LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD

LA CONSTRUCCIÓN DE LAS IDEAS

Por Óscar Alberto Fontana* (@fontanaoscar)

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1939, transcurre la segunda guerra mundial. Sigmund Freud está a pocos días de fenecer víctima del cáncer bucal que padece. C.S. Lewis – conocido novelista cristiano – acude a su estudio para sostener una charla y poner sobre la mesa un turbulento tema: La existencia de Dios.

Mark St. Germain escribe “La última sesión de Freud” basándose en un texto del Dr. Armand M. Nicholi, Jr . (profesor de psiquiatría), tomando como objeto de debate, la creencia religiosa del novelista cristiano C.S Lewis. La premisa que se propone, resulta, en primera instancia, brutalmente provocativa para cualquier persona, amén de ser un campo fértil para el desarrollo de un atractivo conflicto; sin embargo – y sin restar el valor estético que confiere al texto, producto del paralelismo que se logra entre el caos de la segunda guerra mundial y la batalla que viven estos personajes al interior del consultorio– no consigue que el conflicto logre emerger. El montaje nos invita a ser testigos de una serie de diálogos que buscan exponer argumentos para probar la existencia o la no existencia de Dios. Que el texto resulte fallido, es, hasta cierto punto, bastante lógico, ya que “La última sesión de Freud” no fue concebido originalmente por Armand Nicholli como un texto dramático, sino como la derivación de un estudio acerca de Sigmund Freud.

A pesar de que el argumento puede resultar cansado para el espectador, es necesario destacar el impecable trabajo de Sergio Klainer y Darío T. Pie. Es plausible la comunicación que sostienen en escena y la naturalidad con la que trabajan hace que el espectador se muestre interesado en lo que está viendo.

Otro de los valores que es necesario destacar, es la estética y la propuesta realista que José Caballero nos ofrece para nutrir la atmósfera bélica de los de finales de los años treinta, internándonos en el estudio de Freud y bajo la tensión constante producto de la guerra que se estaba viviendo.

“La última sesión de Freud” asume un riesgo enorme, pero con la certeza de que logrará un éxito como lo está siendo, y no es para menos, porque aunque el texto no sea del todo bueno, la marquesina anuncia una reyerta muy atractiva que inevitablemente anima al público a ocupar las butacas del teatro helénico y así disfrutar del trabajo de dos grandes actores.

LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD
De: Mark St. Germain
Dirección: José Caballero
Con: Sergio Klainer y Darío T. Pie
Hasta el 17 de abril
Viernes 19:00 y 21:00Hrs , sábados 18:00 y 20:30, domingos 17:00 y 19:00.
Centro Cultural Helénico
(Av. Revolución 1500, col Guadalupe Inn)
Foto: Secretaría de Cultura

*Actor / Dramaturgo / Teatrista

Facebook.com/oscaralfontana

EL JUEGO QUE TODOS JUGAMOS

EL PODER DE DAR VIDA A UN TEXTO DRAMÁTICO

Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

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“El juego que todos jugamos” de Alejandro Jodorowsky, hace una crítica a la sociedad y trata de despojar a los seres humanos de máscaras sociales que han sido impuestas. Es un esfuerzo por hacer caer al espectador en razonamientos obvios para despojarlo de la comodidad e invitarlo a ser feliz y honesto. Alejandro Jodorowsky guía al espectador a una verdad impuesta por el autor. Arrebata la voluntad al público ya que, como un libro de autoestima, nos dice los pasos a seguir para una vida feliz. No ayuda a la reflexión y catarsis del espectador, sino como una “Madre castradora” nos dice el rumbo a seguir.

La obra fue montada en el año 1970 y el título se debe a un libro del famoso psicoanalista Eric Berne, Games People Play. Jodorowsky se dio a conocer en nuestro país por los riesgos que tomaba en la dirección y puestas en escena. Ha quedado como un mito debido a su papel como fundador del “Movimiento Pánico” junto a Fernando Arrabal y Roland Topor. Aún se cuentan las historias de los daños psicológicos que tuvieron algunos de sus actores y los asombrosos espectáculos, que como relatos urbanos, han sobrevivido en el imaginario del público.

Cuarenta y cinco años después los productores Jesús González y Jimena Marín deciden montar nuevamente la obra con la dirección de Rodrigo Mendoza, con actuaciones de Daniela Luján; Dayamanti Quintana, Perla Encinas, Enrique Olmo, Alex Santos, María Ayuso, Francisco Vallejo, Luis Lesher y Sergio Suárez, las cuales resultan falsas y sobre actuadas durante toda la obra. Si bien es cierto que son ellos mismos interpretándose, pareciera un absurda encomienda ya que actúan a ser ellos.

Al final de la obra uno de los actores dice: “El teatro necesita verdad”. Entonces ¿por qué no se muestran verdaderos y honestos en escena? ¿Por qué montar una obra en donde el texto, la honestidad y replanteamiento de valores predomina y terminar haciendo un teatro falso y lleno de clichés?

La tarea de un director es dar vida a un texto dramático a través de una postura estética e intelectual. Él es el encargado de articular un discurso en el cual la escenografía; iluminación, actuaciones, diseño sonoro, vestuario, etc., deben dialogar entre ellos. Este diálogo permite a los creadores escénicos tener una postura dentro de una obra. Sin embargo, cuando el director no tiene un discurso más que el texto, entonces las deficiencias se ven en la puesta en escena ya concluida.

A pesar de que “El juego que todos jugamos” cuestiona a través del texto de Wilhelm Reich al “hombre pequeño”, por tener una vida sin opiniones propias, el director se muestra sin una opinión, ni postura ante el arte teatral. Tener como respaldo un texto de Jodorowsky, no hace de los participantes unos rebeldes de la escena. Por el contrario, hace evidente sus deficiencias.

Esta puesta en escena carece de una postura visual unificadora; la escenografía, la iluminación, las actuaciones, los números musicales… se muestran todos como hechos aislados que no permiten un desarrollo natural de la ficción o propuesta dramática. Ni el texto ni la dirección resultan provocadores o transgresores en la actualidad. Por el contrario, son pasados de moda.

Hago una atenta invitación a Rodrigo Mendoza a cuestionarse, ¿Por qué un espectador debe sentarse más de dos horas en un teatro para ser vilipendiado por nueve actores y ser llamado ‘hombre pequeño’? Entiendo la postura del autor, quien es conocido por sus libros como ‘Evangelios para sanar el alma’ donde dicta respuestas para una vida mejor. También sé de sus actos psicomágicos que intentan sanar el alma. Alejandro Jodorowsky, tiene una postura, se puede estar en desacuerdo o no. Rodrigo Mendoza, no tiene una postura ante el poder de dar vida a un texto dramático.

“El juego que todos jugamos” es un título poético que no deja esa amarga sensación del sin sentido de la existencia humana. Lástima que esa poesía no pueda ser transmitida en una puesta en escena.

Dónde: Teatro López Tarso, Centro Cultural San Ángel. Av. Revolución S/N.
Dramaturgia: Alejandro Jodorowsky.
Dirección: Rodrigo Mendoza.
Actuaciones: Daniela Luján; Dayamanti Quintana, Perla Encinas, Enrique Olmo, Alex Santos, María Ayuso, Francisco Vallejo, Luis Lesher y Sergio Suárez, las cuales resultan falsas y sobre actuadas.

OÍR AULLAR UNA VEZ A LOS LOBOS

¿Qué tan fuerte aúllan tus lobos o cuántos cuervos rodean tu corazón?
Fredo Godínez

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I
¿Cómo escribir una reseña de una obra que ya ha sido comentada bellamente por Nicolás Alvarado? ¿Cómo hablar de los problemas de una relación de pareja, cuando hace rato no sé nada acerca del tema?

Mi reproductor musical suena, la gente duerme y yo intento escribir este texto. De pronto, Natalia Lafourcade canta: “y lo que hablamos ahora ya no es el mismo idioma ni razón”. Magia. Encontré mi punto de partida.

Soy de los que cree que uno llega a cierto cuadro, a cierto libro o a cierta puesta en escena por búsqueda temática o por necesidad sentimental. Particularmente me llama la atención aquella expresión artística que busca confrontarme con el tema de pareja, me es tan atractivo al mismo tiempo que incómodo; me es tan necesario y a su vez pongo kilómetros de distancia “porque es imposible borrar las cicatrices de amar y no saber soltar”.

Recuerdo que cuando fui a ver “Oír aullar una vez a los lobos” me maravilló el tema y la forma en que José Alberto Gallardo lleva al espectador por donde se le antoja y como Jessica Sandoval y Francisco Rubio logran que uno se convierta en alguno de ellos.

II
Pero ¿de dónde se origina todo?, creo, supongo que de la siguiente forma: una noche o día cualquiera José Alberto Gallardo entra a una librería y se encuentra frente a la novela “La mujer zurda” de Peter Handke; la lee, se apropia de ésta, se confronta, la digiere y decide jugar con la obra –pues ya es suya–, al ponerla a hablar en el idioma que más se le facilita a José Alberto: el Teatro. Empresa harto complicada, pero Gallardo tiene un don: es un artesano de la conversación y del lenguaje.

La novela de Handke –escrita en 1976– retrata la fallida comunicación que existe en una pareja de clase media, pero sobre todo hace hincapié en el sufrir de la mujer: no puede y no sabe cómo comunicarse con el otro, en este caso: su esposo. José Alberto Gallardo toma lo esencial de la novela de Handke y la adapta a la realidad de una pareja mexicana de clase media y al entorno cultural del dramaturgo; por eso Marianne es una artista plástica y Estefan un burócrata cultural. De entrada, dos entes que a pesar de pertenecer al mismo mundo, tienen distintos códigos y símbolos. Han unido universos por designios amorosos, pero siempre tendrán búsquedas e infiernos particulares. Como, estoy seguro, pasa en todas las relaciones.

Recurriendo a diversas herramientas escénicas, visuales y auditivas José Alberto Gallardo logra que tanto actores como espectadores se sumerjan en una suerte de tour de force mental y sentimental, el cual nos llevará a un espacio-momento donde las reglas del juego han cambiado sin darnos cuenta. Y la vida, en la mayoría de los casos, es así: imprevisible, intempestiva. Ese extraño momento de la vida donde nos percatamos que ya no somos lo que solíamos ser y que el otro también ha dejado de ser quien era. Y entonces ¿qué sigue?

Eso es algo que cada espectador tendrá que responder al confrontar su propia situación.

III
José Alberto Gallardo, a través de la puesta en escena, nos invita a recomprendernos para después reinventarnos y así seguir andando el camino que nos lleve a la meta o algún lugar parecido.

“Oír aullar una vez a los lobos” es una pieza teatral maestra y logra una combinación interesante entre el teatro y la danza; gracias a los talentos dramatúrgicos de José Alberto, los dancísticos y actorales de Jessica Sandoval, así como los propios de Francisco Rubio.

“Oír aullar una vez a los lobos” habla del individuo: sus anhelos, sus miedos y sus aciertos y como éstos pueden anularse o potencializarse al lado de su pareja.

IV
Si en la canción de Natalia Lafourcade los cuervos van por los restos amorosos del ser, en la obra de Gallardo los lobos aullando son, probablemente, esos pinches miedos hijos de su puta existencia que no nos dejan ser.

Por mi parte, sigo escribiendo y les dejo una frase, que más bien es un poema que viene muy al caso: “Nunca se está junto a otro,/ sólo se va junto a otro.” (Pedro Ángel Palou).

“Oír aullar una vez a los lobos”
Dramaturgia y dirección: José Alberto Gallardo.
Reparto: Jessica Sandoval y Francisco Rubio.
Un Teatro: Nuevo León #46, Col. Condesa (Frente al Parque España).
Sábado 8:00 P.M y domingo 6:00 P. M hasta el 6 de marzo.

CONTRACCIONES

UNA EMPRESA PUEDE ARREBATAR EL ALMA

“La tristeza de un alma es expresada en la belleza de las cosas”. Alex Gibney

Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

CONTRACCIONES

En una sociedad donde el silencio y la falta de empatía imperan, tal vez sea necesario observar los pequeños detalles para entendernos con el otro, como observar aquello que expresa su cuerpo. El cuerpo no miente, dice un viejo dicho.

Todas las tardes, a las seis de la tarde, que camino por la avenida Insurgentes, puedo ver un desfíle de lo que he nombrado “la marcha zombie”. A esta hora todos los godinez salen de sus oficinas para regresar a sus casas. La mayoría de las personas parten apresuradas con audífonos puestos, su mirada fija en su celular, su cuerpo comprimido. No desean el contacto humano, sin embargo, se pasan -la mayoría de las veces- en facebook tratando de mostrar su “maravillosa vida” dentro y fuera de la oficina, jugando candy crush o, esperando el viernes para emborracharse con sus colegas de oficina.

Su trabajo, en muchas ocasiones ha absorbido su capacidad de interactuar con el otro. Por ello no es de extrañarse que las relaciones amorosas y amistosas se den dentro de la oficina. Pero ¿qué pasa cuando tu único medio de interacción -como la oficina- con el otro te impide relacionarte? Eso es lo que trata de abordar ‘Contracciones’ obra de Mike Bartlett (Reino Unido).

En palabras del director esta obra trata de demostrar cómo es que “las empresas desean tener el control absoluto de tus deseos y la vida de los empleados” ya que mejoran su productividad. El tema resulta sumamente interesante para todos aquellos que trabajan para grandes corporativos transnacionales o burócratas que han perdido su vida, literalmente, en sus puestos de trabajo.

La gran tarea del director en esta obra es acercar esta problemática, que pareciera lejana, a un país como el nuestro. ¿Por qué parece lejana? Debido a la falta de empresas trasnacionales que permitan la fácil contratación. Para pertenecer a una de estas empresas y tener grandes oportunidades de crecimiento económico y profesional, como mexicano, debes haber estudiado en alguna de las grandes escuelas privadas en México. Con grandes, me refiero a su alto costo.

Una de las principales problemáticas de la obra es la falta de empatía con espectador, y no es por la dramaturgia. La elección del director de mostrarnos un diseño escenográfico que no es funcional debido a que entorpece la visión del espectador, sin lograr dibujar un mundo que genere un símbolo, hace que la fuerza dramática de los personajes se pierda conforme transcurre la obra. También los trazos de dirección son poco afortunados aunque logran una coreografía entre las actrices. Realmente estos trazos no dicen mucho en acciones que dialoguen con la vida interna o externa del personaje.

La iluminación se encuentra llena de matices que hablan de la vida interior del personaje, es parte esencial para comprender qué les sucede. En las actuaciones nos enfrentamos ante una Aída López, quien ya hemos visto en diferentes puestas en escena, demasiado técnica. Es una actriz que se repite a sí misma, empero, es necesario mencionar que esa rigidez actoral permite que este personaje “de la gerente” se vea nutrido y adecuado en escena. En el caso de Carmen Mastache vemos a una actriz entregada, que ha sabido matizar los estados de ánimo por los cuales su personaje habita, llevando al espectador a un viaje donde la soledad de este espíritu y desolación, acompañado de humor negro, prevalecen.
En una dramaturgia tan interesante como la que se nos presenta en “Contracciones” sería necesario poner atención en el silencio de aquello que no es nombrado, como esa falta de voluntad en las personas a cambio de dinero. La historia detrás del arte. Por ejemplo, la muerte de Young, trabajador de Foxconn, quien se suicidó por haber perdido un iphone dentro de la empresa.

El arte expresa con belleza la tristeza de las cosas, y aunque existen problemáticas en esta obra debido a la dirección de Alejandro Velis, no está demás verla y ver cómo una empresa puede arrebatar el alma, voluntad y amor a las personas.

CONTRACCIONES
Dirección: Alejandro Velis
Dramaturgia: Mike Bartlett.
Con: Aída López y Carmen Mastache
Funciones: Lunes y Martes 20 hrs. Hasta el 23 de febrero.
Dónde: Teatro El Granero de Centro Cultural del Bosque. Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n, Paseo de la Reforma, Miguel Hidalgo, 11560 Ciudad de México, D.F.
Boletos en Ticketmaster.

MI PAPÁ NO ES SANTO NI ENMASCARADO DE PLATA

“Lo popular no conoce el deseo, sólo placeres.” Roland Barthes.
Por Viridiana Nárud @viridianaeunice

mipapahelenico

El Foro la Gruta se encuentra ubicado en una de las colonias más caras del Distrito Federal. La Guadalupe Inn, está cerca del centro de San Ángel, la Parroquia de San Sebastián Chimalistac, entre otros. Si uno conoce bien la zona, sabe que estos barrios no son populares y sí muy exclusivos. Así que la idea de esta producción sobre generar un “teatro de barrio para el barrio” es poco congruente. Tal vez el eslogan más correcto sería: “hacer teatro en los barrios en búsqueda de institucionalizarse”.

En teoría la obra trata de Axel y David, dos jóvenes quienes se preparan para ser boxeadores. El padre de Axel ve reflejado en su hijo su pasado y sus miedos. David, un joven graffitero quien quiere conocer quién es su padre, es entrenado por su madre quien le esconde la identidad de su padre. La realidad es que vemos a un padre agresivo, melodramático, que lastima a su hijo Axel para que gane, cosa que nunca sucede. Me pregunto, ¿cómo un boxeador que siempre pierde puede llegar a las finales? También, en medio de la nada se nos es revelado la historia de amor entre los padres de estos dos muchachos, así como un secreto que jamás fue esperado por el espectador.

Si bien es cierto que “Mi papá no es santo ni enmascarado de plata” se creó en los talleres que se imparten en Carretera 45, ubicado en la Obrera, esta obra no pretende realmente un encuentro con los jóvenes del barrio. De ser así, su reestreno hubiese sido en una zona marginada y con precios más accesibles. Esto es sólo para señalar la falta de congruencia por parte de sus creadores.

Por otro lado, se nos vende una obra donde la liberación del yugo paterno y materno es el centro de la trama. Por lo que estos dos jóvenes deben de luchar en contra de todas las normas sociales establecidas para lograr su propia identidad, superando así la pobreza y los ideales que sus padres tienen respecto de ellos. Por ello el ring, el box, para mostrar la lucha entre dos cuerpos en igualdad de circunstancias y liberarse de toda atadura.

Sin embargo, esto jamás sucede en escena ni en la dramaturgia. El texto de Antonio Zuñiga es endeble, puede ser golpeado por todos lados, y no podrá sostener una estructura ya que no rompe con ningún paradigma. En la realidad, lo que nosotros vemos en escena son a dos jóvenes poco relacionados con el box y el graffitti; una historia de amor entre una mujer y un hombre que jamás se nos anuncia a los espectadores, cuerpos flojos que no tienen idea del combate escénico. Todo, absolutamente todo, aparece, se conflictúa y resuelve de manera fortuita. No existen personajes humanos enfrentándose a su humanidad ni a todas estas dudas que conlleva el dejar el barrio, oponerse a sus padres y ser uno mismo.

La puesta en escena es poco arriesgada, y eso se muestra en su escenografía que expone un gimnasio de box típico con graffitis de película gringa. Hubiese sido necesario que el grupo de creativos en esta obra hiciera un estudio de lo que es en realidad el mundo del boxeo, el graffiti, la existencia humana y el barrio. No por hacer teatro o impartir un taller en el barrio te hace conocedor del barrio.

Mi papá no es santo ni enmascarado de plata
Dirección: Sixto Castro Santillán.
Dramaturgia: Antonio Zuñiga.
Elenco: Erandeni Durán, Christian Cortés, Julian Estreada, Dravid Bravo o Alexis Briseño.
Diseño de escenografía e iluminación: Natalia Sedano.
Sábados y domingos 13:00 hrs
Hasta el 28 de febrero
Foro Carretera 45 Teatro
Juan Lucas de Lassaga No. 122. Col. Obrera.

LA GAVIOTA

EL VUELO DE LO HUMANO

Por Óscar Alberto Fontana (@fontanaoscar)

LaGaviota

Escrita en 1896, “La gaviota” del autor soviético Antón Chéjov, es un referente indiscutible del teatro realista del siglo XIX. En esta (como en todas sus obras) confiere a sus personajes de un inquietante universo interno, y en consecuencia, un flagrante desafío para los actores que buscan interpretarlo. Chéjov pone en evidencia con esta pieza, las inagotables carencias que el ser humano posee, y su evidente imposibilidad para lidiar con ellas. De tal suerte que para entenderlo mejor, habría quizá, que tener en cuenta la forma en la que estaba estructurado su pensamiento: “Todo el sentido y todo el drama del hombre se encuentran en su interior y no en sus manifestaciones exteriores”.

Después de más de una década de haber sido dirigida por Iona Weissberg, Diego del Río decide adaptar el texto y emprender un ambicioso vuelo. Su dirección pretende hacer más asequible la obra de Chéjov al público; sin embargo la adaptación (en ocasiones) se torna pesada y la dirección no colabora a que esto no suceda. La idea de tener a los actores visibles al público la mayor parte del tiempo, atrae ineluctablemente el foco, generando una fuga de atención a lo realmente importante: la acción en escena. El recurso rompe todo el tiempo con la convención y segmenta la atención en el espectador. Es plausible el riesgo que toma Del Río con este recurso, sin embargo en una obra de dos horas se vuelve un largo y fatigoso viaje para el público, amén de no resultar tan efectivo. El manejo del tiempo es otro de los aspectos que han sido descuidados por la dirección, resulta poco creíble que después de dos años donde los personajes han sufrido cambios significativos en sus vidas, se perciban exactamente igual que al inicio; aspecto que no debe pasarse por alto en una obra de tales características.

En lo que respecta a la escenografía, Auda Caraza y Atenea Chávez, proponen un espacio casi vacío donde sólo vemos un ropero blanco que al inicio hace las veces del escenario; sin embargo la propuesta no sitúa la acción en ninguna parte. Por desgracia, ésta no coadyuva a que la obra se torne interesante, de modo que resulta cansado un escenario que se mantiene inmóvil todo el tiempo, y que bien podría – debido a su naturaleza- establecer un diálogo más estrecho con el argumento y con los personajes.

En lo correspondiente al trabajo actoral, se percibe en equilibrio. Odiseo Bichir propone un Sorin macilento y abatido por la enfermedad; mientras que Blanca Guerra, construye – por segunda ocasión- a una consagrada actriz que desdeña la tediosa vida campirana. En lo que respecta a Mauricio García Lozano, logra un Trigorin a la medida de las exigencias del texto: un personaje lleno de inseguridades, de discordias y frustraciones que va develando furtivamente. En general, el reparto logra un trabajo digno de reconocimiento.

“La gaviota” sigue resultando sumamente actual, anacrónica, a pesar del paso del tiempo. Quedará para siempre a la disposición de quienes deseen llevarla a escena en distintas épocas y circunstancias, recordándonos que somos tan vulnerables como humanos: inermes siempre al menor estímulo.

LA GAVIOTA
De Antón Chéjov
Dirección y adaptación: Diego del Río
Elenco: Blanca Guerra, Odiseo Bichir, Mauricio García Lozano, José Sampedro, Paulette Hernández, Adriana Llabrés, Carlos Valencia, Pablo Bracho, Pilar Flores del Valle.
Funciones de lunes a sábados 20:30 Hrs, domingos 18:00Hrs.
Hasta el 08 de Enero
Teatro principal del Foro Shakespeare
(Zamora 07, Col Condesa)

*Actor / Dramaturgo / Teatrista
Facebook.com/oscaralfontana
oscar.fontana@distritoteatral.mx

BESTIARIO HUMANO

PRIMERA PARTE DE UNA TRILOGÍA

Nuestra lealtad es para las especie y el planeta. Nuestra obligación de sobrevivir no es sólo para nosotros mismos sino también para ese cosmos, antiguo y vasto del cual derivamos.
Carl Sagan.

Por Viridiana Nárud

Bestiario

“Bestiario Humano” pertenece a una trilogía llamada Biótica, la cuál, en palabras del director y autor Diego Álvarez “analiza la relación entre el hombre y el resto de las especies del planeta. El objetivo es explicar la extinción masiva que sucede hoy en día desde una perspectiva social, política y biológica. “
Para entender esta obra debemos saber que es el resultado de un proceso de investigación por parte del grupo Principio: investigadores escénicos. “Bestiario Humano” es la primera parte de la trilogía y como tal se notan las bases para la evolución de éste trabajo.

En “Bestiario Humano” aún encontramos la relación que tiene el autor entre el mundo narrativo y el postdramático (entendiendo que la teoría del postdrama trata de restar importancia al texto de la obra). En esta primera parte de la trilogía encontramos un texto documental y ficcional que trata de denunciar y hacer reflexionar al espectador a través de la enunciación y denuncia de las guerras que han vivido países oprimidos como el caso de África. Esta denuncia se complementa con la ayuda de un dispositivo multimedia creada por Daniel Primo.

Lo que vemos en “Bestiario Humano” es la búsqueda del autor de su propia identidad. Ya que todavía en esta primera parte de la trilogía existen puntos donde la obra cae y pierde el ritmo. Como en los casos en que las actrices comienzan a enunciar las fechas de las guerras o lo que ha sucedido en la historia de estos países. Algo que en “Animalia”, segunda parte de la trilogía, se encuentra más madura ya que el texto pierde importancia y es el dispositivo escénico el que tiene la fuerza narrativa.
Si bien es cierto que el exceso de información hace que al público se le dificulte entender la obra, ya que no sólo son las actrices que en ocasiones manifiestan la historia sino también el dispositivo multimedia, que de la mano de estas mujeres, proyecta fechas e imágenes de los países oprimidos. Estas proyecciones no permiten leer todo lo acontecido.
La fuerza resurge y el ritmo se levanta cuando el discurso de estos investigadores se une. Esos momentos son los aquellos donde el texto se encuentra casi aniquilado y abren paso a las imágenes y sensaciones generadas por las actuaciones; la multimedia, la iluminación y el diseño sonoro.
Cabe mencionar que el diseño sonoro a cargo de Isai Flores, se encuentra bien pensado y no se parece el sonido como algo externo a la obra sino un complemento de ella. Lo importante en esta obra no es el conflicto, sino todo el mecanismo escénico generado por este grupo de investigadores. Su importancia radica en que tratan de generar nuevos canales de comunicación con el espectador dejando atrás el modelo clásico de la narrativa teatral.

Como director, Diego Álvarez, aún muestra incomodidad al presentarse en espacios más grandes –como el Teatro Sergio Magaña o el Juan Ruiz de Alarcón– que los alternativos Teatro La Capilla y el desaparecido Foro El Bicho. Esto se nota en cómo los actores transitan el espacio y se ven perdidos en ocasiones. Sin embargo, siempre es interesante ver la evolución de este joven director que crece con cada obra. Ya que en cada proyecto del joven director muestra el resultado de sus reflexiones en las investigaciones.

Por otra parte, es necesario denunciar que las jóvenes compañías que se presentan en el Teatro Sergio Magaña, encuentran grandes dificultades para atraer audiencia no sólo local sino externa. Esto se debe no sólo a los malos tratos de las personas en taquilla, quienes casi siempre se encuentran malhumoradas, sino también a la mala difusión o inexistente por parte de este espacio y el Sistema de Teatros.

Existe una realidad en el teatro independiente mexicano, las becas o apoyos institucionales o por parte de fondeadoras no son suficientes. Así que estas jóvenes productoras no pueden invertir en publicidad para atraer nuevos espectadores. El teatro Sergio Magaña, pareciera ser habitado sólo por los trabajadores, aventureros o amantes del teatro que se atreven a ir hasta Santa María la Ribera. Es necesario que los habitantes de esta colonia creen lazos con un espacio cultural y deseen ir a él. Esto se logra a través de programas culturales que rehabiliten este espacio y que los costos para sus habitantes sea más accesible.

El teatro necesita espectadores y sistemas que lo apoyen. Así se crea una cadena que apoya a toda una comunidad teatral y social.

BESTIARIO HUMANO
Dramaturgia y dirección: Diego Álvarez Robledo
Elenco: Veronica Bravo, Rosalba Castellanos, Sofía Sylwin, Miriam Romero y Lucía Uribe.
Dispositivo multimedia y videoproyección: Daniel Primo.
Escenografía e iluminación: Diego Álvarez Robledo.
Música y diseño sonoro: Isaí Flores.
Teatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, Santa María la Ribera)
Hasta el 6 de diciembre
$132 general

ENAMORARSE DE UN INCENDIO

O LA GRAN METÁFORA DEL AMOR 

Fredo Godínez (@AlfiePingtajo)*

enamorarse
 

Imaginen una escena: un día cualquiera, quizá domingo; uno de sus hijos o sobrinos les pide que les describan o definan qué es el amor y qué es lo que puede amarse. ¿Qué le dirían? Supongo que alguna pregunta similar se planteó Eduardo Pavez Goye al escribir “Enamorarse de un incendio”.

Para entender el origen de “Enamorarse de un incendio”, habría que entender –pienso- las raíces de las que se alimenta el autor. Pavez Goye es un artista en la extensión de la palabra y no ha tenido miedo a experimentar y caminar por todas las expresiones posibles. De origen chileno, ha ganado seis veces consecutivas la Muestra Nacional de Dramaturgia y ha sido publicado tanto en su país de origen como en México, además de contar con obras traducidas al inglés y alemán; sus obras han sido montadas en Chile, Alemania y Estados Unidos. Es Fundador del colectivo teatral: “Profeta/Paranoia” y ha sido becario del Goethe Institut y del International Theater Institut. Ha sido guionista en su país para diversos canales y como audiovisualista ganó el Festival In-Edit 2010 en la categoría de corto documental. Si todo esto no fuera suficiente, es vocalista de la banda: Tenemos explosivos (una agrupación post-hardcore que tiene por objetivo retratar la realidad y el descontento social del pueblo chileno); ha publicado en línea su primera novela: “Las neuronas espejo” que consta de cien partes. También cuenta con portafolios fotográficos como: ‘Campos de batalla”, que de una u otra forma dialoga estéticamente con muchas de sus propuestas artísticas pues en todas está presente el descontento social y el amor por la patria.

“Enamorarse de un incendio” es una obra que bien podrían ser tres micro-obras, debido a su independencia; pero que al mismo tiempo son un todo, gracias al gran vaso comunicante: el amor. En esta puesta en escena el amor es visto o señalado desde todos los posibles puntos de vista: el amor familiar, el amor de pareja, el amor a uno mismo, el amor a un objeto, etc. Porque el amor es, quizá, un acto de fe: sabemos que existe porque creemos sentirlo y verlo, aunque nunca hayamos podido tocarlo ni sepamos a ciencia cierta cómo definirlo. La obra es una suerte de tour de force para el espectador, pues irremediablemente, en alguna de las historias que componen la obra uno corre el riesgo de verse reflejado y forzosamente somos invitados a la reflexión. Nos arranca risas y al mismo tiempo nos golpea o nos remueve algún recuerdo. Por otro lado, los actores son sometidos a un ejercicio interesante y por demás exhaustivo: interpretar tres historias que van cambiando constantemente. Si una novela fragmentada es complicada en su lectura; como actor ha de ser un reto importante participar en una puesta en escena que conlleve dicha exigencia. Hablar de amor pareciera ser algo común, trillado, sin embargo es un tema universal y el chiste recae –pienso- en la capacidad que se tenga para abordar el tema. Pavez Goye rompe las formas de abordarlo y sale avante.

Aparte de ofrecer una nueva visión acerca de cómo hablar del amor, Pavez Goye juega sin chistar con todo y pone a dialogar a cada una de sus experiencias artísticas. El espectador se enfrentará ante una pantalla, donde se proyectará toda la obra, alterando así la forma en que se ve el Teatro; otro detalle interesante -un poco por el espacio del foro y otro por la estética propuesta- es que uno ve a los actores cuando salen de cuadro, generando la sensación de estar presenciado la grabación de alguna serie o telenovela; de pronto, entonces el escenario teatral se convierte en foro televisivo.

“Enamorarse de un incendio” es una propuesta muy atractiva. Y deja en claro la amplio calidad actoral que tiene todo el elenco: Verónica Merchant, Itari Marta, Hamlet Ramírez y Luis Miguel Lombana.

El acierto de tener este tipo de propuestas es, sin duda, de Itari Marta que un día -según me comentaron- coincidió con el polifacético autor en algún encuentro de dramaturgia en Chile y ahí se enamoró de su obra y busco ansiosamente generar algún trabajo en conjunto.

“Enamorarse de un incendio” se presenta los lunes y martes a las 8:45 de la noche en Foro Shakespeare y permanecerá hasta el 15 de diciembre. Los invito a que vayan y obtengan su particular respuesta sobre qué es y cómo se puede hablar del amor.

ENAMORARSE DE UN INCENDIO
Dramaturgia y dirección Pavez Goye
Reparto: Verónica Merchant, Itari Marta, Luis Miguel Lombana y Hamlet Ramírez.
Foro Shakespeare, Zamora 7, Condesa.
Lunes y martes 8:45pm
Hasta el 15 de diciembre

*Fredo Godínez es aprendiz de poeta, fotógrafo frustrado, adicto a la Coca-Cola y futbolista en FIFA para Xbox. Ha reseñado libros para periódicos poblanos y portales electrónicos como Sexenio-Puebla y Revista 360°, instrucciones para vivir en Puebla. Gestor cultural desde el 2007. Actualmente trabaja un texto dramatúrgico con la esperanza de algún publicarlo y montarlo. Habitante de la región más transparente, desde octubre de 2014 y desde entonces se ha vuelto un asiduo asistente al Teatro. En sus tiempos libres intenta conciliar el sueño.

MINUTOS ANTES

¿PARA QUÉ TE QUIERES CASAR?

Por Johana Trujillo A. (@jOtrujilloA)*

minutosAntres

Karla está a minutos de casarse con Genaro, el hombre con el que toda mujer sueña. “¿Para qué te quieres casar?” es una de las tantas preguntas latentes durante los quince minutos que dura la obra dirigida por Óscar Fontana y escrita por Francisco Rosado.

Minutos Antes saca las risas de los invitados a la capilla en la que se ha transformado el cuarto del Foro 9 de Teatro en Corto. Las situaciones que viven los dos personajes, sus recuerdos y sus dudas resultan divertidas, y al final siembran la reflexión: ¿Pasar el resto de la vida con alguien? ¿Sí o no?

Toda la vida es demasiado tiempo para vivir con dudas, así que ve a Teatro en Corto y descubre lo que sucede en la onceava temporada, y los quince minutos antes de que Karla (Maria José Magan. )y Genaro (Carlos Girón, ) tomen una decisión que cambiará sus vidas.

Minutos antes
De Francisco Rosado
Dirección Óscar Fontana
Reparto: Carlos Girón/Francisco Rosaldo y Maria José Magan/ Miriam Loza (alternando funciones)
Funciones jueves a domingo. Entre semana inician a as 7pm y los domingos a las 6pm. Seis funciones al día.
Teatro En Corto
Yosemite #40, Col. Nápoles
Hasta el 13 de diciembre.

* Diseñadora gráfica, egresada en 2007, con experiencia en difusión teatral. De 2009 a 2011 fue responsable de la difusión de las actividades de la Compañía Los Endebles A.C. y el Teatro La Capilla. De manera independiente ha realizado la comunicación y prensa de más de 15 puestas en escena. En junio-octubre 2012 fue asistente de difusión en La Matatena A.C. para el 17º Festival Internacional de Cine para Niños. En 2012 fundó Distrito Teatral.

ESPASMOS

LA NECESIDAD DE SER SINCERO.
Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

espasmos

“¿Te molesta que te digan la verdad?” Espasmos

Esta vez me atrajo la fotografía de una de las escenas de la obra. Me cautivaron las tonalidades de las distintas plantas que rodeaban a Viridiana Nárud, sentada en una silla. Me imaginé cómo aprovechó el espacio la directora.

“Espasmos” de Viridiana Nárud, tiene un personaje central, el secreto, que lleva a los reproches y los recuerdos de un amor que se perdió en el camino. Riad es oficial del régimen, el gobierno está matando gente inocente, incluso a músicos, y él es parte de eso. La nación de Vianela muere tras sus ideales.

Es la historia de amor entre Riad y Vianela. Es la historia de una mujer a la que se le acusa de espionaje. Es la historia de un hombre que amenaza de acusarla de traición. Es la historia de dos seres humanos que se distanciaron por las circunstancias políticas del país que habitan.

El montaje apuesta por la sencillez. La directora Idalí Osnaya se apoya de un escritorio de metal, dos sillas, una lámpara de escritorio y una serie de plantas y flores que rodean a los personajes. Todo lo anterior explota al máximo el pequeño espacio del Espacio Urgente 2 de Foro Shakespeare para lograr que toda la atención la tengan los actores Viridiana Nárud y Luis Ernesto Verdín. Cada acción que realizan los personajes está mesurada en sus movimientos corporales, nunca salen del círculo que delimita el espacio de una sala de interrogación. Apoyada por la iluminación, dejan al espectador con la sensación asfixiante de quienes se provocan y reprochan, pero también con la desesperación de saber qué será capaz de hacer uno a la otra. Recorremos con ellos su pasado y su presente.

“Espasmos” es la confesión de dos amantes que dicen que nunca se han enamorado, que amaron pero ya no pueden amar más.  Es la oportunidad para descubrir otra cara de los secretos del amor.

 

ESPASMOS
De Viridiana Nárud
Dirección Idalí Osnaya
Con Viridiana Nárud y Luis Ernesto Verdín
Viernes 8:45pm
Hasta el 27 de noviembre
Foro Shakespeare
Zamora 7, Condesa

Foto: Úlises Ávila

* Diseñadora gráfica desde 2007, con inquietud por escribir. Desde 2009 adquirió el hábito de ver teatro cuando estuvo a cargo de la difusión del Teatro La Capilla, después por el placer de ver a actores en vivo hacer historias realidad. Has visto más de 85 obras de teatro de 2009 a la fecha. Le gusta escribir breve. Es fundadora y Community Manager de Distrito Teatral.