Casa de mascotas

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Casa de mascotas aborda un conflicto en apariencia superficial: La mascota de la casa ha matado al indefenso perrito de los vecinos. ¿Qué se debe hacer? ¿Ocultar el homicidio del perro? ¿Sacrificarlo? La realidad es que este conflicto esconde algo más siniestro. Aarón, un hombre desempleado, vive bajo el techo de Eva, una mujer que ostenta un poder económico e intelectual, superior a su pareja.

Como dueña de una perrita gigante y dominante, comprendo y empatizo con el primer conflicto que se nos presenta. Sin embargo, también entiendo que nuestras mascotas son el reflejo de nuestra sombra, de aquello que ocultamos a los otros. En un momento Bill le dice a Aarón que su perro necesita un objetivo, una razón de ser, que es eso lo que hace daño al animal. Aarón sólo dice escuchar las palabras, pero en realidad ignora todo lo que Bill le ha dicho, ahí viene el peligro.

Según Jordan Peterson, controvertido psicólogo clínico, no existe nada más terrible que un adulto comportándose como niño, ya que las personas que no crecen no encuentran su sentido de vida y se vuelven hostiles y resentidos. Hoy, en la actualidad, las mujeres nos enfrentamos a hombres-niños imposibilitados de crecer. No se les ha enseñado que la vida no es sólo beneplácito y alegría, sino también trabajo y dolor. Las sociedades antiguas tenían distintos rituales en donde infligían dolor real en el adolescente para mostrarle el dolor de la vida futura. Quizá para algunos estas prácticas y señalamientos puedan parecer crueles, lo cierto es que existen reglas de la vida superiores a las sociales, que marcan la vida de las personas. Tener un objetivo y trabajo da sentido a nuestra vida, algo de lo que carece Aarón.

Eva representa a esta mujer empoderada, que tiene a un hombre a su lado sin tomarlo mucho en cuenta, es el adorno de casa, el trofeo para demostrarle a la sociedad que se puede tener todo en la vida: Amor, trabajo e independencia. Lo cierto es que Eva oculta a Aarón grandes secretos ya no lo considera en verdad parte de su vida.

Como toda comedia negra revela de manera divertida la realidad de una sociedad. En su dirección, iluminación y escenografía, todo se encuentra en el lugar preciso. Antonio Castro da importancia a contar la historia y por eso es una obra entretenida que atrapa al espectador, aunque lo deja ir en dos momentos: en la borrachera de las mujeres y en el monólogo final. Casa de mascotas es una obra recomendable para reír de esta siniestra realidad.