Yo sólo sé que no sé náhuatl

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

“Yo sólo sé que no sé nahualt” es una obra cabaret que perteneció al Ciclo de Teatro al Aire Libre del Centro Cultural Helénico, con motivo del Día Internacional del Teatro. Este ciclo fue lidereado por César Enríquez. Como invitados estuvieron los chicxs de Talavera Cabaret, compañía que tiene su base en Puebla. Esta obra hace un referente obvio a los exgobernadores de Puebla Moreno Valle y Erika Alonso.

La obra nos lleva a un pasado remoto de la Tenochtitlan en donde existió un juego, “Jumanji Mexica”, el cual se encuentra enterrado bajo la juguetería Livercool. Tras el descubrimiento de una niña de siete años Coniyi, quien tiene una beca CONACIT, se liberan antiguas fuerzas destructoras del pasado y toman vida en este plano. Sin embargo, el Universo carece una estructura lógica y es difícil continuar la trama ya que se rompe a manera de capricho. La obra parte de premisas raciales que separan a los “prietos”, “cafés”, de los blancos y españoles.

Este tipo de planteamientos me hizo cuestionarme: ¿Es el arte un vehículo en donde se deba salvaguardar la ingenuidad y los prejuicios? Clasificar a las personas por el tono de su piel, por la colonia en dónde viven, por su horóscopo, ideología o raza ¿no resulta peligroso? Cómo puede afectar el constructo de nuestro pensamiento basar nuestra lógica en las siguientes premisas: “Un rubio es menos bueno que un moreno” o “Un moreno es mejor persona que un rubio”. ¿Nuestro tono de piel nos define en el mundo?

Talavera Cabaret, crea una dramaturgia basada en este tipo de premisas. La lógica se pierde y a veces cuesta trabajo entender lo que sucede dentro de la historia porque el universo no queda establecido y se rompe a gusto de los intérprete. A veces cuesta trabajo entender qué pasa y por qué suceden las cosas.

Apelar a las diferencias a través de una dramaturgia discursiva tiene como resultado una comedia de ideología. En donde el problema de la sociedad es ser blanco o español, moreno o prieto.

Mostrar y no decir es parte esencial de la acción dramática. Sin embargo, los chiscxs de Talavera Cabaret parecen inmunes a esa premisa, así como el de no respetar su propio universo. Es indiscutible que las interpretaciones de los actores tienen bases en el corazón y se entregan a cada momento, pero la ficción, como el cabaret no sólo es corazón es un constructo; un artificio estético y crítico de la sociedad y por qué no también del arte.

Es interesante conocer el trabajo de esta compañía y ver cómo su trabajo se adapta a la Ciudad de México. A veces los recursos sonoros y gags se desgastan repitiendo el mismo chiste más de tres veces.

¿Por qué tomar al problema del racismo atacando el color de piel de otra persona? ¿Por qué no mostrar lo que un individuo hace a otra persona? ¿Acaso nuestras conductas humanas no son patrones que se repiten infinitamente y podemos sentirnos identificados con las acciones del otro o ver al otro a través de sus acciones? ¿Es el color de nuestra piel lo que dicta nuestra inteligencia y bondad? ¿Es la aceptación de la ideología una manera de juzgar al mundo? ¿No es importante cuestionar y criticar incluso aquello que nos parece afín? ¿No es el cabaret una denuncia más que una ideología?

Las hijas del Aztlán

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Regresar al teatro después de los estragos de esta pandemia me resulta cada vez más impactante. Pensar en las voces obligadas a guardar silencio. Es cierto que el teatro encontró durante esta pandemia nuevas maneras de expresión a través del streaming, sin embargo, jamás podrá compararse con la fuerza de un actor sobre el escenario dirigiéndose al público. Eso es lo que pensé mientras veía a Luis Montalvo gritando ¡Tercera llamada! ¡Comenzamos!

 

Los actores frente al escenario, la fuerza de su cuerpo y voz proyectándose al público. Dejando el alma porque actuar sobre el escenario es dejar un poco de nosotros en éste. La actuación de Javier Cruz miembro de la compañía de teatro penitenciario, es siempre emocionante, la piel se eriza, porque va dejando un poco de su alma en el escenario, lo mismo pasa con Ismael Corona.

 

Como es costumbre en los espectáculos de César Enríquez, primero desarma al espectador con la risa, con la manera superficial de hablar temas profundos, para después darnos una bofetada y hacernos llorar. La manera de entretejer la trama nos deja atónitos y nos recuerda el porqué uno iba a teatro: para experimentar la catarsis, ese hecho que nos permite purificarnos y creer que podemos cambiar algo en nosotros o en el mundo.

 

El teatro ha regresado, los actores lo habitan y las emociones hablan a través de sus voces de denuncia. Muestra el cáncer de las sociedades. En el año judío nos encontramos en el 5778 lo que significa que son más de cinco mil años errando como humanidad ante el maltrato a la mujer.

 

El feminicidio, la ablación femenina, la muertas del estado de México, Juárez, en la Ciudad de México, en toda la República, consumen nuestra realidad. ¿Qué hacer? ¿Reeducarnos cómo mujeres? ¿Dejar atrás patrones de violencia inconscientes en nuestras relaciones? ¿Los hombre deben reeducarse? ¿Es esa la solución? ¿Existe una solución? Las hijas de Aztlán más que respuestas, arrojan preguntas.

Abrazar la vida / Honrar a los muertos Parte 1

Por Johana Trujillo

Acompañar y transcender son palabras que conectan la vida y la muerte. Sin embargo, cambia la experiencia y significado para cada persona. La muerte puede significar un ritual de despedida; una oportunidad para vivir una última convivencia e incluso una experiencia de usar un atuendo negro (de este lado del mundo).

 

La primera parte de Abrazar la vida / Honrar a los muertos está dividida en tres momentos: acompañar, el ataúd móvil y trascender. En acompañar, me invitan al dialogo y a la reflexión desde una pregunta disparadora: “¿Por qué la muerte está asociada con la tristeza y la vida con la felicidad?”

 

La compañía francomexicana Teatro Entre 2 tomó la calles de la antigua Tenochtitlán para recordarnos que la vida vale la pena si se vive, pero también para cuestionar nuestras ideas sobre la muerte. El ataúd móvil es una iniciativa de El Hogar que integra la muerte a la vida cotidiana en las calles de la Ciudad de México. Con él ponen en el espacio público la discusión sobre el miedo a la muerte. Al rodar por las calles un ataúd, descontextualizan y provocan la reflexión sobre la forma en que hemos aprendido a ver la muerte.

 

Trascender el llanto y el lamento que nos evoca el concepto de muerte para ver qué pasa si aparece el gozo, el baile y la música para abrazar la vida mientras honramos a nuestros muertos.

Abrazar la vida / Honrar a los muertos es una extensión en línea de la intervención urbana “Funeral sobre ruedas, una intervención sin miedo”, que realizaron en noviembre de 2020, a manera de homenaje a los muertos que se fueron a lo largo de ese año tan peculiar en el que, más que nunca, se sintió la cercanía de la muerte en la vida de todos.

 

Esta extensión en línea consta de dos partes presentadas desde el Facebook del Museo Universitario del Chopo, el 27 y 28 de marzo, con coproducción de Teatro Entre 2, El Hogar Colectivo y Poráy. El proyecto dirigido por Arnaud Charpentier, contó con la dirección de fotografía de Carlos Abraham, la edición de Mara Arteaga y la composición musical de Jerónimo Zóe Serna. Los actores participantes fueron Francia Castañeda, Meraqui Pradis, Marco Guagnelli, Paola Herrera, Alexandre Doyhamboure, José Ponce, Xóchitl Galindres y Arnaud Charpentier.

Vórtice, universo paralelo en tres planos

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Después de un año de no asistir al teatro en medio de una pandemia que nos tiene alejados del mundo, sumé valor para asistir. La sorpresa fue grande. Había una fila de espectadores deseosos por entrar a ver la obra. Las medidas por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes nos permiten mantenernos relajados y seguros.

 

Al ver esta fila, pensé que el teatro sólo se tomó unas vacaciones para regresar con más fuerzas y que hoy más que nunca, el público se encuentra deseoso por asistir a él. Incluso como asistente crítica puedo decir que esa urgencia de regresar pueda hacer más de esta crítica un relato de lo vivido.

 

Tras haber entrado y haber sido roseados por spray sanitizante, separarnos de nuestro acompañante, entramos a este espacio oscuro en donde la primera protagonista de obra es la escenografía de Ana Patricia Yañéz. Después, llegó la emoción de la tristeza. Actores calentando en medio del escenario con cubrebocas. Estos individuos están dispuestos a poner en riesgo su vida a cambio de vivir una noche el sueño de la utopía del teatro. El diseño de Mario Marín nos recuerda a películas como el Quinto Elemento y Armagedón. En definitiva, la producción del Colectivo Teatro sin Paredes queda reflejada en este primer cuadro. Comienza el viaje:

 

La música en vivo de Bringas nos sumerge en un mundo primitivo, donde el ritual tenía vida y la dirección de David Psalmon nos lleva a vivir un sueño. La dramaturgia de Jorge Maldonado es herencia de Psalmon en donde la distopía nos puede acercar a la utopía. Toma como hilos conductores a tres personajes famosos que desaparecieron del espacio y tiempo. Sin embargo, ellos son sólo un pretexto para enunciar lo que en la realidad sucede. Podrían tener otro nombre y aún así contar la misma historia. Lo realmente importante es mostrar que este cambio climático y destrucción a la que sometemos al mundo aún es reversible si todos lo queremos.

 

Ver nuevamente una producción del Colectivo Teatro Sin Paredes me resultó muy emocionante. Ver la evolución de todos los integrantes del colectivo, muestra que David Psalmon no sólo lleva la utopía en el escenario, también en casa. La congruencia cuando señala apunta a la utopía y siempre se agradece. Una aplauso y admiración a todos aquellos que regresan al teatro y exponen un momento sus vidas a cambio de sueños y utopías teatrales.

Coordenadas Sutiles, conmovedora obra sobre linaje y salud mental

En Sophie no hay un sólo gen mexicano. En México, ella era “Sophie, la francesa”. Sus primeras sensaciones de orfandad las tuvo cuando, en un verano en Francia, sus primos le dijeron que ella no era de la familia. Y cuando habiendo vivido toda su vida en México, no había probado los tacos.

 

Por otro lado, la vergüenza se repite mucho en su vida. Pero la más fuerte sensación de vergüenza fue no poder dar una función del Rey Lear, entonces ¿quién es Sophie la actriz si deja de actuar? Y para colmo, se le atravesó una sentencia: un diagnóstico de TOC y depresión bipolar que podría ser genético. Eso la conectó con su linaje de actrices.

 

Cuando no pudo actuar energéticamente rompió una cadena de siglos de interpretación. Pero esta noche, ante un espectador, busca volver a unirlo y continuar con su vocación de actriz. Coordenadas Sutiles es el primer monólogo que Sophie Alexander Katz interpreta.

 

Un teatro vacío y una sola actriz es la propuesta de Diego del Río, quien escribió un texto pensado para ella. Es un monólogo basado en ciertas coordenadas cercanas a la vida de la actriz, que si bien no es autobiográfico, coincide en algunos puntos como tener familiares actrices como su abuela, Brigitte Alexander, o su tía, Susana Alexander.

Toda la atención está en Sophie Alexander-Katz ya que los elementos en escena son un par de sillas, dos mesas y una laptop de donde manipula la música que usa en escena. Un único cambio de vestuario, un tocado en el cabello, presenta a su abuela: una judía que no quería ser madre pero amaba el teatro. Sin embargo, el cáncer le impidió estrenar el montaje de Shakespeare que años antes tampoco pudo interpretar su nieta. Con un ligero cambio de acento y de postura conocemos a su madre y su anhelo porque su hija prefiriera ser costurera como ella y no actriz.

 

Grabado a seis cámaras, bajo la dirección de fotografía de José Stempa y con iluminación de Félix Arroyo, Sophie Alexander-Katz nos regala un conmovedor monólogo que nos recuerda el valor del teatro, hoy Día Mundial del Teatro, desde la plataforma teatrix.com

 

¿De qué trata el Día Mundial del Teatro?

Por Johana Trujillo @jOtrujilloA

 

El Instituto Internacional del Teatro (ITI) fue creado por iniciativa del primer Director General de la UNESCO, Sir Julian Huxley, y del dramaturgo y novelista JB Priestly en 1948, justo después de la Segunda Guerra Mundial, y al comienzo de la Guerra Fría. En 1961, el ITI inició el Día Mundial del Teatro.

 

El Día Mundial del Teatro se celebra cada 27 de marzo, fecha de apertura de temporada del ”Teatro de las Naciones” en 1962, en París. Tiene como objetivos:

  • Promover el teatro en todas sus formas alrededor del mundo.
  • Crear conciencia sobre el valor del teatro
  • Promover el trabajo de la comunidad teatral a gran escala haciendo conscientes a gobiernos y líderes de opinión del valor e importancia del teatro.
  • Disfrutar el teatro en todas su formas
  • Compartir la alegría del teatro con los demás

 

Ese día la comunidad teatral del mundo y los centros ITI lo celebran con diversos eventos locales e internacionales. Uno de los eventos más importantes es la circulación del Mensaje del Día Mundial del Teatro. Cada año el ITI invita figuras de renombre internacional, comprometidas genuinamente con las artes escénicas, para compartir sus pensamientos sobre el teatro y la cultura de paz. El primer mensaje fue escrito por el dramaturgo francés Jean Cocteau en 1962. Este año tocó a Helen Mirren, actriz de teatro, cine y televisión.

 

Y a un año de haber mantenido cerrados los teatro por la pandemia COVID-19, nos preguntamos ¿qué significa llevar el teatro a las personas? ¿Significa educar a la audiencia? ¿O significa que la audiencia participe en una presentación? ¿cómo llevar el teatro a la gente y mantener ese espacio seguro para la salud de todos?

 

Ante el aislamiento y la vulnerabilidad en la que navegamos, hoy más que nunca, las historias pueden ser un puente entre nosotros. Y el teatro puede darnos una experiencia profundamente conmovedora que nos devuelva la confianza entre nosotros. Que estimule nuestra imaginación y así recuperar nuestra capacidad de sentir. Es a través de las historias que también aprendemos los unos de los otros.

 

Por eso agradezcamos a la pandemia que nos mostró el valor de las artes: cuidar de la mente y el alma de todas las personas del mundo. Ahora, nuestro desafío es que la mitad del mundo que no pudo parar de trabajar por la pandemia también conozca y despierte su interés por las artes y la cultura.

Arbolea, aprender a convivir entre personas y con los árboles

Como parte de la conmemoración del Día Mundial del Agua, la compañía franco mexicana Teatro Entre 2 presentó el documental Arbolea. Convivio de arte y ciencia bajo los árboles desde el Facebook Live de Conagua. La compañía fue fundada por Arnaud Charpentier, Francia Castañeda y Olivier Dautais y desde siempre se han interesado por las problemáticas ambientales, de ahí que las integren en sus intervenciones artísticas.

En 2017, por un pedido del Papalote Museo del Niño que les propuso inventar algo que pudiera presentarse bajo los árboles relacionado con la lectura, los árboles y la naturaleza, nació Arbolea. Convivio de arte y ciencia bajo los árboles.  

Con Arbolea, esta compañía francomexicana propuso distintas situaciones para aprender  a convivir a  la vez que se pasa una tarde bajo los árboles. Pone el foco en los árboles más que en narrar una historia, por eso es una intervención. A partir de improvisaciones, invitan a la comunidad a encontrar su propia manera de relacionarse con los árboles e indagar en qué es lo que quieren rescatar de esa relación para re apropiarse de los espacios públicos.

Arbolea reúne disciplinas artísticas como música, poesía, artes plásticas y títeres. La música ayuda a escuchar el sonido de los bosques y acompañar las historias que cuentan los actores. La arcilla se vuelve una herramienta que facilita la expresión de emociones hacia los árboles, hablar con ellos y empezar a crear una relaciones con esos seres que viven en los bosques.

Alain Kerriou conversa con el fantasma del árbol, un tronco seco, aparentemente sin vida.  Alexandre Doyhamboure, invita a estar tranquilos, escuchar la música y los pájaros. Andrea Calderon declama poesía que muestra la similitud que tenemos los seres humanos con los árboles: nuestras piernas nos dan la misma estabilidad que sus raíces a ellos. Xóchitl Galindres manipula un títere, un viejo sabio con el que es sencillo transmitir ideas profundas como “nada es en vano si crees que vale la pena, me repetí a mí mismo una y otra vez” o “puedes sembrar nuevos sueños o anhelos”.

Ve el cortometraje documental de la intervención urbana Arbolea. Convivio de arte y ciencia bajo los árboles desde el minuto 20:15

Pero, ¿qué hace especial a las artes para abordar las problemáticas ambientales? Facilitan transmitir conocimiento de una manera amena, que estimula la imaginación y el corazón en contraste a la forma informativa que tradicionalmente se ha manejado en las escuelas.

Simplemente, las artes abren posibilidades y nos dan herramientas para navegar la vida. Permiten expresar conceptos complejos de maneras más sencillas participando así en la sensibilización sobre distintos temas ambientales. Es una de las maneras de aprender y despertar la curiosidad de quien asiste a cada experiencia.

“Las cosquillas en los árboles se llaman lagartijas” y mirar una fogata nos une con los primeros seres humanos de este planeta. Empecemos por poner un granito de arena limpiando el parque cercano antes de pensar en resolver los grandes problemas del mundo. Empecemos por convivir con un árbol,  uno de los seres más viejos del mundo.

Los pájaros nos enseñan que migrar es soltar, que una persona-pájaro es libre, y una persona-árbol echa raíces en su lugar. ¿Tú qué eres, pájaro o árbol?

Antojitos Mexicanos, amor que duele pero quieres superar

Antojitos Mexicanos es una divertida obra que invita a mirar el proceso de ruptura de una relación tóxica a través de un cabaret ranchero como sinécdoque de ese amor que duele, que te hace sentir insegura pero que quieres superar.

 

La acción se desarrolla en la cantina La Mala Costumbre, donde Amalia recibe a sus invitados, desconocidos, a los que convocó a un decadente encuentro sin develarles el motivo. Poco a poco iremos sintiendo que esa desconocida y una han vivido cosas similares en algún punto.

 

A ritmo de canciones rancheras cuyas letras dicen cosas como: “ya el amor no me interesa, cantaré por todo el mundo mi dolor…” o “¿A caso no te duelen sus engaños y promesas incumplidas?”, vamos conociendo quién es ella y su relación con Amador. La propuesta, interpretada por Julia Arnaut bajo la dirección de Francia Castañeda, utiliza el recurso del títere y el pop up para generar ritmo en la obra adaptada a formato digital, con ingenio y profesionalismo a cargo de La Canija Teatro y Tiempo de Mandarinas; con material pregrabado y otra parte en vivo. Amador es encarnado por un títere cuyo rostro es la misma actriz pero con un bigote falso.

 

Cuando Amalia era una niña, en sus tiempos no era bien visto jugar fútbol, saltar o correr. Pero cuando creció, contrario a lo que se esperaba de ella, viajó por el mundo y usaba minifalda. Sin embargo, el amor a primera vista con Amador lo cambió todo. Él se enamora fácil pero considera a Amalia su catedral, mas ella sólo quiere que él no le mienta.

 

Cabe destacar la voz de Claudia Arellano interpretando con guitarra las canciones rancheras. Del mismo modo, destaca la actuación de Julia Arnaut en el papel de Amalia del Refugio Soledad, que nos convierte en sus amigos con quienes quiere dejar salir su indignación.

La historia muestra la evolución de la protagonista. Desde deshagos (que te deparan risas que ocultan un “eso yo lo viví”), y la ida a terapia hasta la llegada de otros amores. Es así que se muestra la transformación a una mujer libre, segura de sí misma, que cuestiona que “a los muchachos les celebran sus engaños” y se da cuenta que sólo ella puede amarse profundamente porque, en cuestiones de pareja, el amor no siempre lo puede todo.

La arquitectura del silencio, explorar el silencio, la memoria y lo ausente

Por Johana Trujillo

En el escenario del Teatro El Milagro, cinco actores se acercan a una gran esfera de luz que dice #RESISTE. Después, uno a uno van eligiendo a uno de los cinco espectadores que los acompañan. Entre conversaciones entre ellos, les quitan los zapatos y les envuelven los pies con una hoja de plátano y un listón rosa para después llevarlos a un espacio más estrecho, debajo de las butacas.

Los actores eligen la zona con arena en el piso, los cinco invitados están frente a cada uno. La estética de esta parte del dispositivo escénico recuerda a una escena de la película Stalker del director ruso Andréi Tarkovsky, considerado uno de los grandes maestros de la historia del cine. Esta película transcurre en un lugar de Rusia llamado «La Zona», donde hace algunos años se estrelló un meteorito. A pesar de que el acceso a este lugar está prohibido, los «stalkers» se dedican a guiar a quienes se atreven a aventurarse en este inquietante paraje. Teatro El Ghetto plantea La arquitectura del silencio como un proyecto escénico en homenaje al director de cine.

 

El montaje es un dispositivo en el que se comparten miradas, silencios, recuerdos y secretos que llevan a vivir una experiencia con todos los sentidos, dejando atrás lo cotidiano y trayendo la memoria de cada uno. Una aventura en una zona segura y conmovedora pues cada actor comparte una vivencia: alguien a sus cinco años tenía un hamster que no respiraba y nunca se atrevió a decirle a nadie que había muerto; otra confiesa que está enamorada de dos personas aunque sabe que no durará mucho o que tuvo problemas con el radiólogo pero nunca se lo dijo a nadie…

Bajo la idea, concepto y dirección de Agustín Meza, La arquitectura del silencio no es solamente un montaje íntimo que interviene las butacas y el espacio escénico del Teatro El Milagro, también es una invitación a confiar de nuevo, recordar lo que es estar frente a frente con el otro, compartiendo algún suceso de la propia vida. Por eso, cada función es única e irrepetible; depende de la vulnerabilidad con la que se dejen ser quienes elijan verla de manera presencial. No hay ficción, texto ni historia; hay una oportunidad de explorar el silencio, los laberintos de la memoria, lo ausente y sólo tal vez un “logro desbloqueado” porque “esos pequeños logros nos dan vida” y “la belleza siempre está ahí para aquellos que quieran mirarla”.

La Arquitectura del silencio ofrecerá funciones el 21, 27 y 28 de marzo a la 1 pm en el Teatro El Milagro y por streaming. El costo del boletos es de $80 o $150 para streaming y en presencial Donativo Voluntario Consciente. Los boletos se pueden comprar en Boletópolis.

¿De qué trata #Resiste?

La contingencia llevó a cada uno a replantearse muchas cosas, a la comunidad artística a reflexionar y mostrar el valor de las artes. En agosto de 2020 Agustín Meza, director y fundador de la Compañía de Teatro El Ghetto, lanza la iniciativa #RESISTE con el proyecto “We´ll meet again” para defender el arte ante la contingencia sanitaria por el Covid-19 que mantuvo los teatro cerrados hasta septiembre de 2020.

Para ellos era muy frustrante tener que pensar en el Zoom, pues el verdadero sentido del teatro está en el encuentro con el otro, en el contacto humano. La pandemia lo llevó a ser el primer colectivo mexicano que salió a la calle a través de su pronunciamiento #RESISTE, poniendo al alcance de la gente el teatro presencial en espacios públicos. Definitivamente, El Guetto Teatro es una compañía que se adapta a la complejidad del tiempo que vivimos.

 

El Gallinero, mujeres comprometidas con el clown y la ciencia

El Gallinero es una compañía teatral independiente liderada por tres mujeres comprometidas con la creación, investigación y enseñanza del humor a partir del clown, la ciencia y la comedia física.

 

 

Por Johana Trujillo / Foto: Enid Hernández

 

Una de las características que tiene el teatro y por lo cual me cautivó es que te invita a reflexionar. Lo que me llama la atención de El Gallinero es que además está comprometida con la ciencia, las matemáticas y el medio ambiente. No me puedo imaginar cómo hubieran sido mis clases de biología y matemáticas si hubiera habido humor de por medio.

 

La compañía El Gallinero es creada en 2009 por tres mujeres: Claudia Cervantes, Jésica Bastidas y Lucía Pardo. Ellas se conocieron en la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT). Con el grupo que egresó de la carrera hicieron tres producciones, sin embargo, cuando se fueron formando grupos más pequeños y cada quien vio por lo suyo, eligieron seguir juntas como El Gallinero.

 

Su compromiso con el humor y la ciencia

Estas mujeres están tan comprometidas con el humor a partir del clown y con la ciencia que su compañía teatral ha desarrollado alianzas con científicos, instituciones y organismos como el Centro de Geociencias de la UNAM, El Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT) y Greepeace México A.C.. Por ahora su repertorio tiene tres espectáculos Ultramareadas, Desesperimentos y Tr3s Ilustr3s.

 

Jésica tiene el rol de la difusión; Lucía está a cargo de la dirección escénica y Claudia de la producción. Todas son intérpretes en sus propios espectáculos. Y a todo esto ¿qué es un clown?

 

“El clown es una persona muy curiosa y muy hábil, le gusta hacer preguntas profundas y emocionarse explorando sus respuestas. A veces se emociona tanto que llega a un extremo y parece que nada tiene sentido, aunque tiene toooodo el sentido del mundo para esta persona”, me explica Jésica.

 

El que la ciencia se haya convertido en una característica particular de El Gallinero nace de un encargo (trabajo a la vista). Una científica les encargó hacer una obra para difundir sus libros, unos folletos que hizo la UNAM titulados “Experimentos simples para entender una tierra complicada”. Ahí nace Desesperimentos, que aborda el tema de la física.

Si bien sí les costó algo de trabajo traducir la física a la ficción, les sorprendió la afinidad que hay para compartir distintos contenidos a través del humor y la aceptación de las audiencias. Así que por ese espectáculo luego les pidieron uno de matemáticas: Tr3s Ilustr3s.

Espectáculo Tr3s Ilustr3s. Foto Carlos Abrajam

 

La colaboración con los científicos les gustó tanto y lo hicieron tan bien que decidieron tomar la colaboración interdisciplinaria como sello de su compañía y como una línea de trabajo. Por eso con Ultramareadas, su más reciente producción, buscaron tener la asesoría de un experto en ecología. Gracias al apoyo recibido por parte del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (FONCA) es que podrán dar funciones gratuitas en el Centro Cultural del Bosque, el Centro Nacional de las Artes y en el CIMAT Guanajuato.

 

Les cautiva usar su herramienta de trabajo, el humor, para dialogar con disciplinas que pareciera que no tienen nada que ver con las artes. Eso les permite construir conocimiento que sea accesible y divertido. Y en un mundo en el que ahora vivimos problemáticas complejísimas, El Gallinero nos enseña que el humor y las artes tienen un potencial especial para romper con la idea “es que no le voy a entender” que nos alejan de la ciencia… y del teatro también.