si bien Épica de la inmediatez resulta ser toda una apuesta y experimentación teatral, también es necesario reconocer otros elementos que en ella habitan, tal como son la iluminación —a cargo de Violeta Arista— porque con esta se marca si los espacios son los de una casa, un departamento, una cafetería, una habitación o el exterior; así como de la musicalización —de Michel Loeza—, la cual permite acceder a una mayor intimidad de cada personaje: cada sonido es una extensión más, tanto de los personajes como del espacio. Épica de la inmediatez es una obra que relata lo que sucede en el día a día de un mexicano, desde entornos de violencia, desapariciones o una inmersión total o parcial en las redes sociales —donde se encuentra el ocio, la desinformación y el morbo— o las precarias condiciones laborales. En pocas palabras, la obra de Wirth captura lo que no es ajeno, ni extraño para muchos, muchas, muchxs.

Épica de la inmediatez se presentará, hasta el 27 de octubre de 2024, en el Centro Cultural Maquinas Simples, ubicado en Miguel de Mendoza 39, a unas cuadras de la estación del metro Barranca del muerto, colonia Merced Gómez, alcaldía Álvaro Obregón, 01600, Ciudad de México, México. Funciones: sábados, a las 19 hrs;  domingos, a las 18 hrs. Aforo limitado a 20 personas.

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Guillermo Bejarano Becerril (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo, Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana, Revista Universitaria y más.

Algunas cosas necesarias: pensar en los propios afectos e historias

 Por Johana Trujillo A. (@jOTrujillA)

¿Cómo nuestras vidas cotidianas están atravesadas por ciertos tipos de violencias sistémicas del mundo contemporáneo? Tras un año de investigación al respecto, se estrena este 28 de septiembre Algunas cosas necesarias en A R T E O B R E R A, un Centro de Artes que se ha convertido en un referente social y cultural en la Colonia Obrera.

El proyecto está desarrollado como residencia en Arte Obrera con participantes de Cataluña y México; es coproducida por Mierda Bonita Producciones, Arte Obrera, Colectivo Otro Suelo, Trama Nimia AC. España y LCN escena. La dirección artística es de Mariana García Franco, con interpretaciones a cargo de César René Pérez, Minerva Bautista, Lara Hereu y Vera Rivas. Además, César René Pérez y Vera Rivas están a cargo del diseño multimedia.

“Lo que nos interesa y detonó este proyecto es la reflexión sobre dónde están puestos nuestros afectos, cómo vemos ese diagrama, un concepto que trajo Mariana García Franco de la arquitectura, que es cómo están estructurados nuestros afectos como personas”, comenta César René en entrevista para Distrito Teatral.

César y Vera se conocieron hace dos años cuando realizaban un proyecto sobre desigualdad y discriminación con artistas escénicos de Alemania e Italia. Pero es gracias a este proyecto, Algunas cosas necesarias, que para el diseño multimedia, encontraron afinidad en dónde están puestas esas estructuras afectivas, cómo las descubren, cómo hablan de ellas, cómo reflexionan al respecto y cómo las comparten con otras personas. “Una de las cosas que más nos importan a todo el equipo es que el espectador, con quien estamos compartiendo esto, pueda pensar en sus propios afectos e historias.”

Mariana, César René, Minerva, Lara y Vera tienen experiencias laborales diversas así como una forma particular de ver el mundo ya que Lara ha trabajado en teatro documental, además de que es española. A su vez, Mariana ha trabajado durante muchos años el cotidiano, los objetos y los afectos. Además, Minerva ha sido trabajadora del hogar y pertenece a una organización en pro de los derechos de estas mujeres pero inició su actividad teatral hace aproximadamente cuatro años. “Cuando las voy conociendo, veo esa historia de vida que tienen. Es muy interesante escuchar la mirada que tienen del mundo, sus opiniones y reflexiones porque las personas tenemos experiencias que nos hacen pensar como pensamos.”

Para César René era importante rescatar eso y ponerlo en diálogo. El valor de haberse reunido en este proyecto radica en su apertura al diálogo y en empezar a mirar los pequeños detalles de la vida cotidiana, que pueden pasar desapercibidas pero que sí importan como los afectos, las cosas que les importan y cómo su contexto lleva violencias sistémicas que van atravesando los cuerpos de las personas.

Por ejemplo, la mirada de dirección artística de Mariana guió el proceso de diálogo. “Llevamos por un largo tiempo diarios de trayecto que consta en escribir lo que para nosotros es representativo del trayecto de cuando sales de casa hasta cuando llegas a tu destino y de regreso, todo lo que pasa allí y a lo largo de los días”. Ese registro mostró cómo se enfrentan a distintos contextos, lo que se encuentran en la calle, los obstáculos, el tiempo en el transporte público, cómo es ese transporte público, clima, si están cansados o no, hay coincidencias; que escuchan, quienes están contigo, etcétera. “Cuando tienes esos registros y empiezas a ver esos paralelismos se manifiestan muchos detalles que enriquecen el diálogo creativo”.

Un encuentro para compartir la vida.

Para César y los proyectos que realizan en su organización LCN Escena lo importante es mirar las desigualdades como punto de vista desde dónde mirar, sin importar que el proyecto no se trate de ese tema en específico, pero lo atraviesa en la manera en que diseñan una gira o una propuesta. “Es un lugar desde el cual miramos porque la desigualdad, la precariedad permea nuestra vida así como también la de las personas con las que trabajamos”. Entienden el arte escénico como una oportunidad de encuentro desde lo afectivo para reflexionar sobre la vida que nos rodea y cómo la habitamos.

En esta ocasión, Algunas cosas necesarias les permite generar otro punto de vista donde la desigualdad está como eje pero “hablar de la parte afectiva y generar un encuentro entre las personas para compartir la vida.” El bagaje de Minerva Bautista permitió recuperar esta mirada y generar un proyecto con el cual dialogar y compartir un proceso creativo sin embargo, la llegada de Mariana García Franco, con la perspectiva que tiene del teatro, del cotidiano y como mirar la violencia, acabó de cerrar el proceso.

La mirada de dirección artística de Mariana permitió llevar el proceso de diálogo. “Llevamos por un largo tiempo diarios de trayecto que consta en escribir lo que para nosotros es representativo del trayecto de cuando sales de casa hasta cuando llegas a tu destino y de regreso, todo lo que pasa allí y a lo largo de los días”. Ese registro mostró cómo se enfrentan a distintos contextos, lo que se encuentran en la calle, los obstáculos, el tiempo en el transporte público, cómo es ese transporte público, clima, si están cansados o no, hay coincidencias; que escuchan, quienes están contigo, etcétera. “Cuando tienes  esos registros y empiezas a ver esos paralelamos se manifiestan muchos detalles que enriquecen el diálogo creativo”.

El proyecto pone en el centro los cuerpos de experiencia de sus participantes. En lugar de abordar estas violencias como “fenómenos sociales”, se profundiza en cómo han dejado marcas en los cuerpos, manifestándose en pensamientos, objetos y deseos microscópicos y cotidianos. Un ejemplo de esto en el cuerpo de César René es el trabajo. “Cuando no consigues el apoyo, hay pánico “uy, no va a haber este ingreso”. La reacción depende de tu contexto, es distinta, pero hemos normalizado vivir con esa angustia. Mariana dice que no se trata del día en el que reventaste sino todos los días que te estuviste sintiendo mal. El día de la muerte es la gran catástrofe pero son importantes los días previos”, aclara César René.

De hecho, para la directora de escena, Mariana García Franco, la pieza escénica “pretende generar un desplazamiento en el pensamiento que haga el ejercicio del encuentro no sólo entre las y los creadores sino con las y los espectadores a la manera en que Rolnik nos habla del encuentro y la posibilidad de generar otras miradas y caminos para transitar”. Para ella, también es un espacio para preguntarnos hacia dónde se puede seguir y de qué manera.

Así que sigan pendientes de la residencia de LCN Escénica en Arte Obrera que inicia con Algunas cosas necesarias, propuesta que parte del cuerpo de experiencia, el pensamiento periférico y la pieza artística como proceso para elaborar una reflexión sobre el cotidiano y la incidencia de este en las personas. Ofrecerán funciones el 28, 29 de septiembre y 5 y 6 de octubre en A R T E O B R E R A, ubicado en Isabel La Católica 231.

El día que las estrellas dejaron de brillar o la posibilidad de vivir (allá) en las estrellas

Por Guillermo Bejarano Becerril / Foto: @luis_quirozm

Actualmente, hablar de mundos imaginarios utópicos o distópicos es más una realidad que posibilidad, pues el curso de acciones y decisiones de los seres humanos (generalmente los poderosos, aquellos donde se concentra el “poder”) cada vez orillan más a uno a pensar en estas distopías que sólo aparecen en cuentos, novelas, películas como (posibles) realidades futuras porque existe y es evidente también la sobre explotación de recursos hídricos o minerales, la devastación de flora y fauna, el ascenso de la violencia, guerras constantes y con ello desapariciones o la muerte, por ejemplo. En pocas palabras, para algunas realidades, los escenarios son más desoladores que esperanzadores. Por ello la tendencia de caer en distopías más que en utopías. No obstante, como en toda época de despertares, de ser crítico y de visibilizar las cosas para no normalizarlas, el arte trátese de literatura, teatro o música por mencionar algunos ha apostado en denunciar y mostrar aquello que, a veces, se trata de negar u ocultar, tal como se verá a continuación.

Con elementos que remiten a la cultura pop, por ejemplo, la película 2001: odisea del espacio, dirigida por Stanley Kubrick, o los textos de los mayores referentes literarios de la ciencia ficción Isaac Asimov, Ray Bradbury, Stanisław Lem o Ursula K. Le Guin, quienes han desarrollado la idea de la vida en el espacio, las distopías, y, sobre todo, lo que muchas veces resulta incómodo pero es una realidad: la vida y la muerte a causa de la malas decisiones del individuo; o la literatura juvenil mexicana de Martha Riva Palacio, cazadora de sonidos y exploradora del espacio, o M. B. Brozon, la portavoz en evidenciar que los infantes y jóvenes quieren y necesitan ser escuchados, pues en su mundo, en sus palabras, todo es de una manera diferente y no tan alejada de la mirada de los adultos; sin embargo, estos dicen no entenderlos, es decir, los niños y jóvenes nombran el mundo con las herramientas que poseen, conocen y reconocen, y no porque quieran llevarles la contraria, solamente es un problema de comunicación y de significado.

La compañía teatral “Me dijo, Te dijo, Le dije” presentan la obra El día que las estrellas dejaron de brillar —escrita por Mariana Reskala y bajo la dirección de Ricardo Rodríguez— que cuenta la historia y el crecimiento de una niña que pierde a su papá, pero, al sólo contar con lo que se dice en las calles o en la televisión, asocia la desaparición de su padre con una abducción extraterrestre más que por una desaparición forzada: alguien sí se llevó a su papá, pero no alguien fuera de este mundo terrestre.

En sesenta minutos, las actrices Teté Espinoza (la mamá, voces, delincuentes, amigos y múltiples personajes) y Patricia Soto (la niña, la adolescente, la adulta) realizan una interesante ejecución teatral, pues consideran y apelan a dos intenciones: la primera, incluir al espectador para imaginar, materializar o colaborar con el pacto teatral de lo que sucede en el escenario, es decir, lo que se dice e incluye está ahí, ocupa ese espacio en la obra sin la necesidad de ver su forma, materia, el objeto; en segundo, cómo un niño, un joven y un adulto mira las cosas porque, entre más crece la protagonista, se incluyen personajes o se le atribuyen propiedades a la utilería que se encuentra en el escenario. Desde una silla que sirve de escalera a nave espacial, de computadora a motocicleta, de juegos de luces a musicalización —gracias a los trabajos de Sergio Lopez Vigerras y Yayo Villegas— es posible reconocer los cambios de escenas, de espacios y sobre todo que los espectadores estén al pendiente de la obra, pues resulta complejo mantener y retener la atención del público cuando las intervenciones con él son mínimas o nulas. Esto se debe a que, de pronto, las escenas y diálogos se perciben un poco largos porque oscilan entre imágenes que apelan a la realidad, a lo que cuenta la gente, a lo que dicen los medios, a lo que conoce uno y así incluir una escucha activa como una representación (no) total porque aquí es donde los espectadores ponen de su parte para entender lo que sucede en el escenario como en su día a día.

Para los tiempos recientes donde todo está a la mano, a un clic, resumido e inmediato, la propuesta teatral El día que las estrellas dejaron de brillar es una gran apuesta para crear un vínculo con el espectador que desea desafiarse a sí mismo por las cuestiones de poca escenografía, de imaginación, de reconocerse en la protagonista porque, en algún momento, también nombran o nombraron las cosas por lo que conocían y, sobre todo, que México y el mundo son lugares donde la desaparición forzada es una constante: es más posible desaparecer a manos del humano que de un ser de otro planeta. No obstante, también existe un poco de esperanza aun cuando todo parece terrible.

El día que las estrellas dejaron de brillar se presentará hasta el 10 de octubre en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, ubicado en Avenida Revolución 1500, esquina con Manuel M. Ponce, Guadalupe Inn, Álvaro Obregón, 01020 Ciudad de México, CDMX. Funciones sábados y domingos  a las 13:00 hrs.

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Guillermo Bejarano Becerril (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo, Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana, Revista Universitaria y más.