Reseña: LAST MAN STANDING

EL DILEMA ESTÁ EN EL RING

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

La Compañía TeatroSinParedes, al menos en dos de las tres obras que he visto de ellos, plantean dilemas éticos. Y estos planteamientos te permiten conocerte, conocer tus puntos débiles y salir “knockeada”del teatro hacia la vida.

Last Man Standing toma a una práctica deportiva, el box, como ficción y a la práctica actoral como realidad. La obra es un vaivén de alegorías desde el box hacia la vida misma, como también pasa en el teatro. Una historia en la que serán boxeadores aunque no sean boxeadores.

Trama, conflicto, acción, combate, contienda, enfrentamiento, espacio, ring. Aquí, no es la espectacularidad del boxeo lo que interesa sino las historias de Christian y Rubén y Carmen quienes no han tenido otra opción para salir adelante que boxear.

Sales del Teatro El Galeón, que está atrás de Auditorio Nacional. Al pasar por la puerta trasera del Auditorio vez a mucha gente formada porque va a salir quien acaba de dar un concierto. Preguntas “¿qué pasa?” Un papá te responde “va a salir Adexe y Nau”. “¿Quién? Mejor me muevo rápido de aquí”.

Mientras camino, me quedo meditando ¿cambiar al sistema aunque se te vaya la vida en ello o perpetuar el actual sistema, el del box, el del teatro, el de México?

Y tú, ¿eres espectador o voyeurista?

Reseña escrita el 8 de abril de 2018.

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Reseña: BREVE HISTORIA DE LA RABIA

Ser tu misma vs los estereotipos

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Hay una desnudez más complicada que un streaptease. La vida de Glenda es su cuadrilátero y ella nos narra momentos clave de su vida en tres rounds.

“Sólo puedo ser yo misma, ¿voy a quedarme sola?” dice Glenda mientras recuerda una parte de su vida. Dado que nos encanta lo que no somos, que somos humanos que nos atrae tanto lo que nos destroza, ella se pregunta también si hay una escala en la que se mida ser hombre o mujer porque a ella era poco femenina, según la norma.

Lo bueno es fácil de contar pero la parte oscura que llevas dentro, esa cuesta. Se requiere fuerza de voluntad para ser feliz y más permitirte amar.

¿Tú qué haces para dejar atrás todo lo que duele?

De: Lucía Leonor Enríquez.
Dirección escénica: Mahalat Sánchez.
Elenco: Glenda Tejeda.
Sala Novo (Madrid 13, Col. Del Carmen Coyoacán)
Funciones: Martes 20:00 hrs. Hasta el 24 de abril de 2018.
Boletos: $200, $100, $50. Tú eliges qué precio pagas, la obra es parte del programa Teatro Justo de Teatro La Capilla.

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ELEONORA LUNA: ABRIR MUNDOS A LOS NIÑOS DESDE EL TEATRO

La dramaturga y directora Eleonora Luna habla sobre la llegada del teatro a su vida y su manera de ver el teatro dirigido a peques, como una herramienta de empatía.

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)


Eleonora es del Estado de México, de Texcoco. Un lugar donde lo más común es la música, las bandas de viento y, por otro lado, en la literatura, la crónica de los pueblos originarios. En su adolescencia el teatro no existía ahí.

Llega al teatro gracias a un taller que tomó en la preparatoria. Entre los que sobraban, repujado, maquillaje y teatro, eligió teatro a pesar de ser tímida. Se dio cuenta que no sólo se actuaba sino que también se escribía, que estaba el rol del director, del productor… Pensó que era un hobbie pues estaba la idea de que no se vivía de ello y que era una profesión difícil. “La cual sí lo es. Y que no se vive tan bien, también es cierto porque en cuestión de políticas públicas, en el país, estamos muy mal, y va decayendo”, me comparte.

Cuando estaba en la universidad entraba de oyente en la facultad de Filosofía y Letras, descubriendo también las escuelas dedicadas al teatro como el Centro Universitario de Teatro (CUT) y la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT). “Si es serio. No es que todos los que estudiaron cine se metieron a un taller y ya. Hay una profesión y hay un rigor académico”, recuerda Eleonora. Estudió química y también teatro en la facultad de filosofía. Fue así que al estar de oyente y en los talleres en el centro cultural identificó que lo suyo sí era el teatro. “No me lo podía quitar, entonces me dedico de tiempo completo a esto y a dar clases tanto de teatro como de literatura”.

Cuando Eleanora va al teatro le gusta que le sea placentero, aunque sea doloroso, que le esté moviendo algo por dentro. Busca que lo que ve le esté haciendo sentir algo. Y lo que la motivó a escribir para niños fue “muy chistoso porque una vez me atropelló un camión de escuela cuando iba en la bici. Y un amigo me dijo “es que a ti la infancia te pega por todos lados”. Cuando comencé con esta compañía de teatro de la casa de la cultura, no hacíamos teatro para niños, eran cosas muy experimentales”. Cuando salió de la carrera hizo varias cosas de producción. Desempleada, fue hasta que le hablaron de una escuela primaria, por recomendación, donde necesitaban una maestra de teatro, que descubrió que le gustaba mucho y que incluso tenía facilidad de interactuar con niños difíciles. Encontró que el teatro ayudaba mucho a esa mediación, que se había entendido mal la función social del teatro. Gracias a comenzar a dar talleres de teatro para niños también se dio cuenta que ese teatro era moralino, didáctico en el estricto sentido pedagógico.

“Si voy a enseñarles a lavarse los dientes, ese es el fin último no la diversión, no que ellos hagan, conecten, razonen. En un sentido pedagógico muy tradicional. ¿Por qué estamos haciendo este público que más adelante va a ir y pagar un boleto? No podemos seguir dándoles esto como teatro para niños. Así comencé a investigar qué estudios había. Llegó ese trabajó y descubrí algo que me interesó muchísimo: necesita el rigor académico; necesita la parte social pero también lo lúdico, la manera de tener cohesión entre los miembros de la comunidad y la familia. Luego vi que en ese campo no había nada, no había estudios, nada.

Era algo en lo que yo podía contribuir a ir cambiando esa mentalidad por lo menos en los talleres que yo daba. Donde las familias comenzaban a ver el arte de otra manera porque las mamás y los papás nunca se imaginaron que un taller de teatro lograra cambios en sus hijos. Y a partir de ahora no es sólo que me busquen a mí, ahora van a buscar talleres que cumplan con expectativas cada vez mayores, por lo tanto, cada vez van a ser mejores las ofertas que haya.” Así llegó al teatro para niños.

Cuando la compañía de teatro de Texcoco se separa, ella y los actores comenzaron a buscar textos para montar. Ninguno les convencía pues o eran didácticas o muy “tontas”. Hasta que Eleonora encuentra una adaptación superficial y literal del poema “La caza del Snark” de Lewis Carrol, comienza a imaginar infinidad de posibilidades. Escribió una obra que si bien nunca la montaron, sí ganó el Premio Nacional de Literatura. “Creo que la vida me está diciendo que se me da estar con niños y no tratarlos de la forma convencional”. Comenzó escribir y descubrir la facilidad con que brotaba un tono juguetón.

“Los niños ya entienden el mundo pero lo van entendiendo de acuerdo a sus experiencias. Logran comprender muchas cosas que nosotros asumimos que no porque las hemos complejizado o sobrecomplejizado. Sin embargo, el adulto a veces tampoco ha comprendido el mundo y se le revela en una obra. Me ha pasado a mí: veo una obra y me caen todos los veintes que no me habían caído en treinta años.”, reflexiona la dramaturga y directora.

“Nosotros los creadores no estamos para aleccionar o decir “estas son las soluciones”, al contrario, les comparto todas estas preguntas que yo tengo. ¿Cómo mejoramos nuestra comunicación? ¿Cómo vencemos nuestros miedos? Porque el miedo para un niño puede ser la oscuridad al ir a hacer pipí en la noche. Y mi miedo puede ser la oscuridad porque estoy viviendo un proceso de duelo. Al final, si yo voy a ver una obra para niños y yo estoy pasando ese proceso, se me va a revelar un mundo”

Crear a partir de lo que le está preocupando en ese momento, de lo que ella quiere preguntarles a los niños. Preguntar más que aleccionar, abrir conversaciones. “Yo creo que más que intentar revelarles mundos, más bien abrir todo un mundo y que ellos puedan revelarlo de acuerdo a lo que han vivido y el entorno que tienen”. Para ver a través de los ojos de los niños y conectar con ellos, “ha sido un trabajo de autoconocimiento muy grande y retador porque te das cuenta que tienes muchos prejuicios. Y justo esos prejuicios es lo que comunicas. Puedes ser desde algo tan sencillo como un primer acercamiento a un texto que es para niños, y la manera en que lo lees comienza a ser diferente, con un tono “bobo”. Y que yo trabaje con niños y adolescentes me permite ver dónde la estoy regando. Dónde les estoy hablando de un tema que no les interesa o un lenguaje que no les toca…”

Para conectar con los niños necesitas conocerlos. “Y cuando digo conocer puede ser a tus sobrinos, que los observes jugar.” Para hacer teatro para niños se necesita la habilidad de quitarte todos lo prejuicios y poner atención a tu público tanto en escena como cuando lo estás escribiendo o dirigiendo.

BÁRBARA PERRÍN: ESCRIBE MEJOR DE LO QUE ACTÚA

Peligrosamente distraída, esta dramaturga tijuanense nos comparte sobre su vida entre la dramaturgia y la creación de marcas, y cómo fue el proceso para escribir “Todos los peces sobre la tierra”

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Barbara_Perrin_Rivermar

Bárbara Perrín encuentra en lo que le rodea detonadores de inspiración. Puede ser cualquier cosa: “una caricatura, alguien con quien platiqué en la mañana, de todos lados”, me responde ante la pregunta incómoda de los referentes. Una pregunta que le quiso hacer Fernanda del Monte cuando se la pedí.

Aunque no va al teatro “tanto como debería”, le importa que le mueva el corazón, “si me incomoda está chido. Cuando sales del teatro, y ves al otro [tu acompañante] y no sabes qué decirle. Y tienes que procesar para decir algo tan simple como «estuvo chida ¿no?» Ese momento de desconcierto, de que una obra te mueva el tapete es muy importante. A mi me gusta más la producción por el tema de la publicidad. Me gusta lo vistoso, me gusta que haya luces, escenografía, escándalo. Pero ese ya es mi gusto personal. Si llegan a escarbar en tu corazoncito y nada más lo hicieron con una silla… ah, se súper agradece. Pero lo que no puedo perdonar jamás es que nada más usas una silla y ni siquiera te mueven algo. Es como «por favor amigo, dame algo»”, aclara.

 

Escribir teatro y hacer publicidad

Intenta no actuar porque escribe mejor de lo que actúa. “A la hora de escribir y generar marcas he encontrado muchas cosas en común. Me dicen «¿Cómo que haces teatro y haces publicidad? ¿Qué tienen que ver el teatro y la publicidad?» Hasta la palabra lo dice, el maldito público, todos trabajamos con público. Trabajamos con llegar a las emociones y a lo más profundo del cerebro de otro. En publicidad, normalmente, mi objetivo va a ser que me compres producto o servicio, y en el teatro va a depender a qué partes del cerebro del público quieres meterte. Se llega de maneras muy similares: creando personajes.”

Para ella, crear una marca es crear un personaje. “Un personaje y una marca tienen que estar desarrollados con mucha congruencia. No puedes cambiarles las voces. No puede actuar de una manera y luego de otra, a menos que la naturaleza de este personaje o marca sea versátil. Tienen que mantener estas características para que uno, me la creas; y dos, me lo compres. Este es un proceso que me emociona mucho: construir marcas-personajes. Así le digo yo cada vez que se lo vendo a alguien. Y mis procesos para construir tanto uno como otro suelen ser similares…”

Lo que le entusiasma de todo el proceso de escribir es construir los universos. Y guarda en su carpeta “esto no es literatura”, cosas que le gustaron sólo a ella. “Es un juego donde yo puedo hacer un universo del tamaño, forma o color que yo quiera; ponerme mis propias reglas, cacharme cuando las estoy rompiendo.” La obra que considera que mejor le ha quedado, y que es su favorita, es una de vaqueros. Le encantan los Westerns, le encanta Clint Eastwood. “Medio escribo, puedo defenderme haciendo un universo de vaqueros. Voy a divertirme. Generé, después de mucha investigación que también es muy padre, este universo vaquero donde hay mineros, balazos, caballos. Es maravillo verlo edificarse tanto en el papel como cuando ya lo ves en escena y dices: «el universo funciona. Aquí está sucediendo la magia.» Cuando te compraron la convención ya estás del otro lado.”, comenta.

 

Trabajar con Gina Marti y Alejandro Ricaño

La conocí por el texto “Todos los peces sobre la tierra” que se estrenó en el Teatro La Capilla en 2016. La actriz Gina Martí le solicitó este texto. “Le eché muchísimo de mi cuchara a pesar de que era la historia de Gina”, recuerda.

“Gina me busca y me dice: “Oye, pues te tengo una historia, y me gusta cómo escribes. Me gusta que le pones un poco de humor a todo.” Es cierto, trato de hacerlo. Y entonces me cuenta la historia más triste que he escuchado en mi vida. Pensé “¿qué te pasa? ¿Cómo le voy a meter humor a esto?” Estaba al borde del llanto. Pero caí en la cuenta de que la única manera de hacerlo un poco más ligero era alejándolo del mundo real porque si lo bajaba iba a ser demasiado devastador y azotado. Y a mi me choca lo azotado. Decidí usar elementos de un mundo fantástico, y este tipo de ambigüedades como que el papá es un “viejo lobo de mar”. Una expresión de un hombre con experiencia pero qué tal si sí es un viejo lobo de mar. De ahí pa´l real fue mucho intercambio y retroalimentación.”

“Todos los peces sobre la tierra” les permitió hacer una exploración sobre el duelo. Antes de pasar al proceso de dirección, Barbará recibió notas de Alejandro Ricaño. “Me hizo recortarle mil y un cosas, y tenía toda la razón. Era una de estas cosas que guardé en mi carpetita “esto no es literatura”. Y quedó así el texto. En el camino Gina y yo nos hicimos muy amigas.”

 

¿Cómo es una vida bella?

Escribe con cierto impulso. No quiere cambiar al mundo, “al menos no de la forma tradicional”, quiere generar un placer al espectador o al lector, aportar la belleza, el disfrute. “Ver un espectáculo a partir de un texto mío y que lo disfrute.” Bárbara tiene convicción en la belleza. Incluso recuerda la frase de la decoradora de interiores Elsie De Wolfe «voy a ser bello todo lo que me rodea». “Esa linda frase funciona a todos los niveles. Quiero que lo que me rodee y genere sea bello, no sólo a nivel profesional. Siempre es un objetivo utópico. La belleza en el espacio que me rodea, y tratar que esta aura de belleza llegue tan lejos como se pueda. Que mis estén bien escritos, sean montables, que digas «qué belleza, esto es un poema». Tratar de forma bella a las personas: promover un buen servicio al cliente donde sea una experiencia agradable, hasta ser gente decente con tu familia y las personas más lejanas. Es mucha atención a los detalles.”

OLIVIA ORTIZ DE PINEDO: APOSTAR POR LO QUE ENTRETIENE

Platicamos con la productora Olivia Ortiz de Pinedo quien apuesta por lo que le gusta y para producirlo no se mete en tanto lío.

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Oli es de las que va a ver obras y cuando le encantan lo twittea. Le importa que le dejen tema de conversación y no le aburran. Nos recomienda “Urinetown. El musical de Broadway” que va a estar en el Teatro Milán hasta el 5 de abril, los jueves a las 8:45pm. “Es un musical de lujo. Es una compañía queretana. La traducción está bien hecha, los arreglos…”, me dice.

Es mala para lidiar con el estrés.

—Me he vuelto muy solitaria, me gusta estar sola en mi casa, leer, no hablar con nadie. Me aíslo, llega el sábado y me olvido del trabajo. Eso me ayuda. No me gusta desquitarme con la gente.

Le ayuda recordar lo que aprendió cuando empezó a leer Kabbalah: “Si no está saliendo como yo quiero es que tiene que haber otro camino. Y yo no lo estoy viendo.” “En lugar de desesperar, relájate y busca un mejor modo”, se dice a sí misma.

Lleva desde 2009 haciendo producción teatral después de ser “diez años godín en las áreas de marketing, relaciones públicas, patrocinios, publicidad, promociones, todo eso. Trabajé en corporativos, agencias y cuando estaba estudiando mi maestría en mercadotecnia en 2006-2007, mi proyecto final era hacer una asesoría a una empresa. Yo quería hacerla a la empresa de mi papá y mi tío que llevaban veinte años con la empresa y nadie había escucha de Espectáculos Espejo. Hice un estudio que se los presenté y les dije “tienen que cambiar el nombre a Ortiz de Pinedo Producciones”, finalmente lo que conocen es el apellido. De donde nos viene el legado es del apellido, es del abuelo y es de toda la familia: mi bisabuelo, mi bisabuela, mi abuelo, mi tía, mi tío, mi papá, mis primos… todos. Es de familia.”, recuerda.

Cuando les presenta el proyecto su respuesta fue: “¿no quieres venir a trabajar con nosotros?”

—Acababa de tener a mi bebé, había renunciado a mi trabajo de godín. La idea, muy en el fondo, era que me invitaran a trabajar. Y lo logré. Yo siempre había querido trabajar en teatro, quería ser actriz. Hice teatro en el Tec de Monterrey, pero nunca fui de pedirle un favor a mi tío. Nunca me sentí la gran artista por más que yo quería ser actriz.

La primer obra que estaban por presentar era “Doce hombres en pugna”. La película era una de sus favoritas cuando niña.

—Cuando mi tío dice que la va a traer…yo de “jala cables”, de lo que quieras, pero quiero estar. Participé como pude porque el proyecto me llamaba mucho la atención. A mi me gusta mucho aprender, nunca entré con actitud de “yo lo sé todo”, en absoluto. Yo entré como “quiero aprender de qué se trata esto porque no conozco”. Tuve la oportunidad de participar en producciones bien padres. Después de “Doce hombres en pugna”, siguió “Doce mujeres en pugna” que prácticamente fue mi primera producción porque mi tío nos dejó a mi primo Pedro y a mi a cargo. Después de haber tenido que lidiar con doce mujeres, una alternante, directora y dos asistentes de dirección… Eran 17 mujeres, mi primo y yo. Mi primo me aventó al ruedo: “ve tú, yo ni siquiera puedo entrar a camerinos”. Fue una producción muy complicada por trabajar con puras mujeres, un elenco muy grande y luego de ese nivel… fue impactante. Cuando terminó la temporada varios me dijeron “Oli, ya te graduaste, lo que te venga después va a ser papita porque lo que viviste ahí no cualquiera. No cualquiera logra sacar una producción de ese tamaño”. Para mí fue como mi graduación. Un curso intensivo.

Produjeron “Todos eran mis hijos”, “Rain Man”, “La güera Rodríguez”, “El Coleccionista”, entre otras.

—Fueron producciones muy grandes con elencos fuerte y buenos textos. Cuando dejé de trabajar con ellos, una amiga y yo pusimos un negocio de otra cosa, pero yo quería regresar al teatro sólo que tenía mucho miedo a tomar el liderazgo. Tanto hice caso a quien me dijo “tu tienes que producir, sí puedes” que me aventé con “Amoratados” que fue mi primera producción con London Producciones y que duró un año. Tuve que aprender a llevar las riendas de un proyecto. Lo agradezco mucho porque me posicionó, la gente me conoció por eso. Me aventé mi maestría en producción de teatro porque fue darme cuenta lo que era producir. Cuando estaba con mi tío había muchas cosas que yo no hacía y que ni me enteraba.

***

Olivia cree que para acercar a la gente al teatro lo que hay que aprender es a elegir buenos textos, hacer un montaje “digno con calidad, no tiene que ser la mega producción.”

—El teatro que me gusta hacer no me meto en tanto lío. Me gusta el teatro más sencillo, incluso de pocos actores pero me interesa que los textos sean buenos. Y sobretodo, lo más importante es que entretengan a la gente. Que la gente mantenga el interés en lo que está viendo en el escenario, para mí eso es esencial. Y con lo que yo he hecho es lo que yo he intentado que suceda. También que esté bien ejecutado, porque hay buenos textos pero te estas jeteando, están mal dirigidos, están mal actuados…

Extraña mucho “el proceso completo de elegir el texto, elegir el elenco, trabajar con el directo, trabajar con el escenógrafo. Solamente lo hice dos veces, con “Amoratados” y con “De Príncipes, princesas y otros bichos” que ya estaba [producida] pero hubo un trabajo de vestuario, escenografía, cambió la música. Después de “De Príncipes…” tuve la oportunidad de tomar el Teatro NH. Yo quería seguir dedicándome a producir, ya tenía un teatro, pero no es tan fácil. Me ha costado mucho administrarlo, aprender a dirigirlo y he tenido que abocarme ahorita a esa parte. Lo que ha sucedido es que producciones que vienen armadas o medio armadas me piden apoyo. Me sumo como co-productora con un nivel menor de intervención. Ya extraño y ya quiero tener mi propio proyecto. Estoy en búsqueda de textos para que uno que me enamore lo quiera hacer.

¿Cómo le hace para saber si las producciones por las que apuesta son o serán triunfadoras?

— Honestamente, lo me gusta a mí. No sé si está bien o mal, pero me guío por eso. Si a mi me entretiene, me parece relevante, busco apoyarlo. Por ejemplo, ahora con el Ciclo de Mujeres Poderosas ¿por qué están ahí? Porque yo los vi, porque me gustaron. El de “La Verdura Carnívora” me fascinó. Abril Mayett me había insistido que fuera a ver ciertas obras que ella estaba dirigiendo. Me había dicho que fuera a ver “La Verdura Carnívora”. Me avisó que iba a tener una reposición en el Teatro Coyoacán. El teatro es muy bonito pero el estacionamiento es pequeño, esta muy oscura la zona, es conflictiva. Era una noche de lluvia, el estacionamiento ya estaba lleno. “Voy a dar la vuelta, si encuentro lugar me quedo, si no es señal de que no, no me voy a quedar aquí a perder mi tiempo”. Qué talento, riéndome todo el tiempo.

Mientras le entretenga apuesta por ello, se guía por su sentido común. “Confío en los criterios de personas que sé que saben mucho más que yo de teatro, que son artistas pero que tienen un criterio que yo comparto. Si coincidimos en algo que nos gusta es que no estoy tan mal, no tengo que ser artista para darme cuenta de que este producto es sumamente valioso”, concluye.

Reseña: LAS DESPEDIDAS

UN VIAJE SOBRE LA BREVEDAD Y LA INTENSIDAD QUE CONLLEVA VIVIR

Por Fredo Godínez (@AlfiePingtajo)

I – Las preguntas

¿A los cuántos años puedo presumir que he cumplido con mis metas en la vida?
¿En verdad estoy parado en el lugar donde, siempre, quise estar?
¿Soy completamente feliz o lo soy a pesar de mí?
¿Estoy solo por gusto, por convicción o mi soledad es una consecuencia de no saber enfrentar mis miedos?
¿Y si fuera diagnosticado de cáncer, cómo lo afrontaría, cómo lo tomarían mis amigos y familia?
Esas son las preguntas que, pienso, se realizó Lucía Gómez-Robledo a la hora de escribir Las despedidas, su ópera prima.

II – La trama

Las despedidas cuenta la historia de Ana, una chica que a sus 32 años se siente satisfecha con su estilo de vida, el cual se verá alterado al enterarse que una enfermedad la podría arrebatar del mundo, antes de lo planeado. Una noticia que, sin duda, la cambiará tanto ella como a su entorno, y de paso la confrontará con uno de sus mayores miedos: la soledad.

Conforme avanza la obra, el espectador se adentrará al mundo de Ana y -guiados por ella- conocerán cada uno de los sentimientos a los que se fue enfrentando y la forma en la que aprendió a relacionarse con su familia, sus amigos y sobre todo con ella misma.

III – La interpretación y el texto

Lucía Gómez-Robledo escribió una obra que busca retratar la forma en que una mujer y su familia confrontan una enfermedad que podría terminar con lo que conoce por vida. Pero sobre todo busca confrontar las dos caras de la moneda: por un lado tenemos a una mujer que, ante la noticia de tener una grave enfermedad, busca sacar fuerzas de dónde sea; y por otro lado tenemos a la familia que quiere apoyarla y protegerla, a su modo, de algo que no está en sus manos. La primera recurre al humor negro como defensa ante la sensación de lástima que emerge, sin quererlo, de su familia.

Por otro lado, Bárbara Riquelme reinterpreta adecuadamente el texto dramatúrgico y logra que cada uno de los actores ponga la energía necesaria para ofrecerle al espectador una historia íntima que a través del humor negro ofrece al público una mejor forma de procesar y comprender un tema tan delicado como lo es el Cáncer de mama.

Las despedidas deja ver a una joven dramaturga con un futuro prometedor, pues en dicha obra se refleja que tiene una gran capacidad para contar y construir historias sencillas, cotidianas y universales. Tal y como lo que proponía Italo Calvino en sus “Seis propuestas para el próximo milenio”, que en México fueron retomadas por la Generación del Crack, a la que pertenece la narrativa de Ignacio Padilla; escritor que dejo el mundo de los mortales el pasado agosto de 2016. Por cierto, dicho escritor fue maestro de Lucía Gómez-Robledo y probablemente con él aprendió a crear este tipo de textos.

IV – Mi introspección

Ya lo he dicho en reseñas anteriores, cuando asisto a ver una obra de Teatro espero salir con una grata experiencia, pero sobre todo, deseo que dicha me genere la misma sensación que una buena novela, un buen cuento o un buen poema. Dicho de otra forma, anhelo ser confrontado y cuestionado.

A diferencia de la protagonista de la obra, no padezco una enfermedad tan grave, pero sí llevo conmigo, a todas partes, el estigma de haber sufrido un episodio de estrés-depresión que se somatizó a través de migraña y vértigo. Eso está ahí y en cualquier momento puede volver a ocurrir si no aprendo a controlarlo y a conocerme. Empero, para bien o para mal, gracias a eso he ido aprendiendo a romper algunos miedos y a tomar las oportunidades que la vida me da.

Sin embargo, día con día me invaden las preguntas con las que inicié este texto. Y casi nunca tengo la respuesta definitiva.

Y como la protagonista de esta obra, busco rodearme de gente que sepa estar cuando la necesite y no cuando les convenga. También quiero y necesito rodearme de las personas que logren aceptarme tal y como soy sin buscar corregirme o cambiarme ni en la cosa más insignificante.

Y sí, como la protagonista, sé que hay personas que han perdido más cosas que yo y han tenido la fuerza para levantarse de entre las ruinas como una Ave Fénix.

¿Y usted, querido lector, está donde quiere estar y rodeado de las personas que desea tener en su vida?

-o-o-o-o-

“Las despedidas”
Dramaturgia: Lucía Gómez-Robledo.
Dirección: Bárbara Riquelme.
Elenco: Sebastian Torres, Lucía Gómez-Robledo y Karla Bourde.
Sala CCB del Complejo Cultural del Bosque: Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n.
Martes 8:00 PM, hasta el 27 de febrero de 2018.

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FERNANDA DEL MONTE: VOLVERSE ESCRITORA

POR JOHANA TRUJILLO (@jOtrujilloA)

La escritora, dramaturga, dramaturgista, directora teatral e investigadora va al encuentro con artistas que le potencien, le inspiren, le den ganas de seguir haciendo lo que hace. La única decisión que ha tomado es ser escritora.

Fernanda puede aguantar mucha presión. Es muy organizada y estructurada lo que ayuda a evitar el estrés. Deja que las cosas pasen. “Si se cayó, se cayó. Si no se da, no se da. También he aprendido que no depende de mí, y cuando no me funciona sé que es temporal y que no es por mí, sino que es porque algo del contexto o las circunstancias no está funcionando. Lo que estresa mucho es que cuando algo no está funcionando: uno, no quieres aceptarlo; dos, no quieres contárselo al otro y tres, no quieres exponerlo. Eso es lo que estresa: no sacarlo.”

Ella no se dedica al teatro para cumplir un sueño. Su sueño es tener salud y ser feliz, estar contenta con la vida. “Quizá porque también soy trágica, veo todo de manera trágica. El teatro me trae conocimiento, aprendizaje, reflexión, profundidad. Eso me encanta. Me extasía la profundidad de las cosas. Cuando yo escribo y me gusta lo que estoy haciendo me siento feliz, es un estado. Cuando monto una obra me produce un estado también, y esa experiencia de ese estado me lleva a querer volver a hacerlo.” me aclara.

La relación que tiene con el teatro no es la misma que tiene con la literatura, ese lugar donde quiere estar. “Lo que hago en mi vida es leer y escribir. Y la escritura sí es parte de mi vida cotidiana, nunca pensé en publicar ni ser escritora. Yo escribía en mi diario desde los 13 años.”

En la prepa tomó un taller de teatro que le encantó con un profesor que no recuerda ya quién es. Quería estudiar teatro o hacer política. “Me fui a vivir a Estados Unidos un año y cuando volví estudié ciencias políticas. En la carrera lo único que me interesaba era la literatura y la filosofía, que esa es otra de mis pasiones: leer filosofía. Aprendí a leer teoría como si fuera literatura y quizá por eso me es muy fácil hacer investigación. Para mi un texto teórico no es un texto teórico, es un texto.”

EL GUSTO POR ESCRIBIR, DIRIGIR, INVESTIGAR

Lo que le gusta de escribir, dirigir, investigar es que “se me ha hecho la vida, se me ha hecho cotidianidad y es fantástico. Lo único que decidí fue volverme escritora. Publiqué mi primer cuento en 2001 en una revista política. Y cuando trabajaba en el IMER como politóloga, en 2001, conocí a Eduardo Langagne que leyó unos cuentos míos y me dijo “no están mal”. Entonces, empecé a tallerear con él. Empezamos a leer nuestros cuentos después del trabajo. Él me aconsejó enviarlos a la Fundación para las Letras Mexicanas y me dio la oportunidad de tomar un taller de relato con Orlando Ortiz por un año, en 2003. Y me dije “yo tengo que dedicarme a esto”. Por eso decidí estudiar creación literaria y me fui a estudiar a Madrid. Me formé en la Editorial Fuentetaja en narrativa.

Ahí me encontré con la impro. Se me hizo un tipo de escritura interesante. Terminé improvisando y lo que me llamaba la atención era la forma creativa de crear historias. Después encontré el clow. Y también hacía danza contemporánea como hobbie, haciéndolo muy apasionadamente pero sin pensar en dedicarme a ello. Yo no sé si hago investigación, escribo ensayos. Yo no soy filósofa soy dramaturga y cuentista. A mi me interesa escribir sobre mis procesos creativos de forma teórica, y si ese ensayo le sirve a alguien chido.”

Se fue a estudiar teatro y creación literaria a España en 2004. En 2005 regresó a la Ciudad de México para hacer teatro profesional, después de tener mucho tiempo mirando arte en Europa. Trabajaba de guionista en Canal Once cuando en las elecciones de 2006 los despiden. “Váyanse y vuelvan en noviembre”, les pagaron la última quincena y ante la pregunta “¿qué hago?” su respuesta fue: “Me voy a San Cristóbal de las Casas tres meses”.

En su estancia ahí, un productor tuxtleño quería invertir en una obra de teatro sobre los mayas, histórica, turística. Y al no encontrar a nadie que se dedicara al teatro, la invitó a montarla. Es la única vez en su vida que le pagaron un sueldo mensual durante un año por montar la obra “Palenque Rojo” junto al coreógrafo Ricardo Franco, en 2007.

APRENDER MÁS SOBRE EL ARTE Y EL TEATRO

“En ese mismo año conocí a una argentina, María Lombardini, nos hicimos roomies, y nos propusimos hacer una obra a partir del guión que yo ya tenía: “Santo Domingo”, la primera obra que escribí con una actriz que no recuerdo quién es. Se llama así por la iglesia de Santo Domingo y por ser en domingo. Una obra cabaretera que hablaba sobre la gente de San Cristóbal.” De esta obra parte “Palabras Escurridas”, obra que ganó en 2013 el Premio Internacional de Teatro Latinoamericano Airel, otorgado por la Universidad de York, en Toronto, Canadá, y que llega a México a través de la publicación impresa en Paso de Gato.

Después de probar lo que había estudiando, de San Cristóbal de las Casas se fue a Buenos Aires, con una sensación de “hay mucho más que saber. El arte no puede ser sólo esto, tiene que haber mucho más.” En 2010 estudia una maestría en Dramaturgia por la Universidad de las Artes en esa ciudad argentina. Buenos Aires fue una revolución para ella porque se dio cuenta que “no estaba loca en pensar que yo todavía no hacía arte teatral, que yo todavía no tenía un lenguaje estético, que todavía no tenía una poética, que yo todavía no era artista. Yo sabía un oficio, pero de un oficio a un arte hay un paso teórico, conceptual, intelectual, de rigor.”

En ese periodo se tomó mucho más en serio el volverse artista, el volverse escritora, el intentar tener un lenguaje, un estilo. El arte es “cómo vas a montar tú, cómo vas a escenografiar tú, cómo vas a actuar tú, cómo vas a escribir. ¿Cuál es tu característica? Como dirían los académicos ¿tú qué le aportas al campo?

Entender eso dentro del teatro es más difícil que en la artes plásticas. Quizá es mucho más fácil en la dramaturgia porque es el área del teatro mucho más intelectualizada, y más estudiada porque es un género literario. Eso hace que tenga mucho más bagaje teórico, de investigación, de técnica, tienes más herramientas desde la dramaturgia para formarte. Tienes más referentes pues a los dramaturgos los puedes conocer más a partir de sus publicaciones y traducciones. “

Berlín, Nueva York y Buenos Aires son las ciudades del teatro. “Si quieres ver buen teatro, encontrar buenas escuelas, saber qué es el arte teatral… ahí tienes que ir. ¿Cómo aprendes un lenguaje teatral si no tienes un referente presente? Te vas a Alemania, como hizo David Hevia, y aprendes. Y lo que pasa en Berlín, Nueva York y Buenos Aires es que hacen que tu veas teatro, aprendas teatro, haya escuelas con lenguajes poéticos distintos con una metodología e idea del arte teatral distinta. Hay una especialización en cómo escribir. Aquí en México todavía se enseña sólo realismo y sólo diálogo. No hay una escuela que te enseñe a escribir dramaturgia contemporánea, o que te ayude a explorarlo.”

SU INTERÉS EN EL TEATRO

Fernanda considera que el teatro es un espacio vacío donde se puede experimentar con todas las artes. Le encanta pensar en vestuarios, iluminación, imagen, momentos. Pensar en la composición. Aunque no lo pueda lograr porque no le interesa la producción, eso no quiere decir que no lo haga en la dramaturgia.

“Me interesa el teatro, por la posibilidad de la creación y también la posibilidad de lo primitivo: no tengo esos acrílicos pero tengo quince mil pesos y un estacionamiento abandonado y con eso hago un vestuario y algo parecido, se puede. Es una posibilidad del arte en pequeño. Se puede hacer lo máximo de lo mínimo y eso en otras artes no se puede. Yo sé que no tengo dinero para hacer un perro holográfico pero ¿cómo puedo hacer un perro holográfico con dos proyectores? Como creadora me interesa la posibilidad de la escena. Como investigadora qué pasa con esos textos, qué te dicen de ese creador, qué te dicen de lo que está imaginando.”

“Tu como espectador potencias la cosa que no está ahí. Y ahí está el arte. Pero para que se potencie en el espectador, tú como creador necesitas tener el mundo enorme, plasmarlo en un texto y después de eso materializarlo en algo menor a eso pero que contenga esa posibilidad para que después el espectador conecte con eso de forma abstracta, no de forma concreta. Y creo que eso es algo que mucha gente de teatro no entiende. Cree que tiene que poner el barco, no tienes que poner el barco, se trata de otra cosa: la potencia del barco, de qué otras maneras puedes hacer el barco.“

Considera que el teatro no cambia al mundo; “no enseña, pedagógicamente no muestra nada. No creo en nada de eso. Murakami o El Marqués de Sade ¿qué le aportan al mundo? Nada. ¿Qué me aporta Darío Fo? No sé, me gusta, lo disfruto, me provoca. El teatro o el arte como arma ideológica claro que la tiene pero a mí me da mucho miedo, no me parece ético. ¿Quién soy yo para enseñarle algo a alguien? ¿Quién soy yo, Fernanda, para decirte cómo tienes que pensar?

IR A COSAS QUE TENGAN POTENCIA

El teatro es una experiencia. Si esa experiencia a ti te deja algo, yo no estoy tan segura que lo que te deje sea un aprendizaje. Porque esa palabra para mí lleva a otro lugar. Muchas veces el arte no te deja un aprendizaje sino que te pone en un lugar, en un estado. Es como el sentimiento: no es algo que se aprende o se conoce. Tú no conoces el amor, tú experimentas amor. Y lo sientes y luego se va. Esa parte de la vida es a donde va el arte, a ese momento que no existe en realidad pero que sí estás segura que lo viviste pero que es difícil transmitir, comentar, hacer pero ahí está. Eso es lo que se me hace rico del arte: son experiencias en la vida. Dedicarse al arte para mí no es tanto si produce o no sino si te llena la vida.”

Como espectadora le interesa encontrar artistas, no le interesa ir al teatro como actividad de ocio. Va a aprender, a ver qué se está haciendo. Por eso le gusta el arte contemporáneo, ir a museos, a exposiciones para hacer conexiones poéticas entre artistas plásticos, escenógrafos, escritores… se nutre de las artes. “Intento ir a cosas que tengan potencia y me estén diciendo cosas que me interesen. Eso pasa con muy pocas obras y en todas las artes. No todos son Picasso.

Si yo no hubiera entrado a la maestría quizá yo no veo buen teatro en Buenos Aires. Hay tanto que cómo sabes escoger. Si no hay una formación antes que te forme un ojo crítico y te enseñe a escoger a quiénes te gusta seguir, qué tipo de teatro te gusta… “

LA ESCRITURA Y SU PROCESO

¿Cómo es su proceso creativo para escribir sus textos? Tiene dos tipos de procesos. Un proceso de escritura poética y de relato, puramente imaginativo. Se sienta y escribe sin pensar qué va salir. “Con eso me surge una persona, la sigo, me voy enterando quién es, qué hace conforme la escribo. A partir de ahí comienzo a meterme con la trama y manipular sus acciones. Así tengo mi primera versión de un relato. Siempre he escrito así desde los veinte años. Así encuentro personas, espacios, historias.

A partir de la maestría y la investigación, cansada de sólo contar historias, descubrí una parte más abstracta de la escritura que tiene que ver con las estructuras. Las historias son también estructuras mentales. Un texto es un objeto con el que puedes jugar con su estructura, misma que tiene relación con un concepto. Antes de tener un contenido textual, tienes un concepto. Eso en la literatura se vuelve tiempo y espacio. A partir de eso busco un tema. La estructura se vuelve la plástica del texto.”

“Como escribes es como piensas. Si tu quieres pensar diferente, o pensar diversamente, o encontrar otra formas de vivir, de pensar, de hacer porque no te gustan las cosas que hay aquí, la única manera es no repitiendo el oficio, tienes que buscar otra forma de estructuración. Y eso te lleva a una poética. Y es ahí donde el artista tiene un lenguaje. Y a la vez una postura política. Todo te constituye: se vuelve pensamiento, se vuelve lenguaje, crítica; se vuelve forma de vida; y se vuelve sistema, y es ahí donde se vuelve método y empieza la pedagogía. Porque uno es consciente de esa forma de hacer. Vas analizando tu propio trabajo para irlo mejorando.

¿Por qué seguir contando historias? ¿Qué necesidad hay de contar historias? Son esas preguntas que todo el tiempo están en tensión. Y eso es muy nutritivo para la creación, poniéndote en un autoconflicto.”, me comparte Fernanda.

Reseña: LA PIEL DE VENUS

UNA PUESTA EN ESCENA QUE EMOCIONA

Por Viridiana Nárud @viridianaeunice*

Pocas veces, admito con tristeza, una puesta en escena me emociona. Creo que el arte expresa sentimientos, a pesar del concepto. En mi experiencia suele pasar que una dirección puede ser opacada por la pretensión del director exigiendo de sus actores virtuosismo o, por el contrario, la emoción se encuentra alejada de una buena dirección. Es difícil encontrar el equilibrio. Así que como espectadora me paso mis jornadas teatrales con un sentimiento de carencia. Como si el teatro me debería algo. Cuando el teatro seduce, encanta y quiere un poco más de ello. Es un juego de seducción.

“La piel de Venus” es una obra escrita por David Ives y dirigida por Angélica Rogel. El texto está basado en la novela de Leopoldo von Sacher-Marsoch, “La Venus de las pieles” (1870), la cual causó polémica no sólo por su contenido erótico sino porque se presume que los pasajes en donde el personaje Severin le pide a Wanda ser vejado y maltratado, fueron autobiográficos. Gracias a este autor tenemos el termino masoquista.

La obra de Ives habla de un dramaturgista, interpretado por Gerado Trejoluna, quien toma el texto de Marsoch y, mientras se encuentra desgastado por no encontrar una actriz digna del personaje de Wanda, aparece una aparente actriz, interpretada Gabriela Zas, quien lo someterá a juegos de seducción y mentales. Los giros de tuerca en la dramaturgia son esenciales, uno no puede adivinar el siguiente paso del escritor, y se agradece ya que te mantiene en suspenso.

David Ives se encuentra alejado de condena acusatoria respecto a los roles de género, el masoquismo o perversines. La obra simplemente muestra y cuestiona a los personajes que, pareciera, se han mezclado con la vida de los actores. Este juego no sería posible si no fuera gracias a la dirección de Rogel, quien es capaz de entender el ritmo y atiende las necesidades del espectador, que no son más que el mantenerse al vilo de la butaca.

Las actuaciones de Gerardo Trejoluna y de Gabriela Zas emocionan. Fluyen permitiéndonos jugar con ellos. “La piel de Venus” es un juego en donde la realidad y la ficción se funden entre los personajes, los actores y los espectadores. Uno se pregunta: ¿quién está viviendo realmente esto?, ¿el actor?, ¿el personaje?, ¿me he encontrado en esa posición? ¿Quién soy?

LA PIEL DE VENUS
Autor: David Ives
Dirección: Angélica Rogel
Elenco: Gabriela Zas y Gerardo Trejoluna
Compañia: Petit Comité y Pispirispis producciones
Duración: 110 min.
Género: Drama
Función apta para mayores de 18 años.
Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc, Metrobús Reforma)
Viernes martes y miércoles, 20:00 horas. del 6 de febrero al 14 de marzo
Costo: $141 entrada general. 50% de descuento, sujeto a disponibilidad y limitado a estudiantes de nivel básico, maestros, personas con discapacidad, trabajadores de gobierno e INAPAM con credencial vigente. ***Aplican restricciones

* Escritora por necesidad, teatrera por convicción. Ha trabajado como directora, dramaturga y productora teatral, ha presentado obras en foros alternativos como: El Trolebús Escénico, Foro Shakespeare, Pandeo, Lucerna… Muchas veces se ha preguntado el por qué habría de escribir. Llegó a una conclusión: la realidad no le es suficiente. Cree que el mundo exterior tiene que ser revelado a través de esclarecimiento de las ideas y por ello el ejercicio de la crítica es fundamental. Egresada de la Escuela de Escritores SOGEM.

**El texto publicado es responsabilidad de su autor.
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Reseña BARATARIA: ESTADO DE MÉXICO

Gobernada por un hombre que en su vida ha leído un solo libro

Por Viridiana Tovar (@albusviridi)


Mientras me acomodaba en una butaca con mi acompañante, junto a los doscientos espectadores que recibió la noche de reestreno esta obra, alguien grita: “¿En cuánto está la canasta básica?”… silencio incómodo, murmullos, todos con cara de “claro que lo sé pero ni modo que me pare y lo diga” y finalmente una señora valiente entre las decenas de mexicanos que ignorábamos por completo la respuesta, grita: “34 pesos”; a lo que siguió una carcajada entre la multitud, más caras de desconcierto, el señor de al lado que entre dientes murmuraba -nunca supe a quién- algo como: “…por favor, si la libra está en treinta y el dólar todavía más caro…”. Yo quería hundirme cada vez más en mi asiento, primero por la pena de no tener la más =!/&/%$ idea y luego porque al parecer nadie a mi alrededor la tenía. No hubo mejor manera de retratar el panorama de México, 2018: ELECCIONES.

¡La isla Barataria está en barata, últimas rebajas, rebaja sobre rebaja! Gobernada por un hombre que nunca en su vida ha leído un solo libro, esta ínsula es trasladada al Estado de México entre los tintes de Miguel de Cervantes en el maravilloso mundo del gallardo hidalgo, Don Quijote de la Mancha; donde su acompañante Sancho Panza gobierna de manera ilusoria dicha tierra y aún siendo aconsejado por el Quijote, su gobierno fracasa al exceder los propios límites y no ofrecer amparo alguno a sus habitantes. Dolorosamente esta isla ficticia para Sancho es la inquebrantable realidad de ciento treinta millones de personas y sus gobernantes no han tenido la humanidad que este personaje tuvo, al reconocer su mal gobierno y retirarse con las manos vacías.

Foro Shakespeare
Zamora 7, Condesa
Miércoles 20:30 hrs.
Del 31 de Enero al 9 de Mayo
Dramaturgia y Dirección: Benjamín Cann
Elenco: Norma Angélica, Dalilah Polanco, Natalia Madera, Andrea Guerrero, Carmen Madrid, Arantxa Marchand, Alejandro Calva, Omar Medina, Jorge Zárate, Rodrigo Murray, Pablo Valentín y Benjamín Cann.
Duración aproximada: 90 minutos
Boletos: $370

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JIMENA SALTIEL: DE LA DANZA AL TEATRO

Jimena Saltiel, bailarina y productora teatral habla sobre su contribución a que resurjan las emociones y la sensibilidad: Once Once Producciones.

POR JOHANA TRUJILLO (@jOtrujilloA)


Conocí a Jimena Saltiel por su ponencia en el Primer Coloquio de Teatro organizado por RECIO. Ella es la directora general de la productora teatral Once Once Producciones cuyo equipo de trabajo, además, está integrado sólo por mujeres.

Creció en el teatro y la danza gracias a que su madre, Arcelia De la Peña, era coreógrafa de los Timbiriche y tenía una escuela de ballet además de una empresa de producción para traer a México las mejores compañías de danza del mundo. Trajeron gran cantidad de danza internacional que los primeros años tuvieron localidades agotadas hasta que quebraron por una desvalorización de las artes escénicas.

Así, dejó la danza por el teatro, donde siempre había estado cerca, con la intención de seguir haciendo arte, seguir generando cultura pues “la cultura es importante para que resurjan las emociones y la sensibilidad porque lo que más buscamos es conectar con la otra persona, y no podemos conectar desde lo racional sino desde lo vulnerable, las emociones. Eso es lo importante y el arte nos lo puede recordar.” —dice Saltiel, licenciada en Historia del Arte, con una exitosa carrera interdisciplinaria, tanto sobre el escenario como en el ámbito de la producción, la enseñanza dancística, la creatividad escénica, la investigación académica, la coordinación editorial y la labor museística.

Su lema es: se hizo lo que se pudo con lo que había. Y en ese “había” puede estar el dinero, los egos artísticos, la falta de escucha, la falta de infraestructura en un teatro, etcétera. La paciencia, la perseverancia que aprendió de la danza, la necedad y la pasión en lo que hacen es lo que la ayudan a mantener a flote ese barco llamado Once Once Producciones: una productora que busca apoyar a nuevas generaciones de creativos así como a dramaturgos mexicanos. Considera que al público le gusta ir al teatro a reír o a ver una buena historia por lo que piensa en él en cada una de sus producciones. Intenta tener un compromiso fuerte con la calidad trabajando en teatros que sean agradables para quienes asisten.

Lidia con muchos egos y lo que llama “angustias creativas”, ese momento en que crear te genera angustia, “y muchas veces que la angustia de tener algo enfrente, en lugar de concentrarte en lo que te está angustiando se desplaza a otra cosa. Tenemos un actor preocupado por la utilería y en que si no tiene la cuchara con la que va a actuar no va a poder hacerlo. No, sí va a poder pero entiendo que se esté fijando en la cuchara porque le está dando su angustia creativa. Que en el fondo es: tengo terror de que estreno esto en tres semanas.”

También, trata de desconectarse después del trabajo para soltar el estrés, y de rodearse de un equipo en el que confíe, conformarlo de personas preparadas y apasionadas de su disciplina además de aportar a tener un gremio unido y colaborativo. Y en los momentos que siente que está perdiendo la esperanza se recuerda así misma: “Ya estuviste aquí, esto debe pasar y si no funciona vendrá otra producción de la que nos sentiremos más orgullosos”.

Once Once empezó con “Le Journal” con una temporada en el Foro Shakespeare gracias a un patrocinio que lograron conseguir para pagar la producción y al equipo, sin saber nada de producción teatral. Salieron tablas. Su siguiente proyecto fue “Wit” con el que ganaron un EFITEATRO que les aportó un millón cien de los un millón trescientos que habían solicitado. Una producción muy exitosa que les costó en total dos millones seiscientos, por lo que perdieron más de un millón de pesos generando una deuda que terminó de pagar dos años después.

Jimena es defensora del EFITEATRO, un estímulo fiscal para los contribuyentes del impuesto sobre la renta que otorga el Artículo 226 Bis de la Ley del Impuesto sobre la Renta, con el fin de apoyar a los Proyectos de Inversión en la Producción Teatral Nacional. ¿Por qué? Porque “EFITEATRO te obliga a replantear la producción desde un lugar mucho más profesional e incluso la misma convocatoria te lleva a reflexionar.”

De esa experiencia con “Wit” aprendió que trabajar por proyecto no es redituable. Con su socio vieron que una vía de crecimiento era el volumen para hacer una infraestructura de empresa, con costos bases fijos que pudieran tener proyectos exitosos y otros fallidos cobijándose los unos a los otros. Fue gracias a que comenzaron a diversificar y aliarse con otros, que podían tener más proyectos y generar más taquilla. Aunque su primer EFITEATRO resultó en un fiasco económico, supieron aprovecharlo para crear una estructura de empresa, dar continuidad a su proyecto sin temor a perder ese u otros apoyos privados o gubernamentales. Y por eso considera que Once Once es un caso de éxito.

¿Cómo podemos tener más casos de éxito en México? Jimena tiene una hipótesis: generando estructura de empresa, que generen redes de empresas que a su vez generen una industria que a su vez generen recursos. “Yo creo que si pensáramos menos como artistas y más como empresarios creceríamos, sin dejar de ser artistas ni prostituir nuestro arte. Tenemos que dar el siguiente paso: crear empresas, micro pymes.”

Cuando le pregunto su opinión sobre las recientes noticias de abuso sexual en Hollywood y lo que sucede en México, me comparte que nunca ha visto ni le ha tocado vivir en la profesión un acoso sexual. “Me parece deplorable de cualquier forma de abuso de autoridad, hacia un hombre o hacia una mujer en el medio que sea. Creo que aunque ahora está el escándalo en el medio del espectáculo, esa no es la discusión real. Eso ha dejado ver el panorama mundial. No es un problema del gremio es un problema del mundo. Lo que está muy bien es usar la voz que tenemos desde el espectáculo, sobretodo desde las actrices que son las más visibles. Es importante que se usen esos micrófonos porque son más escuchadas, y si salen a hablarlo, tal vez a una niña que lo está viviendo en su casa o escuela, por lo menos está viendo decir a alguien “no te dejes””