JOSÉ MANUEL TRAE CANCIONES PARA UN MUNDO NUEVO

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

José Manuel López Velarde escribe, compone, dirige y también administra el espacio cultural La Teatrería. Es alentado por maestros como Daniel Finzi Pasca, Ximena Escalante, Martín Acosta, Mauricio García Lozano, Enrique Singer y José Caballero.

 

Fue asistente de director de espectáculos como Cri Cri Kinderkabarett con la cantante mexicana Eugenia León, en Alemania y Nunca más de la reconocida interprete alemana Ute Lemper. En el ámbito de la música ha dirigido la gira de Sasha Sökol para el disco 11:11 que se lanzó en 1997; así como espectáculos de Juanes y Belanova.

 

Es autor y director de obras como “Laberinto” a lado de jóvenes en riesgo social en calles de la Ciudad de México; el musical “Si nos dejan”; la obra para peque “El último teatro del mundo” y “Mentiras” (2008), musical que ya tiene nueve años en cartelera./

 
Ha traducido y dirigido las obras como “Conejo blanco, Conejo Rojo” o “NASSIM”. Una traducción y dirección que está a punto de estrenar a nivel mundial, en español, es “Canciones para un mundo nuevo” del compositor de teatro musical y ganador de tres premios Tony, Jason Robert Brown.
 

“Canciones para un nuevo mundo”, el primer espectáculo producido por Brown Off-Broadway en 1995 a sus 25 años, llega a México en español bajo la dirección de Manuel. Se estrena el próximo 23 de julio en el Teatro Milán (Lucerna 64, Juárez) con una temporada, lunes y martes a las 8:45 p.m., hasta el 21 de agosto. En entrevista para Distrito Teatral conversa sobre este proyecto.

 

 

¿QUÉ HACE PODEROSAS A LAS CANCIONES QUE CONFORMAN “CANCIONES PARA UN MUNDO NUEVO” Y POR QUÉ EL ESPECTÁCULO ESTÁ MÁS VIGENTE QUE NUNCA?

Me parece que la misma temática es el mismo hilo conductor de la obra; es dar ese paso inesperado y que hace que tu mundo cambie por completo. Extrapolarlo a que siempre estamos tomando decisiones y todos nos podemos identificar con tener que cambiar nuestro mundo e ir a un lugar que no conocemos y, que posiblemente da miedo, pero hay que tomarlo y avanzar porque lo único constante que hay en la vida son los cambios. Creo que eso lo vuelve muy universal.
 

¿CÓMO LLEGÓ “CANCIONES PARA UN MUNDO NUEVO” A TU VIDA Y QUÉ MOTIVACIÓN HAY DETRÁS POR ESTRENARLA EN ESPAÑOL EN MÉXICO?

“Canciones para un mundo nuevo” llegó a mi vida como eso: sólo canciones. Hace muchos años, más de 20, baje el disco. Son canciones que me han acompañado hace tiempo, que me gustan mucho y que han resonado en mi vida, en mi crecimiento.

Para esta puesta me llamarón Carlos Vidauri y Daniel Delgado para hacerla de un día al otro. Para cerrar ha sido un proyecto muy vertiginoso, hubo que decidirlo y aventarse pronto, desde producirla y montarla. Ha sido muy gozoso. No ha habido mucho tiempo de pensar dos veces las cosas creo que son canciones muy universales que pueden resonar en cualquier lugar, estamos haciendo una adaptación al español muy respetuosa tomando en cuenta que es para un público mexicano.
 

Una canción que siempre le llamó desde hace muchos años fue ”Yo no le temo a nada”. Se ha sentido identificado de diferentes formas con el paso del tiempo “e incluso de sentirme así o todo lo contrario. Ser por ejemplo padre de familia cambia mucho tu sensación del miedo y de lo que te da miedo y de que es lo importante”, me comenta López Velarde.

Para quienes se animen, “van a ver muchos musicales en uno cada canción es un personaje, una situación y una atmosfera diferente. Son como dieciséis obras ligadas por este hilo conductor de dar un paso para enfrentarse a un mundo nuevo literal o metafóricamente. Se van a enfrentar a muchas obras de teatro en una”, concluye.

Alicia González, con (Des)arraigo incita a la búsqueda personal

La actriz y cantante Alicia González, quien en los últimos siete años se ha desempeñado como productora y actriz de su compañía teatral JUEGO teatro, por primera vez realiza un trabajo de dirección con un unipersonal escrito por Mónica Perea que se estrena este miércoles 6 de junio en Sala Novo.

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Conocí a Alicia González gracias a la puesta en escena que dirige y está por estrenar: “(DES)ARRAIGO. SOLO PARA ACTRIZ-BAILARINA, ORQUESTA Y UNA BICICLETA.” Esta obra escrita por Mónica Perea es la primera vez que su compañía, Juego Teatro, hacen un unipersonal; la primera vez que musicalizan en vivo; la primera vez que la actriz Julieta Cano está en escena y no como parte de lo creativos de la compañía, y es la primera vez que Alicia dirige sola.

La decisión de dirigir este unipersonal “no surgió directamente como una inquietud de explorar la dirección, yo eché a andar el proyecto y mi intención era producirlo y gestionarlo, pero poco a poco nos dimos cuenta de que era mucho más lógico que yo lo dirigiera ya que nacía de una inquietud mía y yo parecía tener muy claro hacia dónde quería llevarlo en términos escénicos. Una vez que acepté, por supuesto, moría de miedo. La comunicación entre Julieta, los creativos y yo ha permitido que el proceso sea totalmente gozoso y nuestra exploración muy afortunada. ” Me cuenta la directora.

¿Cuál es ese cambio que viene a abrir (Des)arraigo en la vida profesional de Alicia y en la trayectoria de su compañía? “Sin duda creo que es un parte aguas para Juego Teatro, porque después de 7 años de trabajar juntos nos hizo darnos cuenta de que hay facetas de los integrantes de la compañía que no hemos explorado aún, y de que los esquemas de trabajo siempre pueden encontrar nuevos caminos”

Juego Teatro es una compañía que nace en 2011 y cuya línea de investigación parte del teatro físico; generan en cada montaje el desarrollo de códigos de movimiento que utilizan como principal medio de expresión. Apuestan por el movimiento y el teatro físico. “Desde que comenzamos nuestras carreras profesionales hemos explorado el movimiento, lo hemos hecho como compañía pero también de manera individual. La danza y otras técnicas de movimiento han sido una búsqueda constante y genuina, es uno de los intereses que hemos compartido y que nos hicieron comenzar a trabajar juntos. Creemos que al margen de la palabra se abre un gran campo de posibilidades interpretativas, y que es ahí donde vive la honestidad. En la dramaturgia de Mónica Perea encontramos una estructura que nos permite indagar en esta exploración”.

La compañía lleva ya siete montajes en su haber donde cinco son dirigidos por Alan Uribe, uno por Daniel Bretón y otro por Antonio Algarra, además, han montado dos textos escritos por mujeres. Alicia González es la primera mujer en esta compañía que dirige un unipersonal sobre una mujer que va a buscar su propio camino. Todo esto que le hago ver le parece muy revelador.

“Me siento desde hace mas de un año inmersa casi sin buscarlo, en este oleaje de mujeres que buscan reivindicarse como creadoras, como autoras de sus propios discursos, y no sólo en el mundo de las artes. Es un tema que se me presenta constantemente y siempre de manera vehemente. Admiro y respeto a mis maestros, directores y compañeros de escena, he tenido la fortuna de conocer a hombres inteligentes y talentosos que me han enseñado mucho. Aún así, no se necesita ser estadista para darse cuenta de que hay muchos más hombres en puestos creativos, que mujeres, y me parece que tendríamos que preguntarnos el por qué. Y aunque nunca me atrevería a menospreciar la invaluable participación de los hombres de nuestro equipo, sí reconozco que me siento feliz y satisfecha al ver que la dramaturgia, el concepto escénico, la producción, la dirección y la actuación están en manos de mujeres que admiro, y que trabajamos arduo para contar con la mayor honestidad posible la historia de una mujer que se busca. Cito a Diana Reséndiz en el manifiesto de la obra Nuestra Venganza es ser Felices: “No venimos a pedir que nos respeten. No venimos a pedirles nada. Venimos a contar nuestra historia.”“

En 2017, después de tres montajes en que Julieta Cano había coreografiado o asesorado movimiento, Alicia tuvo la inquietud de hacer un montaje en el que ella fuera la protagonista. “Siempre he creído que tiene un potencial interpretativo maravilloso que he visto en sus participaciones con otras compañías, mientras en la nuestra permanecía en el lado creativo. Así que presenté mi proyecto al equipo, decidimos que sería un unipersonal. Dado que es un unipersonal, me permití probar algo con lo que soñaba desde que empecé a estudiar música, y que debido al tamaño de los elencos y las nóminas nunca había sido posible: ¡musicalizar en vivo! Tener esa oportunidad y contar con músicos amigos de toda mi confianza, me hace muy feliz; pero sobre todo, me entusiasma muchísimo encontrarme mano a mano con Julieta en este proceso creativo y echarme el clavado con ella este miércoles que estrenamos.“

El texto está conformado por 12 escenas que dan nombre a cada estación del viaje del personaje: Pertenencia, Arraigo, Salto, Todo atrás, Cambio de ritmo, ¿A qué vine?, Nada me detiene, Es mío, El dolor de crecer, Yo soy, Futuro Porvenir y Caldo de pollo o cómo siempre se regresa al origen, con los que vas conociendo a Julieta. “En cada estación buscamos núcleos emotivos y tratamos de establecer con ellos un vocabulario corporal y musical, que corra de manera paralela a la palabra y abra una ventana mucho más directa hacia el espacio emotivo que explora la intérprete. Juego Teatro ha abrazado el desarrollo de códigos de movimiento como eje de trabajo, en el que hemos tratado de profundizar a lo largo de los años.”

El texto está escrito a partir de experiencias reales de la vida de la actriz Julieta Cano por un interés de Alicia de contar su historia. “Ella emprendió un viaje con el que siempre me he sentido profundamente identificada, y me gustaría abrir ese espejo para que el espectador conecte con su propia búsqueda. Éste me parece, además, un gran lugar de partida que difícilmente nos dejará mentir en éste montaje que, como ya mencionamos, es primera vez de tantas cosas.”

Con (Des)arraigo, recordaremos que “todos hacemos un viaje en algún momento de nuestras vidas, “El” viaje, que se vuelve revelador, un antes y después. Quizás la particularidad de éste personaje es que cada punto que pisa en su travesía se vuelve extremo, intenso, radical. Yo encuentro mi propia experiencia en esta historia, y estoy segura de que muchos lo harán también.”. (Des)arraigo es una incitación “a quienes no han emprendido su búsqueda, a que la reciban con los brazos abiertos cuando se presente, e incluso a que la propicien, sin miedo. Y a quienes ya la vivieron, a que traten de observarla sin juicios.”

En la propuesta de dirección , la música y el movimiento son los grandes compañeros de escena de la intérprete. “En nuestra propuesta, la música es mucho más que un generador de atmósferas, es más un catalizador de la acción, un elemento vivo que se comunica de manera directa con la intérprete y su creación coreográfica que a su vez, está construida por variables que se reorganizan en cada función.“

(Des)arraigo es el primer proyecto de la residencia que Juego Teatro tiene en Teatro La Capilla este año. Los siguientes montajes que podremos conocer como parte de su residencia son: “Soñé una ciudad amurallada”, de Juan Carlos Franco bajo la dirección de Alan Uribe, que presentará su tercera temporada; el estreno de “Juan y Julia”, también de Juan Carlos Franco basado en “La Señorita Julia” de Strindberg, dirección colectiva; y “Padre Nuestro”, el primero del tríptico “Máquina Becket”, texto de Alejandro Iglesias Mendizábal y codirección de Alan Uribe y Meraqui Pradis.

Por lo pronto, este miércoles 6 de junio tienes una cita a las 8 p.m. para conocer el viaje de Julieta. Estará en temporada todos los miércoles y jueves de junio en la Sala Novo de Teatro La Capilla, ubicada en Madrid #13, Col. Del Carmen Coyoacán.

Consulta la obra en nuestra cartelera.

Ensayo: CUESTIONANDO AL CRÍTICO

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Me pregunto si el crítico aún mantiene una voz de autoridad dentro del mundo de la escena teatral en México. También me pregunto si lo importante es ejercer una crítica honesta en lugar de levantar premios que sean otorgados por ellos y de ésta manera tener la aprobación de los creadores. Porque muchas veces, pareciera, que se pierde mucho del ejercicio crítico al tratar de agradar. Creo que si quisiéramos agradar tendríamos que ejercer otra cosa y no la crítica.

Pareciera necesario que es momento de rehabilitar la dimensión crítica. Lo que significa actualizar la luz de las transformaciones teatrales de la segunda década del siglo XXI. Sería comprender cuáles son los intereses e ideales de esta época. Lo cual no es sencillo ya que la intención lo pareciera, tiene más aristas de las que podríamos imaginar y las cuales no abordaremos ahora. Sin embargo, existe una constante en las nuevas y no tan nuevas dramaturgias de mitad del siglo XX e inicios de XXI: la ruptura de la estructuras. Lo que culminó en una creación de una teoría postdramática, la cual, algunos han olvidado, que se creó a partir de la necesidad de explicar lo que acontecía en la escena teatral de mitad del siglo XX y no como una guía para hacer teatro.

La fractura de las estructuras y su falta de entendimiento han degenerado en una vorágine teatral en donde la historia y su entendimientos son nulificados. Se ha olvidado que para el hombre la historia (la trama) ha servido para explicar su realidad ante el mundo, incluso con el rompimiento de las estructuras. Por ello resulta grave la falta del entendimiento de estas nuevas estructuras por parte de algunos creadores al presentar su obra, ya que pareciera una mezcla de meras ocurrencias. Para ejemplicar la necesidad del hombre occidental por contar historias y así aprender de ellas nos podríamos remontar a tres clásicos El poema de Gilgamesh, La Iliada y la Biblia, La Odisea y otros. Incluso si deseamos romper la estructura clásica de los tres actos, podríamos recurrir a las palabras de Godard quien dice que una historia siempre debe tener un inicio, un intermedio y un final, sin importar su orden.

El redefinir nuevas estructuras no ayuda a entender una época poco definida. En donde el hombre no sólo se ve afectado por la industria, también por una tensión constante de una destrucción de la especie humana en manos de humanos. La guerra armamentista, las bombas atómicas y bacteriológicas nos han sumergido en un terror constante. Se ha dicho que nos encontramos en una era marcada por la destrucción y que ésta sería en nuestro planeta. Podríamos entender un poco más de esto a través del concepto Antropoceno de Paul Cruzer (Premio Nobel de química 2000), el cual trata de explicar la época geológica actual la cual debería de reflejar el imparto del hombre sobre la Tierra.

El mundo ha cambiado, y no a la usanza de los abuelos. Lo que ha provocado que el espíritu de los hombres también lo haga, lo que se ve reflejado en el arte. La crítica debe transformarse para seguir comunicándose no sólo con los creadores escénicos, también con los lectores. Porque su tarea no es invitar a la gente al teatro, es hacerlo pensar y que ese pensamiento acompañado de sensaciones lo impulse a ir al teatro. Porque es lamentable leer una crítica que ensalce atributos que no existen en una obra.

El crítico tendría que entender que el mayor compromiso, no sólo es con él sino con el lector espectador; también cuestionar cuáles son las condiciones políticas, sociales y geográficas que nos envuelven.

Las verdades, históricamente podríamos comprobarlo, nunca agradan. La crítica también es sensible y cuando es honesta arroja una verdad. Quien la ejerce se ve afectado por múltiples factores que determinan su carácter y estilo, no tendría que ser tomada de forma personal para ejercer un juicio moral sobre otros. Tampoco tendría que ser tomada de forma personal por parte de los artistas escénicos.

Pensar el teatro no sólo tiene que ser desde la escena, también desde la crítica, como espectadores. Porque el cuestionarse el por qué, para qué, él cómo y dónde nos podría dirigir a una utopía (palabras ahora tan desgastada) de un mejor quehacer teatral.

* Escritora por necesidad, teatrera por convicción. Ha trabajado como directora, dramaturga y productora teatral, ha presentado obras en foros alternativos como: El Trolebús Escénico, Foro Shakespeare, Pandeo, Lucerna… Muchas veces se ha preguntado el por qué habría de escribir. Llegó a una conclusión: la realidad no le es suficiente. Cree que el mundo exterior tiene que ser revelado a través de esclarecimiento de las ideas y por ello el ejercicio de la crítica es fundamental. Egresada de la Escuela de Escritores SOGEM.

**El texto publicado es responsabilidad de su autor.

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ELEONORA LUNA: ABRIR MUNDOS A LOS NIÑOS DESDE EL TEATRO

La dramaturga y directora Eleonora Luna habla sobre la llegada del teatro a su vida y su manera de ver el teatro dirigido a peques, como una herramienta de empatía.

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)


Eleonora es del Estado de México, de Texcoco. Un lugar donde lo más común es la música, las bandas de viento y, por otro lado, en la literatura, la crónica de los pueblos originarios. En su adolescencia el teatro no existía ahí.

Llega al teatro gracias a un taller que tomó en la preparatoria. Entre los que sobraban, repujado, maquillaje y teatro, eligió teatro a pesar de ser tímida. Se dio cuenta que no sólo se actuaba sino que también se escribía, que estaba el rol del director, del productor… Pensó que era un hobbie pues estaba la idea de que no se vivía de ello y que era una profesión difícil. “La cual sí lo es. Y que no se vive tan bien, también es cierto porque en cuestión de políticas públicas, en el país, estamos muy mal, y va decayendo”, me comparte.

Cuando estaba en la universidad entraba de oyente en la facultad de Filosofía y Letras, descubriendo también las escuelas dedicadas al teatro como el Centro Universitario de Teatro (CUT) y la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT). “Si es serio. No es que todos los que estudiaron cine se metieron a un taller y ya. Hay una profesión y hay un rigor académico”, recuerda Eleonora. Estudió química y también teatro en la facultad de filosofía. Fue así que al estar de oyente y en los talleres en el centro cultural identificó que lo suyo sí era el teatro. “No me lo podía quitar, entonces me dedico de tiempo completo a esto y a dar clases tanto de teatro como de literatura”.

Cuando Eleanora va al teatro le gusta que le sea placentero, aunque sea doloroso, que le esté moviendo algo por dentro. Busca que lo que ve le esté haciendo sentir algo. Y lo que la motivó a escribir para niños fue “muy chistoso porque una vez me atropelló un camión de escuela cuando iba en la bici. Y un amigo me dijo “es que a ti la infancia te pega por todos lados”. Cuando comencé con esta compañía de teatro de la casa de la cultura, no hacíamos teatro para niños, eran cosas muy experimentales”. Cuando salió de la carrera hizo varias cosas de producción. Desempleada, fue hasta que le hablaron de una escuela primaria, por recomendación, donde necesitaban una maestra de teatro, que descubrió que le gustaba mucho y que incluso tenía facilidad de interactuar con niños difíciles. Encontró que el teatro ayudaba mucho a esa mediación, que se había entendido mal la función social del teatro. Gracias a comenzar a dar talleres de teatro para niños también se dio cuenta que ese teatro era moralino, didáctico en el estricto sentido pedagógico.

“Si voy a enseñarles a lavarse los dientes, ese es el fin último no la diversión, no que ellos hagan, conecten, razonen. En un sentido pedagógico muy tradicional. ¿Por qué estamos haciendo este público que más adelante va a ir y pagar un boleto? No podemos seguir dándoles esto como teatro para niños. Así comencé a investigar qué estudios había. Llegó ese trabajó y descubrí algo que me interesó muchísimo: necesita el rigor académico; necesita la parte social pero también lo lúdico, la manera de tener cohesión entre los miembros de la comunidad y la familia. Luego vi que en ese campo no había nada, no había estudios, nada.

Era algo en lo que yo podía contribuir a ir cambiando esa mentalidad por lo menos en los talleres que yo daba. Donde las familias comenzaban a ver el arte de otra manera porque las mamás y los papás nunca se imaginaron que un taller de teatro lograra cambios en sus hijos. Y a partir de ahora no es sólo que me busquen a mí, ahora van a buscar talleres que cumplan con expectativas cada vez mayores, por lo tanto, cada vez van a ser mejores las ofertas que haya.” Así llegó al teatro para niños.

Cuando la compañía de teatro de Texcoco se separa, ella y los actores comenzaron a buscar textos para montar. Ninguno les convencía pues o eran didácticas o muy “tontas”. Hasta que Eleonora encuentra una adaptación superficial y literal del poema “La caza del Snark” de Lewis Carrol, comienza a imaginar infinidad de posibilidades. Escribió una obra que si bien nunca la montaron, sí ganó el Premio Nacional de Literatura. “Creo que la vida me está diciendo que se me da estar con niños y no tratarlos de la forma convencional”. Comenzó escribir y descubrir la facilidad con que brotaba un tono juguetón.

“Los niños ya entienden el mundo pero lo van entendiendo de acuerdo a sus experiencias. Logran comprender muchas cosas que nosotros asumimos que no porque las hemos complejizado o sobrecomplejizado. Sin embargo, el adulto a veces tampoco ha comprendido el mundo y se le revela en una obra. Me ha pasado a mí: veo una obra y me caen todos los veintes que no me habían caído en treinta años.”, reflexiona la dramaturga y directora.

“Nosotros los creadores no estamos para aleccionar o decir “estas son las soluciones”, al contrario, les comparto todas estas preguntas que yo tengo. ¿Cómo mejoramos nuestra comunicación? ¿Cómo vencemos nuestros miedos? Porque el miedo para un niño puede ser la oscuridad al ir a hacer pipí en la noche. Y mi miedo puede ser la oscuridad porque estoy viviendo un proceso de duelo. Al final, si yo voy a ver una obra para niños y yo estoy pasando ese proceso, se me va a revelar un mundo”

Crear a partir de lo que le está preocupando en ese momento, de lo que ella quiere preguntarles a los niños. Preguntar más que aleccionar, abrir conversaciones. “Yo creo que más que intentar revelarles mundos, más bien abrir todo un mundo y que ellos puedan revelarlo de acuerdo a lo que han vivido y el entorno que tienen”. Para ver a través de los ojos de los niños y conectar con ellos, “ha sido un trabajo de autoconocimiento muy grande y retador porque te das cuenta que tienes muchos prejuicios. Y justo esos prejuicios es lo que comunicas. Puedes ser desde algo tan sencillo como un primer acercamiento a un texto que es para niños, y la manera en que lo lees comienza a ser diferente, con un tono “bobo”. Y que yo trabaje con niños y adolescentes me permite ver dónde la estoy regando. Dónde les estoy hablando de un tema que no les interesa o un lenguaje que no les toca…”

Para conectar con los niños necesitas conocerlos. “Y cuando digo conocer puede ser a tus sobrinos, que los observes jugar.” Para hacer teatro para niños se necesita la habilidad de quitarte todos lo prejuicios y poner atención a tu público tanto en escena como cuando lo estás escribiendo o dirigiendo.

BÁRBARA PERRÍN: ESCRIBE MEJOR DE LO QUE ACTÚA

Peligrosamente distraída, esta dramaturga tijuanense nos comparte sobre su vida entre la dramaturgia y la creación de marcas, y cómo fue el proceso para escribir “Todos los peces sobre la tierra”

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Barbara_Perrin_Rivermar

Bárbara Perrín encuentra en lo que le rodea detonadores de inspiración. Puede ser cualquier cosa: “una caricatura, alguien con quien platiqué en la mañana, de todos lados”, me responde ante la pregunta incómoda de los referentes. Una pregunta que le quiso hacer Fernanda del Monte cuando se la pedí.

Aunque no va al teatro “tanto como debería”, le importa que le mueva el corazón, “si me incomoda está chido. Cuando sales del teatro, y ves al otro [tu acompañante] y no sabes qué decirle. Y tienes que procesar para decir algo tan simple como «estuvo chida ¿no?» Ese momento de desconcierto, de que una obra te mueva el tapete es muy importante. A mi me gusta más la producción por el tema de la publicidad. Me gusta lo vistoso, me gusta que haya luces, escenografía, escándalo. Pero ese ya es mi gusto personal. Si llegan a escarbar en tu corazoncito y nada más lo hicieron con una silla… ah, se súper agradece. Pero lo que no puedo perdonar jamás es que nada más usas una silla y ni siquiera te mueven algo. Es como «por favor amigo, dame algo»”, aclara.

 

Escribir teatro y hacer publicidad

Intenta no actuar porque escribe mejor de lo que actúa. “A la hora de escribir y generar marcas he encontrado muchas cosas en común. Me dicen «¿Cómo que haces teatro y haces publicidad? ¿Qué tienen que ver el teatro y la publicidad?» Hasta la palabra lo dice, el maldito público, todos trabajamos con público. Trabajamos con llegar a las emociones y a lo más profundo del cerebro de otro. En publicidad, normalmente, mi objetivo va a ser que me compres producto o servicio, y en el teatro va a depender a qué partes del cerebro del público quieres meterte. Se llega de maneras muy similares: creando personajes.”

Para ella, crear una marca es crear un personaje. “Un personaje y una marca tienen que estar desarrollados con mucha congruencia. No puedes cambiarles las voces. No puede actuar de una manera y luego de otra, a menos que la naturaleza de este personaje o marca sea versátil. Tienen que mantener estas características para que uno, me la creas; y dos, me lo compres. Este es un proceso que me emociona mucho: construir marcas-personajes. Así le digo yo cada vez que se lo vendo a alguien. Y mis procesos para construir tanto uno como otro suelen ser similares…”

Lo que le entusiasma de todo el proceso de escribir es construir los universos. Y guarda en su carpeta “esto no es literatura”, cosas que le gustaron sólo a ella. “Es un juego donde yo puedo hacer un universo del tamaño, forma o color que yo quiera; ponerme mis propias reglas, cacharme cuando las estoy rompiendo.” La obra que considera que mejor le ha quedado, y que es su favorita, es una de vaqueros. Le encantan los Westerns, le encanta Clint Eastwood. “Medio escribo, puedo defenderme haciendo un universo de vaqueros. Voy a divertirme. Generé, después de mucha investigación que también es muy padre, este universo vaquero donde hay mineros, balazos, caballos. Es maravillo verlo edificarse tanto en el papel como cuando ya lo ves en escena y dices: «el universo funciona. Aquí está sucediendo la magia.» Cuando te compraron la convención ya estás del otro lado.”, comenta.

 

Trabajar con Gina Marti y Alejandro Ricaño

La conocí por el texto “Todos los peces sobre la tierra” que se estrenó en el Teatro La Capilla en 2016. La actriz Gina Martí le solicitó este texto. “Le eché muchísimo de mi cuchara a pesar de que era la historia de Gina”, recuerda.

“Gina me busca y me dice: “Oye, pues te tengo una historia, y me gusta cómo escribes. Me gusta que le pones un poco de humor a todo.” Es cierto, trato de hacerlo. Y entonces me cuenta la historia más triste que he escuchado en mi vida. Pensé “¿qué te pasa? ¿Cómo le voy a meter humor a esto?” Estaba al borde del llanto. Pero caí en la cuenta de que la única manera de hacerlo un poco más ligero era alejándolo del mundo real porque si lo bajaba iba a ser demasiado devastador y azotado. Y a mi me choca lo azotado. Decidí usar elementos de un mundo fantástico, y este tipo de ambigüedades como que el papá es un “viejo lobo de mar”. Una expresión de un hombre con experiencia pero qué tal si sí es un viejo lobo de mar. De ahí pa´l real fue mucho intercambio y retroalimentación.”

“Todos los peces sobre la tierra” les permitió hacer una exploración sobre el duelo. Antes de pasar al proceso de dirección, Barbará recibió notas de Alejandro Ricaño. “Me hizo recortarle mil y un cosas, y tenía toda la razón. Era una de estas cosas que guardé en mi carpetita “esto no es literatura”. Y quedó así el texto. En el camino Gina y yo nos hicimos muy amigas.”

 

¿Cómo es una vida bella?

Escribe con cierto impulso. No quiere cambiar al mundo, “al menos no de la forma tradicional”, quiere generar un placer al espectador o al lector, aportar la belleza, el disfrute. “Ver un espectáculo a partir de un texto mío y que lo disfrute.” Bárbara tiene convicción en la belleza. Incluso recuerda la frase de la decoradora de interiores Elsie De Wolfe «voy a ser bello todo lo que me rodea». “Esa linda frase funciona a todos los niveles. Quiero que lo que me rodee y genere sea bello, no sólo a nivel profesional. Siempre es un objetivo utópico. La belleza en el espacio que me rodea, y tratar que esta aura de belleza llegue tan lejos como se pueda. Que mis estén bien escritos, sean montables, que digas «qué belleza, esto es un poema». Tratar de forma bella a las personas: promover un buen servicio al cliente donde sea una experiencia agradable, hasta ser gente decente con tu familia y las personas más lejanas. Es mucha atención a los detalles.”

OLIVIA ORTIZ DE PINEDO: APOSTAR POR LO QUE ENTRETIENE

Platicamos con la productora Olivia Ortiz de Pinedo quien apuesta por lo que le gusta y para producirlo no se mete en tanto lío.

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Oli es de las que va a ver obras y cuando le encantan lo twittea. Le importa que le dejen tema de conversación y no le aburran. Nos recomienda “Urinetown. El musical de Broadway” que va a estar en el Teatro Milán hasta el 5 de abril, los jueves a las 8:45pm. “Es un musical de lujo. Es una compañía queretana. La traducción está bien hecha, los arreglos…”, me dice.

Es mala para lidiar con el estrés.

—Me he vuelto muy solitaria, me gusta estar sola en mi casa, leer, no hablar con nadie. Me aíslo, llega el sábado y me olvido del trabajo. Eso me ayuda. No me gusta desquitarme con la gente.

Le ayuda recordar lo que aprendió cuando empezó a leer Kabbalah: “Si no está saliendo como yo quiero es que tiene que haber otro camino. Y yo no lo estoy viendo.” “En lugar de desesperar, relájate y busca un mejor modo”, se dice a sí misma.

Lleva desde 2009 haciendo producción teatral después de ser “diez años godín en las áreas de marketing, relaciones públicas, patrocinios, publicidad, promociones, todo eso. Trabajé en corporativos, agencias y cuando estaba estudiando mi maestría en mercadotecnia en 2006-2007, mi proyecto final era hacer una asesoría a una empresa. Yo quería hacerla a la empresa de mi papá y mi tío que llevaban veinte años con la empresa y nadie había escucha de Espectáculos Espejo. Hice un estudio que se los presenté y les dije “tienen que cambiar el nombre a Ortiz de Pinedo Producciones”, finalmente lo que conocen es el apellido. De donde nos viene el legado es del apellido, es del abuelo y es de toda la familia: mi bisabuelo, mi bisabuela, mi abuelo, mi tía, mi tío, mi papá, mis primos… todos. Es de familia.”, recuerda.

Cuando les presenta el proyecto su respuesta fue: “¿no quieres venir a trabajar con nosotros?”

—Acababa de tener a mi bebé, había renunciado a mi trabajo de godín. La idea, muy en el fondo, era que me invitaran a trabajar. Y lo logré. Yo siempre había querido trabajar en teatro, quería ser actriz. Hice teatro en el Tec de Monterrey, pero nunca fui de pedirle un favor a mi tío. Nunca me sentí la gran artista por más que yo quería ser actriz.

La primer obra que estaban por presentar era “Doce hombres en pugna”. La película era una de sus favoritas cuando niña.

—Cuando mi tío dice que la va a traer…yo de “jala cables”, de lo que quieras, pero quiero estar. Participé como pude porque el proyecto me llamaba mucho la atención. A mi me gusta mucho aprender, nunca entré con actitud de “yo lo sé todo”, en absoluto. Yo entré como “quiero aprender de qué se trata esto porque no conozco”. Tuve la oportunidad de participar en producciones bien padres. Después de “Doce hombres en pugna”, siguió “Doce mujeres en pugna” que prácticamente fue mi primera producción porque mi tío nos dejó a mi primo Pedro y a mi a cargo. Después de haber tenido que lidiar con doce mujeres, una alternante, directora y dos asistentes de dirección… Eran 17 mujeres, mi primo y yo. Mi primo me aventó al ruedo: “ve tú, yo ni siquiera puedo entrar a camerinos”. Fue una producción muy complicada por trabajar con puras mujeres, un elenco muy grande y luego de ese nivel… fue impactante. Cuando terminó la temporada varios me dijeron “Oli, ya te graduaste, lo que te venga después va a ser papita porque lo que viviste ahí no cualquiera. No cualquiera logra sacar una producción de ese tamaño”. Para mí fue como mi graduación. Un curso intensivo.

Produjeron “Todos eran mis hijos”, “Rain Man”, “La güera Rodríguez”, “El Coleccionista”, entre otras.

—Fueron producciones muy grandes con elencos fuerte y buenos textos. Cuando dejé de trabajar con ellos, una amiga y yo pusimos un negocio de otra cosa, pero yo quería regresar al teatro sólo que tenía mucho miedo a tomar el liderazgo. Tanto hice caso a quien me dijo “tu tienes que producir, sí puedes” que me aventé con “Amoratados” que fue mi primera producción con London Producciones y que duró un año. Tuve que aprender a llevar las riendas de un proyecto. Lo agradezco mucho porque me posicionó, la gente me conoció por eso. Me aventé mi maestría en producción de teatro porque fue darme cuenta lo que era producir. Cuando estaba con mi tío había muchas cosas que yo no hacía y que ni me enteraba.

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Olivia cree que para acercar a la gente al teatro lo que hay que aprender es a elegir buenos textos, hacer un montaje “digno con calidad, no tiene que ser la mega producción.”

—El teatro que me gusta hacer no me meto en tanto lío. Me gusta el teatro más sencillo, incluso de pocos actores pero me interesa que los textos sean buenos. Y sobretodo, lo más importante es que entretengan a la gente. Que la gente mantenga el interés en lo que está viendo en el escenario, para mí eso es esencial. Y con lo que yo he hecho es lo que yo he intentado que suceda. También que esté bien ejecutado, porque hay buenos textos pero te estas jeteando, están mal dirigidos, están mal actuados…

Extraña mucho “el proceso completo de elegir el texto, elegir el elenco, trabajar con el directo, trabajar con el escenógrafo. Solamente lo hice dos veces, con “Amoratados” y con “De Príncipes, princesas y otros bichos” que ya estaba [producida] pero hubo un trabajo de vestuario, escenografía, cambió la música. Después de “De Príncipes…” tuve la oportunidad de tomar el Teatro NH. Yo quería seguir dedicándome a producir, ya tenía un teatro, pero no es tan fácil. Me ha costado mucho administrarlo, aprender a dirigirlo y he tenido que abocarme ahorita a esa parte. Lo que ha sucedido es que producciones que vienen armadas o medio armadas me piden apoyo. Me sumo como co-productora con un nivel menor de intervención. Ya extraño y ya quiero tener mi propio proyecto. Estoy en búsqueda de textos para que uno que me enamore lo quiera hacer.

¿Cómo le hace para saber si las producciones por las que apuesta son o serán triunfadoras?

— Honestamente, lo me gusta a mí. No sé si está bien o mal, pero me guío por eso. Si a mi me entretiene, me parece relevante, busco apoyarlo. Por ejemplo, ahora con el Ciclo de Mujeres Poderosas ¿por qué están ahí? Porque yo los vi, porque me gustaron. El de “La Verdura Carnívora” me fascinó. Abril Mayett me había insistido que fuera a ver ciertas obras que ella estaba dirigiendo. Me había dicho que fuera a ver “La Verdura Carnívora”. Me avisó que iba a tener una reposición en el Teatro Coyoacán. El teatro es muy bonito pero el estacionamiento es pequeño, esta muy oscura la zona, es conflictiva. Era una noche de lluvia, el estacionamiento ya estaba lleno. “Voy a dar la vuelta, si encuentro lugar me quedo, si no es señal de que no, no me voy a quedar aquí a perder mi tiempo”. Qué talento, riéndome todo el tiempo.

Mientras le entretenga apuesta por ello, se guía por su sentido común. “Confío en los criterios de personas que sé que saben mucho más que yo de teatro, que son artistas pero que tienen un criterio que yo comparto. Si coincidimos en algo que nos gusta es que no estoy tan mal, no tengo que ser artista para darme cuenta de que este producto es sumamente valioso”, concluye.

FERNANDA DEL MONTE: VOLVERSE ESCRITORA

POR JOHANA TRUJILLO (@jOtrujilloA)

La escritora, dramaturga, dramaturgista, directora teatral e investigadora va al encuentro con artistas que le potencien, le inspiren, le den ganas de seguir haciendo lo que hace. La única decisión que ha tomado es ser escritora.

Fernanda puede aguantar mucha presión. Es muy organizada y estructurada lo que ayuda a evitar el estrés. Deja que las cosas pasen. “Si se cayó, se cayó. Si no se da, no se da. También he aprendido que no depende de mí, y cuando no me funciona sé que es temporal y que no es por mí, sino que es porque algo del contexto o las circunstancias no está funcionando. Lo que estresa mucho es que cuando algo no está funcionando: uno, no quieres aceptarlo; dos, no quieres contárselo al otro y tres, no quieres exponerlo. Eso es lo que estresa: no sacarlo.”

Ella no se dedica al teatro para cumplir un sueño. Su sueño es tener salud y ser feliz, estar contenta con la vida. “Quizá porque también soy trágica, veo todo de manera trágica. El teatro me trae conocimiento, aprendizaje, reflexión, profundidad. Eso me encanta. Me extasía la profundidad de las cosas. Cuando yo escribo y me gusta lo que estoy haciendo me siento feliz, es un estado. Cuando monto una obra me produce un estado también, y esa experiencia de ese estado me lleva a querer volver a hacerlo.” me aclara.

La relación que tiene con el teatro no es la misma que tiene con la literatura, ese lugar donde quiere estar. “Lo que hago en mi vida es leer y escribir. Y la escritura sí es parte de mi vida cotidiana, nunca pensé en publicar ni ser escritora. Yo escribía en mi diario desde los 13 años.”

En la prepa tomó un taller de teatro que le encantó con un profesor que no recuerda ya quién es. Quería estudiar teatro o hacer política. “Me fui a vivir a Estados Unidos un año y cuando volví estudié ciencias políticas. En la carrera lo único que me interesaba era la literatura y la filosofía, que esa es otra de mis pasiones: leer filosofía. Aprendí a leer teoría como si fuera literatura y quizá por eso me es muy fácil hacer investigación. Para mi un texto teórico no es un texto teórico, es un texto.”

EL GUSTO POR ESCRIBIR, DIRIGIR, INVESTIGAR

Lo que le gusta de escribir, dirigir, investigar es que “se me ha hecho la vida, se me ha hecho cotidianidad y es fantástico. Lo único que decidí fue volverme escritora. Publiqué mi primer cuento en 2001 en una revista política. Y cuando trabajaba en el IMER como politóloga, en 2001, conocí a Eduardo Langagne que leyó unos cuentos míos y me dijo “no están mal”. Entonces, empecé a tallerear con él. Empezamos a leer nuestros cuentos después del trabajo. Él me aconsejó enviarlos a la Fundación para las Letras Mexicanas y me dio la oportunidad de tomar un taller de relato con Orlando Ortiz por un año, en 2003. Y me dije “yo tengo que dedicarme a esto”. Por eso decidí estudiar creación literaria y me fui a estudiar a Madrid. Me formé en la Editorial Fuentetaja en narrativa.

Ahí me encontré con la impro. Se me hizo un tipo de escritura interesante. Terminé improvisando y lo que me llamaba la atención era la forma creativa de crear historias. Después encontré el clow. Y también hacía danza contemporánea como hobbie, haciéndolo muy apasionadamente pero sin pensar en dedicarme a ello. Yo no sé si hago investigación, escribo ensayos. Yo no soy filósofa soy dramaturga y cuentista. A mi me interesa escribir sobre mis procesos creativos de forma teórica, y si ese ensayo le sirve a alguien chido.”

Se fue a estudiar teatro y creación literaria a España en 2004. En 2005 regresó a la Ciudad de México para hacer teatro profesional, después de tener mucho tiempo mirando arte en Europa. Trabajaba de guionista en Canal Once cuando en las elecciones de 2006 los despiden. “Váyanse y vuelvan en noviembre”, les pagaron la última quincena y ante la pregunta “¿qué hago?” su respuesta fue: “Me voy a San Cristóbal de las Casas tres meses”.

En su estancia ahí, un productor tuxtleño quería invertir en una obra de teatro sobre los mayas, histórica, turística. Y al no encontrar a nadie que se dedicara al teatro, la invitó a montarla. Es la única vez en su vida que le pagaron un sueldo mensual durante un año por montar la obra “Palenque Rojo” junto al coreógrafo Ricardo Franco, en 2007.

APRENDER MÁS SOBRE EL ARTE Y EL TEATRO

“En ese mismo año conocí a una argentina, María Lombardini, nos hicimos roomies, y nos propusimos hacer una obra a partir del guión que yo ya tenía: “Santo Domingo”, la primera obra que escribí con una actriz que no recuerdo quién es. Se llama así por la iglesia de Santo Domingo y por ser en domingo. Una obra cabaretera que hablaba sobre la gente de San Cristóbal.” De esta obra parte “Palabras Escurridas”, obra que ganó en 2013 el Premio Internacional de Teatro Latinoamericano Airel, otorgado por la Universidad de York, en Toronto, Canadá, y que llega a México a través de la publicación impresa en Paso de Gato.

Después de probar lo que había estudiando, de San Cristóbal de las Casas se fue a Buenos Aires, con una sensación de “hay mucho más que saber. El arte no puede ser sólo esto, tiene que haber mucho más.” En 2010 estudia una maestría en Dramaturgia por la Universidad de las Artes en esa ciudad argentina. Buenos Aires fue una revolución para ella porque se dio cuenta que “no estaba loca en pensar que yo todavía no hacía arte teatral, que yo todavía no tenía un lenguaje estético, que todavía no tenía una poética, que yo todavía no era artista. Yo sabía un oficio, pero de un oficio a un arte hay un paso teórico, conceptual, intelectual, de rigor.”

En ese periodo se tomó mucho más en serio el volverse artista, el volverse escritora, el intentar tener un lenguaje, un estilo. El arte es “cómo vas a montar tú, cómo vas a escenografiar tú, cómo vas a actuar tú, cómo vas a escribir. ¿Cuál es tu característica? Como dirían los académicos ¿tú qué le aportas al campo?

Entender eso dentro del teatro es más difícil que en la artes plásticas. Quizá es mucho más fácil en la dramaturgia porque es el área del teatro mucho más intelectualizada, y más estudiada porque es un género literario. Eso hace que tenga mucho más bagaje teórico, de investigación, de técnica, tienes más herramientas desde la dramaturgia para formarte. Tienes más referentes pues a los dramaturgos los puedes conocer más a partir de sus publicaciones y traducciones. “

Berlín, Nueva York y Buenos Aires son las ciudades del teatro. “Si quieres ver buen teatro, encontrar buenas escuelas, saber qué es el arte teatral… ahí tienes que ir. ¿Cómo aprendes un lenguaje teatral si no tienes un referente presente? Te vas a Alemania, como hizo David Hevia, y aprendes. Y lo que pasa en Berlín, Nueva York y Buenos Aires es que hacen que tu veas teatro, aprendas teatro, haya escuelas con lenguajes poéticos distintos con una metodología e idea del arte teatral distinta. Hay una especialización en cómo escribir. Aquí en México todavía se enseña sólo realismo y sólo diálogo. No hay una escuela que te enseñe a escribir dramaturgia contemporánea, o que te ayude a explorarlo.”

SU INTERÉS EN EL TEATRO

Fernanda considera que el teatro es un espacio vacío donde se puede experimentar con todas las artes. Le encanta pensar en vestuarios, iluminación, imagen, momentos. Pensar en la composición. Aunque no lo pueda lograr porque no le interesa la producción, eso no quiere decir que no lo haga en la dramaturgia.

“Me interesa el teatro, por la posibilidad de la creación y también la posibilidad de lo primitivo: no tengo esos acrílicos pero tengo quince mil pesos y un estacionamiento abandonado y con eso hago un vestuario y algo parecido, se puede. Es una posibilidad del arte en pequeño. Se puede hacer lo máximo de lo mínimo y eso en otras artes no se puede. Yo sé que no tengo dinero para hacer un perro holográfico pero ¿cómo puedo hacer un perro holográfico con dos proyectores? Como creadora me interesa la posibilidad de la escena. Como investigadora qué pasa con esos textos, qué te dicen de ese creador, qué te dicen de lo que está imaginando.”

“Tu como espectador potencias la cosa que no está ahí. Y ahí está el arte. Pero para que se potencie en el espectador, tú como creador necesitas tener el mundo enorme, plasmarlo en un texto y después de eso materializarlo en algo menor a eso pero que contenga esa posibilidad para que después el espectador conecte con eso de forma abstracta, no de forma concreta. Y creo que eso es algo que mucha gente de teatro no entiende. Cree que tiene que poner el barco, no tienes que poner el barco, se trata de otra cosa: la potencia del barco, de qué otras maneras puedes hacer el barco.“

Considera que el teatro no cambia al mundo; “no enseña, pedagógicamente no muestra nada. No creo en nada de eso. Murakami o El Marqués de Sade ¿qué le aportan al mundo? Nada. ¿Qué me aporta Darío Fo? No sé, me gusta, lo disfruto, me provoca. El teatro o el arte como arma ideológica claro que la tiene pero a mí me da mucho miedo, no me parece ético. ¿Quién soy yo para enseñarle algo a alguien? ¿Quién soy yo, Fernanda, para decirte cómo tienes que pensar?

IR A COSAS QUE TENGAN POTENCIA

El teatro es una experiencia. Si esa experiencia a ti te deja algo, yo no estoy tan segura que lo que te deje sea un aprendizaje. Porque esa palabra para mí lleva a otro lugar. Muchas veces el arte no te deja un aprendizaje sino que te pone en un lugar, en un estado. Es como el sentimiento: no es algo que se aprende o se conoce. Tú no conoces el amor, tú experimentas amor. Y lo sientes y luego se va. Esa parte de la vida es a donde va el arte, a ese momento que no existe en realidad pero que sí estás segura que lo viviste pero que es difícil transmitir, comentar, hacer pero ahí está. Eso es lo que se me hace rico del arte: son experiencias en la vida. Dedicarse al arte para mí no es tanto si produce o no sino si te llena la vida.”

Como espectadora le interesa encontrar artistas, no le interesa ir al teatro como actividad de ocio. Va a aprender, a ver qué se está haciendo. Por eso le gusta el arte contemporáneo, ir a museos, a exposiciones para hacer conexiones poéticas entre artistas plásticos, escenógrafos, escritores… se nutre de las artes. “Intento ir a cosas que tengan potencia y me estén diciendo cosas que me interesen. Eso pasa con muy pocas obras y en todas las artes. No todos son Picasso.

Si yo no hubiera entrado a la maestría quizá yo no veo buen teatro en Buenos Aires. Hay tanto que cómo sabes escoger. Si no hay una formación antes que te forme un ojo crítico y te enseñe a escoger a quiénes te gusta seguir, qué tipo de teatro te gusta… “

LA ESCRITURA Y SU PROCESO

¿Cómo es su proceso creativo para escribir sus textos? Tiene dos tipos de procesos. Un proceso de escritura poética y de relato, puramente imaginativo. Se sienta y escribe sin pensar qué va salir. “Con eso me surge una persona, la sigo, me voy enterando quién es, qué hace conforme la escribo. A partir de ahí comienzo a meterme con la trama y manipular sus acciones. Así tengo mi primera versión de un relato. Siempre he escrito así desde los veinte años. Así encuentro personas, espacios, historias.

A partir de la maestría y la investigación, cansada de sólo contar historias, descubrí una parte más abstracta de la escritura que tiene que ver con las estructuras. Las historias son también estructuras mentales. Un texto es un objeto con el que puedes jugar con su estructura, misma que tiene relación con un concepto. Antes de tener un contenido textual, tienes un concepto. Eso en la literatura se vuelve tiempo y espacio. A partir de eso busco un tema. La estructura se vuelve la plástica del texto.”

“Como escribes es como piensas. Si tu quieres pensar diferente, o pensar diversamente, o encontrar otra formas de vivir, de pensar, de hacer porque no te gustan las cosas que hay aquí, la única manera es no repitiendo el oficio, tienes que buscar otra forma de estructuración. Y eso te lleva a una poética. Y es ahí donde el artista tiene un lenguaje. Y a la vez una postura política. Todo te constituye: se vuelve pensamiento, se vuelve lenguaje, crítica; se vuelve forma de vida; y se vuelve sistema, y es ahí donde se vuelve método y empieza la pedagogía. Porque uno es consciente de esa forma de hacer. Vas analizando tu propio trabajo para irlo mejorando.

¿Por qué seguir contando historias? ¿Qué necesidad hay de contar historias? Son esas preguntas que todo el tiempo están en tensión. Y eso es muy nutritivo para la creación, poniéndote en un autoconflicto.”, me comparte Fernanda.

JIMENA SALTIEL: DE LA DANZA AL TEATRO

Jimena Saltiel, bailarina y productora teatral habla sobre su contribución a que resurjan las emociones y la sensibilidad: Once Once Producciones.

POR JOHANA TRUJILLO (@jOtrujilloA)


Conocí a Jimena Saltiel por su ponencia en el Primer Coloquio de Teatro organizado por RECIO. Ella es la directora general de la productora teatral Once Once Producciones cuyo equipo de trabajo, además, está integrado sólo por mujeres.

Creció en el teatro y la danza gracias a que su madre, Arcelia De la Peña, era coreógrafa de los Timbiriche y tenía una escuela de ballet además de una empresa de producción para traer a México las mejores compañías de danza del mundo. Trajeron gran cantidad de danza internacional que los primeros años tuvieron localidades agotadas hasta que quebraron por una desvalorización de las artes escénicas.

Así, dejó la danza por el teatro, donde siempre había estado cerca, con la intención de seguir haciendo arte, seguir generando cultura pues “la cultura es importante para que resurjan las emociones y la sensibilidad porque lo que más buscamos es conectar con la otra persona, y no podemos conectar desde lo racional sino desde lo vulnerable, las emociones. Eso es lo importante y el arte nos lo puede recordar.” —dice Saltiel, licenciada en Historia del Arte, con una exitosa carrera interdisciplinaria, tanto sobre el escenario como en el ámbito de la producción, la enseñanza dancística, la creatividad escénica, la investigación académica, la coordinación editorial y la labor museística.

Su lema es: se hizo lo que se pudo con lo que había. Y en ese “había” puede estar el dinero, los egos artísticos, la falta de escucha, la falta de infraestructura en un teatro, etcétera. La paciencia, la perseverancia que aprendió de la danza, la necedad y la pasión en lo que hacen es lo que la ayudan a mantener a flote ese barco llamado Once Once Producciones: una productora que busca apoyar a nuevas generaciones de creativos así como a dramaturgos mexicanos. Considera que al público le gusta ir al teatro a reír o a ver una buena historia por lo que piensa en él en cada una de sus producciones. Intenta tener un compromiso fuerte con la calidad trabajando en teatros que sean agradables para quienes asisten.

Lidia con muchos egos y lo que llama “angustias creativas”, ese momento en que crear te genera angustia, “y muchas veces que la angustia de tener algo enfrente, en lugar de concentrarte en lo que te está angustiando se desplaza a otra cosa. Tenemos un actor preocupado por la utilería y en que si no tiene la cuchara con la que va a actuar no va a poder hacerlo. No, sí va a poder pero entiendo que se esté fijando en la cuchara porque le está dando su angustia creativa. Que en el fondo es: tengo terror de que estreno esto en tres semanas.”

También, trata de desconectarse después del trabajo para soltar el estrés, y de rodearse de un equipo en el que confíe, conformarlo de personas preparadas y apasionadas de su disciplina además de aportar a tener un gremio unido y colaborativo. Y en los momentos que siente que está perdiendo la esperanza se recuerda así misma: “Ya estuviste aquí, esto debe pasar y si no funciona vendrá otra producción de la que nos sentiremos más orgullosos”.

Once Once empezó con “Le Journal” con una temporada en el Foro Shakespeare gracias a un patrocinio que lograron conseguir para pagar la producción y al equipo, sin saber nada de producción teatral. Salieron tablas. Su siguiente proyecto fue “Wit” con el que ganaron un EFITEATRO que les aportó un millón cien de los un millón trescientos que habían solicitado. Una producción muy exitosa que les costó en total dos millones seiscientos, por lo que perdieron más de un millón de pesos generando una deuda que terminó de pagar dos años después.

Jimena es defensora del EFITEATRO, un estímulo fiscal para los contribuyentes del impuesto sobre la renta que otorga el Artículo 226 Bis de la Ley del Impuesto sobre la Renta, con el fin de apoyar a los Proyectos de Inversión en la Producción Teatral Nacional. ¿Por qué? Porque “EFITEATRO te obliga a replantear la producción desde un lugar mucho más profesional e incluso la misma convocatoria te lleva a reflexionar.”

De esa experiencia con “Wit” aprendió que trabajar por proyecto no es redituable. Con su socio vieron que una vía de crecimiento era el volumen para hacer una infraestructura de empresa, con costos bases fijos que pudieran tener proyectos exitosos y otros fallidos cobijándose los unos a los otros. Fue gracias a que comenzaron a diversificar y aliarse con otros, que podían tener más proyectos y generar más taquilla. Aunque su primer EFITEATRO resultó en un fiasco económico, supieron aprovecharlo para crear una estructura de empresa, dar continuidad a su proyecto sin temor a perder ese u otros apoyos privados o gubernamentales. Y por eso considera que Once Once es un caso de éxito.

¿Cómo podemos tener más casos de éxito en México? Jimena tiene una hipótesis: generando estructura de empresa, que generen redes de empresas que a su vez generen una industria que a su vez generen recursos. “Yo creo que si pensáramos menos como artistas y más como empresarios creceríamos, sin dejar de ser artistas ni prostituir nuestro arte. Tenemos que dar el siguiente paso: crear empresas, micro pymes.”

Cuando le pregunto su opinión sobre las recientes noticias de abuso sexual en Hollywood y lo que sucede en México, me comparte que nunca ha visto ni le ha tocado vivir en la profesión un acoso sexual. “Me parece deplorable de cualquier forma de abuso de autoridad, hacia un hombre o hacia una mujer en el medio que sea. Creo que aunque ahora está el escándalo en el medio del espectáculo, esa no es la discusión real. Eso ha dejado ver el panorama mundial. No es un problema del gremio es un problema del mundo. Lo que está muy bien es usar la voz que tenemos desde el espectáculo, sobretodo desde las actrices que son las más visibles. Es importante que se usen esos micrófonos porque son más escuchadas, y si salen a hablarlo, tal vez a una niña que lo está viviendo en su casa o escuela, por lo menos está viendo decir a alguien “no te dejes””

Valeria Fabbri: Hacer lo que te gusta

Valeria Fabbri,  joven actriz y dramaturga, con su compañía Me dijo, le dijo, le dije, presenta su Ópera Prima en el Teatro Benito Juárez.

POR JOHANA TRUJILLO A. (@jOtrujilloA) / FOTO ISAEL ALMANZA COLUNGA

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Conocí a Valeria cuando estaba por iniciar temporada de HOY SE MURIÓ MI TORTUGA en el Teatro La Capilla en 2016. El título de su obra me parece curioso y genuino, incluso la sinopsis me lleva a “La elegancia del erizo” de Muriel Barbery (que no he terminado de leer). Charlar con ella ya fuera durante uno de sus ensayos en el teatro, por mail o por whatsapp ha sido tan espontáneo y genuino que quiero que la conozcan.

Valeria intenta hacer lo que le gusta. Decir que es actriz, no la define, la acota a una condición laboral. Le encanta este oficio, todo el tiempo se descubre curiosa, encantada, ilusionada, decepcionada, en crecimiento, y contrariamente cada vez más ignorante, ante este universo del teatro. Su vida no gira sólo alrededor del teatro. Hay otros aspectos que son igual de importantes en su vida como ver a su familia, enamorarse o andar en bici.

Tiene varias motivaciones detrás del teatro: trabajar con la tranquilidad de saber que hace lo que le gusta. Esa es valiosa y es motivo de orgullo para ella.Otra motivación es la simple satisfacción que le trae el hacerlo. También, tiene que ver con contagiar a otras personas de cierto gusto y curiosidad por el teatro. No trata de cambiar al mundo pero sí de compartir con otras personas su mundo.Por último, uno de sus objetivos y motivación dentro de esta carrera es ser sobresaliente, sin que sobresalir signifique excluir a otras personas.

Cuando le pregunto sobre cómo surgió en ella el gusto y curiosidad por el teatro me cuenta que en realidad no empezó a conocer el teatro hasta que se quedó en la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) en el Centro Nacional de las Artes. La primera vez que fue al teatro estaba en el primer año de la carrera. La obra que vio fue “Los sueños de Paco”, que le hizo confirmar sus ganas de dedicarse a esto. La obra la dirigió Carlos Corona, con quien más ha trabajado desde que salió de la escuela y a quien le tiene mucho cariño.

Sin embargo, su gusto y curiosidad siempre estuvieron ahí, desde niña. Valeria Fabbri era de esas niñas “que le echaba un buen de ganas y se ponía bien intensa en las obritas de la primaria, actuaba, dirigía y toda la cosa”. Además, muchos en su familia son músicos lo que hizo que desde muy pequeña tuviera contacto con el escenario a través de la música y el canto.

La actuación siempre llamó su atención. “Me acuerdo que  cuando veía de pronto las novelas infantiles mexicanas me molestaba.  “Como que están muy falsos, los niños” Pensaba. Siempre me imaginé que eran los hijos de los mismos que estaban en la producción, o algo así, y eso me “ardía” ”, comenta.

Explorar la dramaturgia no fue por azar fue por decisión. Antes de escribir HOY SE MURIÓ MI TORTUGA, obra que presenta en el Teatro La Capilla los sábados a las 12:30pm hasta el 17 de diciembre, Valeria ya llevaba unos meses con la curiosidad y la intensión de escribir una obra, pero a la fuerza no le salía nada.

“Tampoco quiero decir que es sólo cosa de que te llegue la inspiración, creo que uno tiene que tener cierta determinación para llevar a cabo sus metas.Disfruté muchísimo el proceso de escribir, de probar mi texto con otras personas, de corregir, afinar y definir. Sé que es el primero de muchos.”, me comparte. La obra la empezó a escribir el día que realmente se le murió su tortuga. No tenía idea de qué iba a tratar, simplemente decidIó que se iba a llamar “Hoy se murió mi tortuga”.

Para Valeria, escribirla fue un proceso interesante. “Cada vez que avanzaba una tanto más, organizaba una lectura con los actores para escucharla y darme cuenta de cómo estaba pasando la información. También, una vez que terminé de escribirla, en tres reuniones distintas con amigos y familia, se las leí. Me emocioné de ver sus reacciones, notarlos contentos y recibir lindos comentarios. Fueron como una especie de sensor para detectar si la obra iba a funcionar o no.”

La obra la estrenaron en el Festival Internacional de Teatro Universitario organizados por la UNAM. Después de esa función que se dio la oportunidad de presentarla con una pequeña temporada en el Teatro La Capilla, “un espacio emblemático del teatro mexicano independiente y  contemporáneo.” en 2016.

Sobre sus planes para su compañía Me dijo, le dijo, le dije agrega: “Primero. queremos que HOY SE MURIÓ MI TORTUGA empiece a sonar un poco más dentro del círculo teatral. Honestamente estamos contentos con este primer proyecto. Nos  sentimos orgullosos y creemos que es algo que puede gustarle a muchos. Estamos enfocados ahorita en que esta obra tenga buena, bonita  y larga vida.

Los objetivos y planes que tenemos con  nuestra nueva compañía es generarnos proyectos propios desde la elaboración del texto hasta la tercera llamada. Sin jerarquías. Todo a nivel horizontal.

Ya está escrito el siguiente texto, por uno de mis compañeros. Texto que por cierto no he leído.

Actualmente estará en temporada en el Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, Col. Cuauhtémoc), del 1 al 18 de febrero, los jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas.

HABLEMOS DE AMOR,

LO QUE ES PURAMENTE EL AMOR.
Una puesta en escena sobre el amor escenificando autores que lo han tomado como excusa para explorar la condición humana.

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)*

Nos recomendaría Ortega y Gasset que hablemos  de  amor,  pero  comencemos  por  no  hablar  de  “amores” porque son historias más  o  menos  accidentales entre  hombres  y mujeres, entre mujeres y mujeres, entre hombres y hombres donde intervienen factores innumerables que complican y enmarañan su proceso, habiendo en ellos de todo menos lo que merece llamarse amor. ¿Quisieras averiguar “lo que es propia y puramente el amor”?

 

En entrevista con Distrito Teatral, Michelle Jurado, co-productora y actriz del elenco “Hablemos de amor”, habló sobre la puesta en escena adaptada y dirigida por Jorge Robles, y llevada a escena por un grupo de actores y actrices con prometedora trayectoria en televisión y teatro. El proyecto parte de la pregunta: ¿por qué estamos tan alejados del amor si todo el tiempo decimos que queremos amor en nuestras vidas?

 

“Todos estamos buscando el amor, pero la búsqueda debe empezar por uno mismo. La respuesta a tener una vida más libre y equilibrada es recordando que el amor tiene que ser un motor social e individual. Esta bien hablar de amor para generar más empatía como personas y como sociedad.”

 

Esta adaptación está basada en la recopilación “Del corazón y otras vísceras” de Alejandra Jurado, Juan Carlos Barreto y Mauricio Martínez, que contiene fragmentos de “Estudios sobre el amor” de Ortega y Gasset, “El arte de amar” de Erich Fromm y escenas del teatro de Ibargüengoitia, Lope de Vega, Jardiel Poncela, Shakespeare y otros autores. Cabe mencionar que la trayectoria de Robles incluye colaboraciones con José Solé, Miguel Sabido y Ludwik Margules, para la Compañía Nacional de Teatro, y en el ámbito televisivo como director de escena a lado de productores como Carlos Moreno, Giselle González y Salvador Mejía.

 

La propuesta de “Hablemos de amor” es escenificar fragmentos de autores reconocidos sin contar una historia lineal. Con las ganas de contar varias historias sobre el amor y que el público se sienta identificado con ellas, Alfredo Gatica, Michelle Jurado, Francisco Pizaña, Natalia Madera, Carlos Gatica, Lore Graniewizc y Fabrizio Grajeda, interpretan fragmentos de “Otelo” de William Shakespere, “Castigo sin venganza” de Lope de Vega, “Cyrano de Bergerac” de Edmond Rostand, o “Loco amor viene” de Jorge Ibargüengoitia para cuestionarse y reflexionar sobre el amor.

 

“El reto es sí hablar de amor pero no como la típica comedia a la que estamos acostumbrados sino hacerlo con diferentes escenas y tocando los clásicos del teatro como Shakespeare o Lope de Vega. Son escenas seleccionadas y es arriesgado porque no es E”l arte de amar” sino una reflexión del mismo.”

 

El proceso de trabajo ha sido un laboratorio donde el director les ha guiado a construir personajes distintos y de diferentes épocas teniendo oportunidad de trabajar por vez primera con textos clásicos. En éste, su primer montaje grupal, experimentan con técnicas provenientes de la danza, del clown, del combate escénico y del teatro físico, entre otras; con especial énfasis en el trabajo escrito sobre la voz y la palabra.

 

“Hablemos de amor” reivindica al amor en los tiempo actuales. Se propone seducir y confrontar con el enamoramiento, el deseo, la pasión, el odio, los celos y el hastío a través de autores que han tomado al amor como excusa para explorar la condición humana. Percibirán deseo, pasión, comicidad; un ambiente de cercanía con los actores.

 

Sus últimas funciones son este 12, 14 y 19 de diciembre en el Teatro Bellescene, ubicado en Zempoala 90 en la colonia Narvarte, a las 20:30 horas. Los boletos los puedes comprar en línea dando click aquí

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* Diseñadora gráfica, apasionada por mejorar el entorno conociendo y entendiendo lo que inquieta a los clientes. Con 9 años de experiencia en proyectos de identidad gráfica y editorial y 7 años en la comunicación y marketing de las artes. Entre lo logros que puede contar están fundar Distrito Teatral para ayudar a incrementar la demanda teatral y mostrar el teatro como una opción de entretenimiento. Hoy quiere crear nueva audiencia para los eventos culturales en www.salasllenas.mx

**El texto publicado es responsabilidad de su autor.
DISTRITO TEATRAL es el amigo que te recomienda qué ir a ver de la cartelera teatral no comercial en la Ciudad de México. Creemos en el poder de la cultura para transformarnos al dar sentido a lo que vemos. #Amamoslacultura y #vamosalteatro a descubrir qué vale la pena ir a ver, compartir, recomendar y conversar de elllo. También entrevistamos a figuras clave de la escena en la Ciudad de México.

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