La Canija Teatro: que el teatro vaya a la gente

La Canija Teatro es una compañía de teatro que quiere crear vínculos entre distintos agentes sociales a través de proyectos teatrales.

 

Por Johana Trujillo

 

La Canija Teatro nació hace muy poquito (en 2019) para poner el teatro al servicio de la experiencia humana -individual y colectiva- y no al revés. Su primer espectáculo es Antojitos Mexicanos, y hasta ahora, usan el humor como una de las bases de su trabajo.

 

La fundadora de La Canija Teatro es la actriz Julia Arnaut, especializada en teatro comunitario con procesos educativos y artísticos. A través de esta compañía busca acercar a creadoras y creadores escénicos con organizaciones, colectivos y comunidades que vean en el trabajo teatral, una posibilidad de fortalecerse. Esto se puede resumir en una frase: “Nos gusta mucho que la gente vaya al teatro, pero nos gusta más, que el teatro vaya a la gente”.

 

En sus proyectos hay una búsqueda por la sencillez de los dispositivos escénicos, que se traducen en soluciones creativas, propositivas y artísticamente atractivas, para poder llevar espectáculos de calidad a cualquier espacio.

 

Backstage Antojitos Mexicanos de La Canija Teatro

Foto: Élide Gallardo

Actualmente, la compañía de teatro está presentando una breve temporada de la versión en línea de Antojitos Mexicanos, en alianza con la productora Tiempo de Mandarinas.

 

Antojitos Mexicanos, cabaret ranchero para corazones empachados

Se trata de una sátira sobre el amor romántico, el amor y las distintas cosas que les pasan específicamente a las mujeres. Antojitos Mexicanos es el delirium tremens de una borrachera que pareciera que todas hemos vivido. Amalia, despechada, ha citado a un grupo de personas para hablar de su más reciente rompimiento amoroso.

 

Para mantener un ritmo cómico, incluso a través de las pantallas; la colaboración con Tiempo de Mandarinas aporta la calidad audiovisual y la mezcla de material pregrabado con material en vivo. El material en vivo permite mantener la convención teatral, y la posibilidad de tener experiencias únicas en cada función, aunque sea a través de sus pantalla.

 

La dramaturgia y actuación de este cabaret musical están a cargo de Julia Arnaut, bajo la dirección de Francia Castañeda, y la acompaña en escena la cantante y guitarrista Claudia Arellano. Además, la obra, tanto en el diseño espacial como en el vestuario y demás elementos escénicos, combina el estilo campirano de la época de oro del cine mexicano.

 

La obra tiene un mensaje especial: existen otras formas de amor que no permiten los celos, la humillación ni la violencia. Que disfrutes este antihomenaje a las canciones rancheras que nos educaron las formas de querer y de querernos.

 

La Canija Teatro ofrecerá funciones de Antojitos Mexicanos tres sábados más a las 20:00 hrs a través de la plataforma virtual del Teatro La Capilla. La obra dura 45 minutos y es apta para adolescentes y adultos. Los boletos, que puedes comprar aquí están disponibles desde $100 hasta $300 pesos.

 

Foto Andrea Calderón

Foto Andrea Calderón

Foto Andrea Calderón

Los retos de la Coordinación Nacional de Teatro del INBAL

Fredo Godínez

 

El pasado 10 de enero del año en curso, en un boletín emitido por el INBAL, se anunció la salida de Marisa Giménez Cacho de la Coordinación Nacional de Teatro y al mismo tiempo se avisaba que el relevo sería Daniel Miranda Cano, quien se licenció como Gestor Cultural por la UdeG, fue miembro fundador de la compañía teatral Telón de Arena y ha participado en más de 50 espectáculos teatrales en las facetas de creador escénico, iluminador y productor. En lo que respecta a experiencia en puestos públicos de perfil cultural, destacan: “Jefe del Departamento de Desarrollo Cultural de la Subsecretaría de Cultura en Ciudad Juárez (2016-2017) y Director de Desarrollo Cultural (2018-2021) de la Secretaría de Cultura del estado de Chihuahua, donde, entre otras responsabilidades, articuló y coordinó la Red de Teatros del estado y se desempeñó como director del Festival Internacional Chihuahua (2018-2021)”[1].

 

Las credenciales de Daniel Miranda son interesantes y su notable experiencia promete un adecuado desarrollo de sus funciones al frente de la Coordinación, sin embargo, son muchas las tareas a emprender y demasiadas las necesidades teatrales por satisfacer. Y sobre todo, según lo que se puede ver y leer en las redes sociales, hay demasiadas heridas por sanar.

 

Empecemos por enlistar los retos que, pienso, tiene en puerta el nuevo Coordinador Nacional de Teatro:

 

  • Lograr una presencia real de la Coordinación Nacional de Teatro en cada Estado, ya que muchas de las obras que se presentan en los recintos como el CCB o que se producen con dinero del INBAL casi nunca -por no decir nunca- se presentan fuera de la CDMX.
  • Concretar más ciclos de presentaciones de compañías de los demás Estados en la CDMX.
  • Crear circuitos de presentaciones teatrales a lo largo de todo el país, permitiendo que cada Estado tenga la posibilidad de conocer el teatro que se está produciendo en otros lugares del país.
  • Actualizar (o tener, en caso de que no se tenga) un censo de cuántos teatros públicos, universitarios y privados existen en todo el país y sus características, así como funcionar de nexo para que la comunidad teatral pueda acceder al uso de dichos recintos.
  • Fortalecer, mejorar y crear la infraestructura teatral de cada Estado.
  • Fortalecer las Muestras Regionales de Teatro, así como la Muestra Nacional de Teatro.
  • Coordinarse con los Gobiernos Estatales y la Secretaría de Turismo Federal para implementar estrategias con miras a la creación de turismo teatral en todo el país.
  • Crear capacitaciones constantes en ámbitos de gestión cultural, derecho cultural, administración, finanzas culturales y demás herramientas que fortalezcan tanto a los artistas, creativos, iluminadores, tramoyistas, vestuaristas, etc.; como a las compañía escénicas.
  • Ser enlace para apoyar a los dramaturgos en lo que respecta a los registros de obra ante INDAUTOR.
  • Coordinarse con Secretaría de Cultura y Secretaría de Hacienda y Crédito Público para que Efiteatro tenga presencia en todos los Estados del país.
  • Impulsar la publicación de obras de Teatro, así como su respectiva difusión, divulgación y presencia en los acervos bibliotecarios de las universidades, preparatorias, secundarias y primarias del país.
  • Coordinarse con la SEP para introducir al Teatro como una materia escolar y que esta sea impartida por integrantes de la comunidad teatral.
  • Coordinarse con la SEP y demás Universidades para reforzar y mejorar los planes de estudio de las carreras de Teatro donde existan y crearlas donde no.
  • Junto con las Secretarías o Institutos culturales de los Estados implementar estrategias para apoyar la consolidación de las compañías teatrales existentes y generar las condiciones para la creación de nuevas.
  • A través de la Secretaría de Cultura, impulsar la petición que año con año hace el gremio teatral: darles acceso a IMSS, INFONAVIT y demás prestaciones sociales.

 

Estas, creo, son algunas de las iniciativas que debería y tendría que impulsar la Coordinación Nacional de Teatro para coadyuvar al correcto desarrollo de la comunidad teatral y encaminar todo a una dignificación y profesionalización del gremio.

 

Para llevar a cabo estas propuestas, hay que invertir mucho tiempo, dinero y contar con el personal suficientemente preparado para lograrlo.

 

Sin embargo, los recortes constantes tanto en temas presupuestales como de personal dan poca esperanza de contar con el suficiente músculo para tener con una auténtica Coordinación Nacional de Teatro.

 

Ojalá este cambio sirve para poner atención en lo importante y urgente. Ojalá Alejandra Frausto entienda que su compromiso es con la comunidad artística del país y no con el Presidente o con el demás personal que conforma el Gabinete Presidencial.

 

Si le va bien a la comunidad artística se convierte en acierto de Frausto y su equipo, y, por ende en logro del Presidente Andrés Manuel. Así de simple la ecuación.

[1] https://www.gob.mx/cultura/prensa/relevo-en-la-coordinacion-nacional-de-teatro-del-inbal-y-fortalecimiento-de-herramientas-de-gestion-para-el-teatro-en-mexico?idiom=es

Teatro desde la virtualidad

Fredo Godínez (@AlfiePingtajo)

 

La emergencia sanitaria con motivo del Covid19 ha evidenciado las debilidades del ámbito cultural, pero también ha sido una gran oportunidad para evolucionar.

 

Resiliencia, sobrevivencia y adaptación es el trinomio al que las artes escénicas y el ámbito cultural se han tenido que encomendar.

 

Las Ferias del Libro como la de Guadalajara demostraron que se puede llegar a más público del esperado y con ello aumentar su impacto. Lo mismo pasó con la Feria del Libro y la Rosa que organiza año con año la UNAM.

 

El ámbito teatral tardó más en reaccionar.

 

La Compañía Nacional de Teatro comenzó a realizar “Charlas relajadas” donde podía verse a su elenco platicar de diversos temas que normalmente no se tratan con el público que no forma parte del círculo teatral. A la par y a través de la plataforma gubernamental de la Secretaría de Cultura: Contigo en la distancia: comenzaron a liberar algunas de su obras para el deleite del espectador teatral. Y poco a poco, otros gobiernos comenzaron a facilitar la memoria fílmica de sus festivales y es así como muchos han podido acceder a una amplia muestra de artes escénicas.

 

En casi todas las Secretarias o Institutos Culturales del país se tiene la costumbre de hacer memoria fílmica de los Festivales más importantes que organizan. Empero, ya sea por falta de recurso o falta de visión, ni los foros independientes ni las compañías artísticas conservan una grabación por cada proyecto montado y si lo tienen no está grabada con la calidad requerida.

 

Sin embargo, hubo algunos que lograron reaccionar sobre la marcha. El Teatro La Capilla comenzó a transmitir obras a través de la plataforma de zoom; por otro lado la productora Tercera Llamada ofreció un producto exprofeso para ser visto por zoom. El Foro Shakespeare encontró un hueco -entre todo lo que comenzaba a realizarse en la pandemia- y organizó conversatorios nocturnos: Insomnio, donde los artistas conversaban sobre lo que extrañaban de la “normalidad” y cómo estaban sobreviviendo a la pandemia: un viaje a su intimidad; y posteriormente comenzaron a realizar streaming teatral a través de la plataforma NeermeTv de Boletia. Mientras que La Teatrería –entendiendo, pienso, el futuro- se asoció con la plataforma Teatrix para comenzar a subir puestas en escena que puedan disfrutarse desde un smartphone, una table o una smartv. Ahora existe, entonces, Teatrix México donde uno podrá ver producciones escénicas tanto de México como de Argentina y de España.

 

Hasta ahorita nadie -al menos, no he visto- ha compartido su numeralia, pero da esperanza ver que existen compañías y productoras dispuestas a romper el canon escénico.

 

Les guste o no, a los puristas del Teatro, la virtualidad llegó para quedarse y si quieren tener mayor alcance y mantenerse vigentes tendrán que apostar por esta nueva forma de hacer Teatro. La oportunidad es amplia y podrá servir para formar públicos e incluso para generar turismo teatral en cada Estado y en todo el país.

 

La Capilla, El Milagro y Foro Shakespeare ya han experimentando con obras que tienen presencia de público en el foro y también la transmisión vía streaming.

 

No es perder público es aumentar el impacto.

 

Con la adecuada producción y los correctos canales de difusión podrían tener un foro lleno o a la mitad de su capacidad de forma presencial y tener un porcentaje más amplio a través de una pantalla y cuyos espectadores podrían ser no sólo de otros Estados del País si no de otras partes del continente americano o europeo.

 

Resiliencia, sobrevivencia y adaptación es el mantra que la comunidad teatral tendrá que repetirse, cada mañana, para evitar desaparecer del mapa escénico y cultural del país.

 

Debo decir que yo vi un par de obras vía streaming que deseo ver en vivo y reviví otras a las que no había podido llevar a la familia y han pedido verla en vivo en cuanto pase el tema de la pandemia. Desde mi perspectiva, lejos de perder espectadores, acabaron de sumar a tres nuevos espectadores.

 

No se puede vivir del aplauso

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

En un mundo en donde el valor de una persona se encuentra determinado por la demanda del mercado, el artista va a la baja de manera estrepitosa. Actualmente, muchas personas pelean por que el arte continúe siendo mera inspiración de las musas, aunque el dolor de panza no permita pensar al artista de manera clara.

 

Recuerdo cuando una productora vino a mí para producirme. Después de mostrarle mi obra y con la condición de que se produciría bajo los más estrictos controles de calidad, cedí mis derechos por una temporada. La producción sería apoyada por empresarios a través de efiartes. Fue sorprendente cuando la productora en cuestión me dijo que no tendría pago ya que otro productor de mayor experiencia le había recomendado no pagarme. Es eso o no te producimos.

 

Para mí ceder esta obra significaba ceder años de trabajo. Parece que algunos productores del arte creen que nos alimentamos de aire, de musas que llegan en la noche después de horas de no haber comido y que los libros crecen en los árboles. Lamento informarles: no es así. El trabajo de un artista no proviene de la inspiración sino de horas de trabajo, estudio; que las librerías y escuelas no hacen excepciones en cobrarnos colegiaturas o libros por sólo decir que somos artistas.

 

Apenas hace unos días atrás, mientras buscaba departamento, me di cuenta que los artistas debemos pagar más por una renta para ser más confiables. ¿Cómo es esto? Debido a los ingresos inestables, se nos invita a pagar más mensualidades para ser más atractivos y sobre todo confiables, cosa que no sucede con un oficinista. Este podría mostrar sus estados de cuenta mensuales y pagar mensualmente la renta.

 

Que en la actualidad se dispute el pago de algunos interesados en el arte, que no son artistas y desean ser portavoces del gremio como si sólo existiera uno, es preocupante. El artista debe cobrar por su trabajo, no interesados del arte, ya que al no cobrar por su trabajo le arrebatan toda dignidad y esperanza.

 

Que productores tomen como pretexto al bajar recursos federales que el artista no debe cobrar por ser joven talento resulta un insulto, porque no es un favor pagarle al artista con su nombre en un flyer. El joven talento debe ser impulsado con un pago para que de esta manera pueda comprar más libros, pagar más talleres, alcanzar la emancipación del hogar y social. El pago es una retribución a las horas de vida que la persona ha invertido en su trabajo. El no pagar a un artista oculta un mensaje claro y cruel: tu vida no vale nada.