Tebas land: la realidad y la ficción parecen confundirse

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Durante algunos días he dudado en publicar o no una crítica acerca de esta obra. ¿Qué tan objetiva puedo ser cuando una comienza a admirar el trabajo de un artista en escena? ¿Qué tan objetiva puedo una mantenerse? Sin embargo, para aliviar estas dudas me he dicho que no existe mayor objetividad que la subjetividad del sujeto que observa. Además, lo importante en el hecho teatral no es lo real, sino la verosimilitud.

Al término de esta obra mi acompañante me dijo: “Esto no puede ser posible, las reglas del teatro penitenciario sí permiten esto y aquello”. Entonces, la pregunta que surgió fue: ¿Es importante que se enuncie bajo juramento de decir sólo lo real y sólo lo real en el teatro, o es más importante que la ficción cree sus propias reglas y haga verosímil su propia ficción? En realidad, no tendría que pensarlo mucho, Aristóteles nos da la respuesta.

Aclarado este punto comencé a analizar la dramaturgia y su dirección. La dirección de Mauricio Lozano se ciñe mucho a lo marcado por el dramaturgo y nos recuerda que a veces lo más sencillo es lo mejor. Esto no quiere decir que al encontrarnos con una jaula que contiene una cancha de basquetbol y encierra a un hombre dentro del foro no cause sorpresa y claustrofobia.

La dramaturgia de Sergio Blanco nos recuerda un poco a Pirandello: las problemáticas de la interpretación y la vida del personaje en busca de una voz, también es la idea de la multiplicación de ese “Yo” que renace ante cada puesta en escena. Tebas Land es una obra dividida en actos en donde los personajes se desdibujan a través de una trama en donde la realidad y la ficción parecen confundirse, sin embargo, la única que en realidad existe es la segunda. La idea del parricidio, un crimen que altera todo orden cósmico y designio de los dioses, se presenta cómo una duda que nos hace cuestionar si el culpable no es sólo una víctima de la circunstancia y de decisiones que lo condenaron a su destino trágico.

La obra no sólo tiene una temática fuerte, también cuenta la historia de los menos desfavorecidos, como los condenados sociales que pagan crímenes en la cárcel. Empero, existe algo que interrumpe la progresión dramática: cuando el autor corta las escenas para recordarnos que es él quien ha creado la historia. Tebas Land es genera un dilema en donde la ficción y acción dramática es interrumpida por la idea. ¿Qué es más emocionante?: ¿La creación de una ficción ininterrumpida que nos lleve a un clímax y redención en el teatro o la idea que nos lleva siempre al humor y la ironía?

La persona deprimida: contar una buena historia

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Cuando leí el título “La persona deprimida” en lugar de sentir atracción por verla, creí que sería un dramón que me haría llorar toda la obra. Fue una sorpresa cuando de pronto en el escenario veo a una mujer (Carolina Politi) presentándose de manera ordinaria, con una sonrisa que apenas se esboza en su rostro. La luz cenita sobre ella y una silla es todo lo que necesita para contar una buena historia.

La persona deprimida es un monólogo que habla de manera disociada del sujeto que vive la depresión. Narra cómo el divorcio de los padres marcó su infancia, la estúpida batalla legal entre ellos que deja a su hijo como intermediario de los dimes y diretes entre estos dos adultos. La culpa de la existencia crea raíces en la psique del personaje y después de años de terapia comienza a cuestionarse quién podría haber sido si no tuviera miedo que el afecto por las otras personas pueda lastimarla o abandonarla. El miedo de sentir, de mostrarse tal y cómo es la aísla en la soledad dejando a su psiquiatra como único amigo y guía.

En la actualidad el psicólogo o psiquiatra ha tomado ese papel que en la antigüedad pertenecía a los sacerdotes, son guía espirituales que nos abren el mundo de una verdad oculta que se repite en nuestras vidas y que nombramos complejos. Esta relación ha generado que dentro de las narrativas el psicólogo tome también un papel fundamental en el desarrollo del personaje.

La actuación de Carolina Politi es contenida, no interpreta a un personaje a punto de un colapso nervioso que se sostiene endeblemente dentro de su psique, cualquier cosa podría derrumbarlo y terminar en una escena suicida, sin embargo, se sostiene en pie, tratando de sobrevivir a los aspavientos de la vida.

El autor, David Foster, quien murió de ahorcamiento, podría hacer un guiño a lo que fue su vida y esto dimensionar la obra a un nivel más profundo. El director Daniel Veronose nos recuerda que en un monólogo, para contar una buena historia, es imprescindible un buen texto y una excelente actriz que entienda el poder de lo que enuncia en escena. Menos es más y lo hace con maestría.

La persona deprimida es una obra que cuestiona esta enfermedad, que no sólo señala sino invita al espectador a ver dentro de sí mismo, lo que siempre es peligroso. “El análisis no es para todos” diría mi doctor.

Al salir de la obra me detuve a escuchar los comentarios de las personas. Dentro del público había personas que asistieron a ver el monólogo por dos ocasiones. Una de ellas decía: Ahora lo interpretó diferente, hizo algo distinto. A lo que su compañera respondió: No, nada ha cambiado, sólo tú.

Madre coraje y sus hijos: los estragos de la guerra

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

La guerra deja sin hogar a los más pobres y a los ricos aún más ricos. Lo importante en este arte no es el pueblo ni la soberanía de éste sino el poder de quien gane, así es como se crean las grandes naciones. Madre Coraje representa a ese personaje que queda en medio del terreno de guerra y quien hace de la guerra un negocio que le permite vivir de manera miserable. También es una de las obras más representativas del dramaturgo Bertol Brecht.

Esta obra mantiene su vigencia ya que la guerra parece no tener fin. El propósito de Madre Coraje es demostrar al mundo los estragos de la guerra en el mundo de los marginados, de esos que quedan varados en medio de las trincheras y deben sobrevivir del comercio o lo que se pueda.

El elenco conformado por la compañía Telón de Arena nos recuerda la intensidad de la actuación tan necesaria, nos abstrae de la realidad y nos lleva a ese mundo que el autor quiso recrear ya sea por venganza de haber sido exhiliado de su país natal (Alemania) o como crítica a las guerras en donde los daneses mataron a católicos.

La dirección de Luis de Tavira se une con la escenografía de Jesús Hernández. Sin embargo, estos grandes monstruos que acostumbran dejarnos perplejos, esta vez parece que en ocasiones descuidan la creación de los cuadros escénicos que suelen acompañar la dirección del maestro. Hay algo en la voz de los actores y la dirección que aún no termina de generar un discurso unificado, quizá ese sea el propósito.

Madre Coraje y sus hijos no busca la catarsis del espectador ya que desde su concepción no fue hecha para eso, pero sí para demostrar los estragos de la guerra en los más pobres. Un clásico que no se debe perder por su estructura dramática, por su dirección y porque los montajes del maestro Tavira son siempre la base del teatro mexicano.

La exequia de doña Pompa: traer a los muertos a la vida

Por Viridiana Nárud

 

Traer a los muertos a la vida, hablar con ellos y solucionar los problemas es un deseo que a muchos mueve. Este es el deseo de Doña Pompa, traer a su difunto esposo para hablar con él a través de una exequia (ceremonia fúnebre). La dirección de Isael Almanza nos muestra un triller con tintes de humor. La música que pone al inicio nos recuerda a la utilizada en la película del Bebé de Rosemary, un acierto para la creación de la atmósfera.

La actuación de Erandeni Durango se muestra exagerada y el llanto forzado si sumamos a esto que el inicio de la obra es un tanto explicativo y uno puede llegar a perderse. Empero, la cosa da un giro bastante interesante al aparecer en escena el actor Miguel Narro, quien no sólo comprende el texto sino también lo habita, llevando de la mano a su compañera a un lugar en donde la ficción logra un acto de veracidad.

La dramaturgia de Alan Escalona es interesante, genera momentos de reflexión que apuntan a una poética que no logra del todo salir, sin embargo, hay atisbos de lo que su voz puede ser en un futuro. La obra mantiene al público atento a pesar del calor de la sala; las risas y el asombro caen en el momento que deben caer.

La exequia de doña Pompa es una obra que divierte e intriga. Muchos, en el transcurso de nuestra vida, hemos querido hablar con nuestros “difuntos” exes para rendir cuentas y entender el vacío que nos han dejado. Los viejos amores toman formas de fantasmas y Doña Pompa nos libera de esa angustia de no haber dicho lo que se tenía que decir. Si quieres ir al teatro y no arrepentirte, esta obra es una gran opción.

Que arda Tebas: Criticar el sistema dentro del sistema

Por Viridiana Nàrud

Criticar el sistema dentro del sistema puede ser un acto de rebelión. La crítica exige no sólo un acto de reflexión que mire al otro, sino también un mirar hacia adentro, es decir, es necesario, por no decir vital, que sea autocrítica, de lo contrario podría estarse cayendo en un acto de omisión.

¡Qué arda Tebas! habla de un joven director que pretende criticar al sistema dentro del sistema, esperan a un alto funcionario del gobierno para demostrar su punto de vista político. Conforme la obra se desarrolla, el director y joven promesa, demuestra su estupidez y cómo su falso talento es vendido y aplaudido por funcionarios. Si bien es cierto que la dramaturgia de Américo del Río tiene momentos de reflexión interesantes que ponen el dedo en la llaga dentro del sistema del teatro mexicano y cómo favorece a sus predilectos, se aleja del punto para hablar de todo y nada.

Dentro de la estructura dramática del texto las grandes cosas pasan fuera del escenario, como el monólogo de Edipo Rey, como las ráfagas de fuego dentro del escenario, el absurdo de todo lo que sucede y cómo enarderse al público. Sin embargo, la controversia es sólo narrada jamás vista ni sentida dentro de la obra que se nos presenta. La dirección de Juan José Tagle recrea a la perfección ese mundo criticado cayendo en aquello que critica.

¡Qué arda Tebas! es una obra cuya dramaturgia y dirección necesita ver más allá de lo local, necesita dejar de ver lo particular. Los actores ponen el alma en el escenario, ellos son el motor de la historia y quienes permitan que mantenga cierto sentido. Teatro del absurdo no es un teatro irracional e incoherente, por lo contrario, tiene bases profundas en el pensamiento crítico y razonable, abre las entrañas de la realidad por medio de una falsa apariencia ya que la verdad no puede ser desnuda de manera obvia, se necesita desarrollar el oficio de escritor y observador del mundo para mostrarlo con simpatía.

 

Foto: Centro Cultural Helénico

¿Por qué no tengo cama?

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

Muy a menudo, cuando nos encontramos con las mitologías y cosmogonías del mundo, el asombro que nos causan provoca querer exponer a todos nuestro hallazgo, esto es lo que Gaston Bachellard nombra complejo de cultura. Así que, cuando este exceso de cultura invade a una obra, vemos que el contacto con lo profundo y sincero se deshace y sólo se enuncian los nombres de los grandes mitos.

En ¿Por qué no tengo cama? nos enfrentamos a un exceso de enunciación y evocación de mitos, horóscopos y numerología por parte de la directora y dramaturga Karen Alicia. Es cierto que en la actualidad se ha puesto de moda describir a las personas a través de sus horóscopos dejando de ver en el otro a una persona, y viendo a un elemento o símbolo que muchas veces no termina de coincidir con la realidad. En esta dramaturgia, la autora mediante su personaje cuestiona por qué la necesidad de conceptualizar el amor y no sólo sentir.

La conceptualización del amor, de los objetos, de un tema en específico permite cuestionar, problematizar y dar profundidad aquello que se encuentra en la superficie y sobre todo nos permite pensar. Bien se podría especular que en la actualidad existe un exceso de raciocinio y que es necesario volver a lo más elemental, sentir sin cuestionarnos las grandes preguntas. Sin embargo, esta obra cuestiona las grandes cosas y sus planteamientos y resoluciones, aunque se queden en la superficie. Conceptualizar a un nivel intelectual permitiría a la escritora parecer menos ingenua.

El amor es una tema que ha tomado años de estudios en la vida de la humanidad. Ortega y Gasset dice que es un invento literario que nada tiene de natural. Aún así, nuestra forma de amar determina y marca el ritmo de una era. ¿Por qué no tengo cama? evoca, pero no construye. Decir Neptuno no es poesía, no es la evocación y materialización del Dios por medio de la palabra y tampoco es el constructo de un concepto por sí sólo. La dirección pierde fuerza en su teatralidad y no nos permite escuchar del todo lo que el personaje siente. Como dijo Mies Van der Rohe: menos, es más.

¿Por qué no tengo cama? es una obra para audiencias jóvenes que se enfrentan a la primera ruptura amorosa y su dolor. Toca temas que hoy a muchos inquietan como la numerología, el feminismo y los horóscopos. El aire y el fuego se atraen, esto es cierto a un nivel del elemento, pero no del ser humano. Lo importante de la pregunta “¿quién soy?” no es la respuesta, es el Ser.


La obra se presenta los martes a las 20:00 hrs en el Teatro La Capilla hasta el 29 de marzo.

Hamlet

Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)

La adaptación en sí misma es un arte que conlleva trabajo poético que no sólo tiene que ver con un entendimiento de la obra al nivel de la palabra, sino también simbólico. Hamlet es un personaje icónico que en sus bases profundas terminó siendo también un arquetipo que permite explicar la psique del hombre (homo sapiens). En esta ocasión la directora y adaptadora Angélica Rogel impuso su discurso en la propia obra y no escuchó a Shakespeare.

La voz de Shakespeare es tan fuerte que el mundo conoce más la Inglaterra dibujada por este dramaturgo inglés que la historia escrita por William Camden y se ha convertido en un referente de la literatura y no sólo del teatro en el mundo. Su poesía trascendió idiomas y no importa cuántas veces lo veamos o escuchamos, siempre parece nuevo.

¿Qué se necesita para dirigir un texto? Se necesita escuchar al texto. El texto marca un ritmo, silencio y fuerza. Angélica Rogel no escucha la voz del autor ni las palabras que pretende apropiarse. Un Hamlet sin locura y sin drama interno en donde el monólogo de ser o no ser no se ha dicho con la fuerza necesaria, no es Hamlet.

Esta adaptación que se nos presenta no es drama ni es comedia, es casi un melodrama, pero tampoco lo es y en su hibridación pierde fuerza. Como crítica he aprendido a escuchar y ver al público. Hubo gente que se salió o que decía en secreto “eso se ve muy falso”, refiriéndose a la pelea entre Hamlet y Laertes. Y no es que la convención teatral no nos permita jugar, sino que existe la necesidad de ser congruentes en la escena y en la trama para que aquel momento de verdad sea tomado de tal manera y como falsedad teatral.

A excepción de Mauricio García Lozano, los actores no escuchan a su compañero, no actúan conforme a la necesidad de la trama, sino bajo una tutela impuesta que daña el tejido. Cito a Hamlet y regreso sus consejos para que sean escuchados: La acción debe corresponder a la palabra, y ésta a la acción, cuidando siempre de no atropellar la simplicidad de la naturaleza. No hay defecto que más se oponga al fin de la representación que desde el principio hasta ahora, ha sido y es: ofrecer a la naturaleza un espejo en que vea la virtud su propia forma, el vicio su propia imagen, cada nación y cada siglo sus principales caracteres.

La adaptación también implica un ajuste de la época y su siglo. Sin embargo, la esencia de Hamlet y su poesía deben respetarse y no significa que deban mantenerse intactas. Gabriel Chamé da una clase maestra de cómo apropiarse de Otelo y hacerlo comedia. El discurso para ser más grande que la obra, debe generar su propio discurso, tener sus propias palabras y seguir su propia lógica para no caer en incongruencias. Es vital la escucha, de esta nace la necesidad de hablar, de actuar, de dirigir y de entender.


La obra está en temporada en el Teatro Milán hasta el 1 de mayo. Consulta los detalles en nuestra cartelera

245 Actos de Maldad Extraordinaria

Por Viridiana Nárud

Once Producciones se ha convertido en un sello que garantiza entretenimiento en el teatro mexicano. Y siguiendo su tradición ahora nos trae un monólogo entretenido: 245 Actos de Maldad Extraordinaria, escrito por la actriz Ana González Bello y la directora Paula Zelaya. La anécdota es sencilla, sin embargo, el entramado de las escenas lo complejiza.

 

Andrea, una adolescente de dieciséis años busca seguir los pasos de su padre, un superhéroes de los años 80. Debido a que una serie de cajas misteriosas que llegan a casa de Andrea en el aniversario luctuoso de su padre, la intriga acerca de su padre y de lo que cree que él era, comienza. Andrea tendrá que hacer un viaje emocional y geográfico para conocer la verdad. Lo cierto es que ningún padre, por más superhéroe que sea, es ideal.

 

Lo que sobresale en este monólogo es el cuerpo de producción: la escenografía de Sergio Villegas, la musicalización y diseño sonoro de Cristóbal Maryan. La actuación de Ana González Bello siempre se destaca; sorprende su capacidad de mutar de un personaje a otro.

 

Emociona mucho regresar al teatro con comedias ligeras en un espacio como lo es la Teatrería, que ha luchado por mantener una buena cartelera. Esta obra es ideal para quienes deseen pasar un buen momento en el teatro y después salir a cenar con sus amigos en la colonia Roma.

Llevan a cabo la 14 edición del Gran Maratón de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes

Con una programación que comprenderá siete horas continuas de artes escénicas se llevará a cabo, el sábado 19 y domingo 20 de marzo, la 14 edición del Gran Maratón de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes, con la participación de todas las entidades federativas del país, bajo el lema ¡Lleva un niño, lleva una niña al teatro!

Desde hace más de una década, el 20 de marzo se conmemora el Día Mundial del Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes, por iniciativa de la Asociación Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud (Assitej, siglas en francés). Así, en conmemoración, la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) celebrará presentando 20 puestas en escena y 31 funciones en todos los recintos del Centro Cultural del Bosque. A este maratón se sumará el resto de los estados de la República Mexicana con más de 80 funciones. 

 

La historia inicia en 2007 cuando surgió el Gran Maratón de Teatro para Niñas, Niños y Jóvenes con la idea de celebrar con las infancias un día con montajes. La primera edición contó con cinco puestas en escena que se llevaron a cabo en los teatros El Granero Xavier Rojas y Orientación del Centro Cultural del Bosque. Desde entonces se ha realizado con una respuesta muy favorable del público y la ampliación de su espectro curatorial, lo que le ha permitido consolidarse como un encuentro que reúne puestas en escena en diálogo con infancias y adolescencias. 

 

Es de reconocerse la labor que la Coordinación Nacional de Teatro ha realizado durante 14 años presentando propuestas escénicas de calidad y de reciente creación durante este festejo. Y esta edición del maratón, tras la etapa de confinamiento, busca ser una versión acorde con las posibilidades sanitarias vigentes para la recepción de públicos, además de descentralizar y ampliar la oferta en todo el país. 

 

Es importante visibilizar los derechos culturales de las y los niños, el poder transformador del teatro y la importancia de cultivar la curiosidad y la imaginación además de interrogar el mundo y abrazar la diversidad de puntos de vista. Disfruta de este Gran Maratón porque el teatro genera espacios de convivencia irrepetibles.

 

Consultar la cartelera en la Ciudad de México 

Sobre las Huellas del Feminismo en el Teatro de Nuestro Tiempo en México

Por Mireya Flores (@MireyaFloresM)

Con un cariño inmenso para mis alumnas del Claustro y mis colegas de teatro

 

Las expresiones culturales y artísticas como el teatro están estrechamente vinculadas a las realidades en que se producen y desarrollan, esto al mismo tiempo que dialogan con el pasado del que derivan y con el contexto global que les influye. A partir de esto y con la intención de reflexionar sobre las huellas del feminismo en el teatro de nuestro tiempo en México, este breve texto no es sobre cómo se ha construido y representado lo femenino desde lo femenino en el teatro, o sobre las mujeres creadoras en el teatro (donde es preciso reconocer que no toda obra creada por una mujer es una obra feminista, algunas obras solo poseen un pensamiento femenino mas no un compromiso feminista[1]), tampoco pretende ser una memoria cultural que relate las trascendentales aportaciones que han hecho las mujeres a las artes y al teatro en las distintas épocas de la historia.

De manera precisa, este texto no es sobre representación y sí sobre presentación, en el sentido de ser, de estar y de hacer teatro hoy. Ya que, para reflexionar sobre las huellas del feminismo en el teatro actual es necesario referir a las mujeres que hacen teatro en México — ya sea sobre el escenario, detrás o al frente de éste— como marcas latentes de las distintas luchas feministas.

Desde sus inicios los movimientos feministas[2] han sido motivados por grupos de autoconciencia que han puesto en el centro de sus reflexiones sus experiencias sobre ser mujer para iniciar desde ahí un proceso de cambio personal y social en las prácticas e ideologías. Como sabemos: “lo personal es político”[3] y viceversa. Diversos han sido los motivos o las causas de las luchas feministas: movimientos sufragistas encaminados a la obtención de derechos: educación, trabajo, y por su puesto, el derecho al voto; movimientos feministas de liberación y subversión de las ideas patriarcales, y claro, los movimientos feministas decoloniales que han reconocido la multiculturalidad.[4]

Todas estas causas han coincidido sobre el reconocimiento de la libertad de toda mujer a elegir y construir su vida a partir de sus propias decisiones y acciones. Una libertad que las coloca en plena equidad con los hombres y en el lugar que les corresponde en el espacio público. De manera que, las feministas de ayer al demandar para sí iguales derechos que los hombres, exigieron el reconocimiento de su libertad y con ello el derecho de toda mujer a pensarse y construirse como cada una lo desee.

En la actualidad las mujeres escriben, dirigen, actúan; también producen, gestionan, asisten a la producción o a la dirección, musicalizan, diseñan vestuarios, luces, escenografías o la utilería. Otras programan, controlan la taquilla, difunden, comunican y hacen todo lo posible para que cada proyecto escénico llegue a sus públicos. Y sin lugar a duda, quienes crean, imaginan y van y vienen cargando un montón de materiales, tomando decisiones, asumiendo responsabilidades y ejerciendo sus libertades en el espacio público y no solo en el privado. En otras palabras: Mujeres que construyen las diversas formas en que el teatro acontece actualmente.

Han sido décadas de lucha feminista que han favorecido que hoy la industria teatral en nuestro país sea liderada por mujeres que al mismo tiempo y, desde diversos ámbitos, están abriendo camino a las generaciones futuras. Estas mujeres son las huellas del feminismo, por que el feminismo es, entre tantas otras causas, sobre la libertad de elegir. Y cada una de las mujeres que hace teatro hoy, ha elegido al teatro como el espacio para autodescubrirse y construirse fuera de las estructuras patriarcales. Eso es, desde mi punto de vista, la huella más importante del feminismo en el teatro de nuestro tiempo en México.[5]

[1] A partir de Elaine Showalter (1999) “La critica feminista en el desierto” en Fe, Marina (Coord.), Otramente: lectura y escritura feminista, México, UNAM-FCE.

[2] El feminismo como un movimiento social en México resulta de la confluencia de varios factores sociales, económicos, políticos e ideológicos que acontecieron en el mundo y en el país en el siglo XX.

[3] A Carol Hanisch se le atribuye este frase que dio título a su ensayo The personal is political (1969). Aunque el título no es propiamente suyo y fue una elección de sus editores, desde entonces esta frase ha fungido como un lema feminista; pero también ha sido el lema de todas las luchas de las minorías. Así, entendamos lo personal como la capacidad de abrirnos a les otres.

[4] Gutiérrez, C. Griselda (coord.); (2002). Feminismo en México. Revisión histórica-crítica del siglo que termina, México, PUEG/UNAM.

[5] Agradezco a la Dra. Melissa Fernández Chagoya y a la Dra. Brenda Gómez,

profesoras de la Universidad del Claustro De Sor Juana por sus enseñanzas sobre perspectiva de género.